Literatura
Canto de mí mismo XLVI, el poema de Walt Whitman
Walt Whitman puede considerarse uno de los poetas más influyentes de las letras estadounidenses. Ha sido llamado el padre del verso libre. Algunas de sus obras se han colocado en el centro de grandes controversias literarias, en particular su libro “Hojas de hierba”, descrito como obsceno por su abierta sexualidad.
Su poema "Canto de mí mismo" ha sido destacado como el gran poema americano. En él se exalta la grandeza del ser, de su inconmensurable valor como brizna y como prado, como gota y como estanque.
Whitman nos lleva hasta nuestros confines y subraya que cada uno de nosotros es el epicentro de la existencia.
“Lo mejor del tiempo y del espacio es mío,
del tiempo y del espacio que nunca se han medido,
del tiempo y del espacio que nadie medirá.
Marcho por un camino perpetuo. (Escuchadme todos).
Mis señas son un capote de lluvia,
zapatos recios y un báculo que he cortado en el bosque.
Ningún amigo mío se sentará en mi silla.
Yo no tengo silla, ni iglesia, ni filosofía;
yo no conduzco a los hombres
ni al casino
ni a la biblioteca
ni a la Bolsa...
Los llevo hacia aquellas cumbres altas.
Mi mano izquierda te tomará por la cintura,
con la derecha te mostraré paisajes del continente y del camino abierto.
Nadie, ni yo, ni nadie, puede andar este camino por ti,
tú mismo has de recorrerlo.
No está lejos, está a tu alcance.
Tal vez estás en él sin saberlo, desde que naciste,
acaso lo encuentres de improviso en la tierra o en el mar.
Échate el hato al hombro,
yo cargaré con el mío... Vámonos.
Ciudades magníficas y naciones libres hallaremos en nuestra ruta.
Si te cansas, dame tu carga y apóyate en mi hombro.
Más tarde harás tú lo mismo por mí...
Porque una vez que partamos, ya no podremos detenernos.
Hoy, antes del alba, subí a la colina, miré los cielos apretados de luminarias
y le dije a mi espíritu: Cuando conozcamos todos estos mundos y el placer y la sabiduría de todas las cosas
que contienen, ¿estaremos ya tranquilos y satisfechos?
Y mi espíritu dijo:
No, ganaremos esas alturas sólo para continuar adelante.
Tú también me haces preguntas y yo te escucho.
Y te digo que no tengo respuesta,
que la respuesta has de encontrarla tú solo.
Siéntate un momento, hijo mío.
Aquí tienes pan, come,
y leche, bebe.
Pero después que hayas dormido y renovado tus vestidos, te besaré, te diré adiós y te abriré la puerta para que salgas de nuevo.
Largo tiempo has soñado sueños despreciables.
Ven, que te limpie los ojos...
y acostúmbrate ya al resplandor de la luz.
Largo tiempo has chapoteado a la orilla, agarrado a un madero.
Ahora tienes que ser un nadador intrépido.
Aventúrate en alta mar, flota,
mírame confiado
y arremete contra la rola.
Walt Whitman
0 Comentarios
Le puede interesar
El espejo y las imágenes: prescripciones y hábitos en la escritura garciamarqueana
En una entrevista concedida en mayo de 1996 al programa radial Viva FM, Gabriel García Márquez le recordaba al periodista Rob...
Literatura y Globalización
En multitud de ocasiones, frente a la pantalla en blanco –la actual hoja de papel del escritor- y dispuestos a comenzar una avent...
El cuadro y otros cuentos de Leonardo Maya
El cuadro Pínteme un atardecer después de la lluvia, le dije al pintor. El sol debe estar medio oculto entre las nubes pero se adi...
Como me han dicho que vas a vivir en la Florida, el cuento de Álvaro Cepeda Samudio
Como me han dicho que vas a vivir en la Florida, quiero que sepas que he descubierto dónde nacen los huracanes. Esta no es una te...
El Caribe en la literatura universal: mitos y realidades
Las definiciones acerca de la zona Caribe se han sucedido a lo largo de la historia sin nunca conseguir la unanimidad. Existen diversos...