Literatura
La obra maestra desconocida, el cuento breve de Balzac
I. Gillette.
A finales del año 1612, en una fría mañana de diciembre, un joven, pobremente vestido, paseaba ante la puerta de una casa situada en la Rue des Grands—Augustins, en París. Tras haber caminado harto tiempo por esta calle, con la indecisión de un enamorado que no osa presentarse ante su primera amante, por más accesible que ella sea, acabó por franquear el umbral de aquella puerta y preguntó si el maestro Françoise Porbus estaba en casa. Ante la respuesta afirmativa que le dio una vieja ocupada en barrer el vestíbulo, el joven subió lentamente los peldaños, deteniéndose en cada escalón, cual un cortesano inexperto, inquieto por el recibimiento que el rey va a dispensarle. Al llegar al final de la escalera de caracol, permaneció un momento en el rellano, perplejo ante el aldabón grotesco que ornaba la puerta del taller donde, sin lugar a duda, trabajaba el pintor de Enrique IV que María de Médicis había abandonado por Rubens.
El joven experimentaba esa profunda sensación que ha debido de hacer vibrar el corazón de los grandes artistas cuando, en el apogeo de su juventud y de su amor por el arte, se han acercado a un hombre genial o a alguna obra maestra. Existe en todos los sentimientos humanos una flor primitiva, engendrada por un noble entusiasmo, que va marchitándose poco a poco hasta que la felicidad no es ya sino un recuerdo, y la gloria una mentira. Entre estas frágiles emociones, nada se parece más al amor que la joven pasión de un artista que inicia el delicioso suplicio de su destino de gloria y de infortunio; pasión llena de audacia y de timidez, de creencias vagas y de desalientos concretos. Quien, ligero de bolsa, de genio naciente, no haya palpitado con vehemencia al presentarse ante un maestro siempre carecerá de una cuerda en el corazón, de un toque indefinible en el pincel, de sentimiento en la obra, de verdadera expresión poética.
Honoré de Balzac
0 Comentarios
Le puede interesar
La semilla, un libro de cuentos de Cristo Humberto Ortiz
En estos días, caminando por el centro de Valledupar, tuve la fortuna de encontrarme con un libro, arrumado entre montones y aguardand...
La feria del libro de Bogotá, a punto de empezar
Con un despliegue importante de escritores, ilustradores, poetas, editores, músicos, y Portugal como invitada, la XXVI Feria Internaci...
El río Congo, en todos sus estados y en cada palabra
Hay lecturas que permanecen en la memoria porque, gracias a ellas, lo que antes aparecía llanamente en un mapa o en una simple fot...
Historia verídica, un cuento corto de Julio Cortázar
A un señor se le caen al suelo los anteojos, que hacen un ruido terrible al chocar con las baldosas. El señor se agacha afligidí...
El maravilloso placer de leer
El placer de leer es una aventura maravillosa por la imaginación del lenguaje y es el mejor ejercicio del ocio creativo. Harold Bl...