Literatura
Diez novelas sobre el carnaval de Barranquilla
El Carnaval de Barranquilla, como toda manifestación folclórica de gran audiencia, ha tenido su impacto en la literatura regional y nacional. El Carnaval de Barranquilla es un momento único para conocer la capital del Atlántico, pero también a su gente, historias y tramas que ponen a una sociedad en su contexto.
La primera recreación del carnaval en nuestra literatura la realiza Abraham Zacarías López-Penha, en su novela La desposada de una sombra. Este autor nacido en Curazao en 1865, y residente en Barranquilla desde 1887 hasta el año de su muerte (1927), introdujo con su obra el modernismo en Colombia. La novela pinta el último baile de las rumbosas fiestas del carnaval en la ciudad de Barranquilla como: “el delirio al cabo de un año de abstinencia, de prosa y de rutina”.
A continuación, presentamos algunas de las obras que mejor retratan el Carnaval de Barranquilla a lo largo de su historia.
Fruta tropical
Adolfo Sundheim, autor colombiano de origen alemán, nacido en 1870 en Barranquilla, y muerto en Europa en 1924, escribe en 1919 la novela “Fruta tropical” (y publicada en España en 1921). Se trata de una obra a medio camino entre la novela picaresca y el cuadro de costumbres con pinceladas satíricas, la novela relata las hazañas de un abogado bogotano afanoso de atesorar dinero sin ningún escrúpulo, quien haciéndose el muerto escapa de la cárcel en donde estaba preso accidentalmente.
El cadáver de papá
El cadáver de papá (1978) de Jaime Manrique Ardila se caracteriza por ser una de los novelas más intensas y sorpresivas dentro de las que abordan la temática del Carnaval de Barranquilla. El autor barranquillero incluye en su obra tantas cosas disímiles, giros y situaciones transgresoras, que toma por sorpresa a cualquier lector, y esto con la osadía ubicar todos los elementos en un espacio de 26 horas. Asombrosa lectura.
Uno de los méritos más importantes del libro de Manrique es la representación amplia del carnaval que abarca tanto las fiestas en los clubes como las celebraciones populares en las calles y la plaza pública.
Los domingos de Charito
Esta novela de Julio Olaciregui registra dos apariciones interesantes desde el punto de vista sociológico e histórico: la primera recrea el comienzo de la fiesta: “Toda la gente salió a la puerta de la calle porque estaba pasando una carroza vacía. Apenas era mediodía pero la retahíla de las emisoras, los buses repletos, las carreras de los niños, los camiones pintados (ME 109 CITO) y aquel palacio de cartón brillante subiendo lento por la calle Murillo eran el comienzo del Carnaval. “Se formó el coge-coge”. La segunda aparición del carnaval se da cuando el esposo abandonado por Charito sale vestido con las ropas de ella, desde durante cuatro días seguidos: justo después de santiguarse el sábado a mediodía y echarse agua de colonia por todas partes. Ahí es cuando comienza para él de verdad a sentirse más vivo que nunca, a beberse a cántaros todo el licor de caña y los ríos de cerveza que se atraviesan.
En diciembre llegaban las brisas
Esta novela de Marvel Moreno es una ampliación de los cuentos del mismo autor. Aquí sin embargo la protagonista es una sola: la mundana Divina Arriaga, de belleza insolente y espíritu lúdico habitado por los duendes del desorden, con el desparpajo de una mujer emancipada hace de su vida un desafiante desacato en busca de la utopía de la libertad, del deseo y del erotismo.
La última batalla de flores
La novela de Hipólito Palencia transcribe los manuscritos que el mafioso paisa Orlando Montenegro le entrega a Polo, un amigo barranquillero, un sábado de carnaval en el que se salvó de un atentado criminal por parte de sus colegas. El Carnaval de Barranquilla vibra aquí por ser la gran ambientación de una novela policiaca, y también por ser descrito con los ojos de un paisa como protagonista del relato.
La noche de la guacherna
En esta novela el escritor Alfonso Hilarián escoge a Zabulón Zarid, nativo de Estambul, para presentar su mirada sorprendida del carnaval y meterlo en un relato de humor rocambolesco donde la comedia es la gran presente. El protagonista turco viene al Caribe colombiano por recomendación de un médico amigo a fin de llegar a Palenque, lugar donde le han dicho que puede encontrar la mujer que resista el tamaño colosal de su falo que privó de espanto a Farina, la paisana con quien se casó en su tierra. No obstante, por casualidades del destino, se encuentra con Juana Candor que padece el problema contrario: es tal la profundidad de su vagina, que su esposo la abandona el día de la boda porque está “desfondada” (Hilarión, 1993: 60). Juana sobrevive a veinte años de soledad hasta cuando una tarde llega de compras al almacén La Perla de Estambul del libanés Mustafá, en la plaza de San Nicolás, en el momento en que llega Zabulón vestido con una bata y al saludar de abrazo a su paisano y le deja ver la solución ideal para su problema.
El pez en el espejo
El escritor Alberto Duque López publicó la novela “El pez en el espejo” en 1984, el mismo año en que el lunes de carnaval un drogadicto que cursaba octavo semestre de Medicina le quitó la vida a trancazos a tres mujeres. Aunque la mención del carnaval es explícita, su presencia en esta novela es prácticamente nula, no va más allá de una simple localización temporal.
Disfrázate como quieras
Esta novela de Ramón Bacca publicada en 2002 es quizá la más ambiciosa y sutil de cuantas se han escrito sobre el Carnaval de Barranquilla, pues en ella confluyen el carnaval como tema y como visión del mundo y lenguaje. Una novela con vocación histórica y sociológica.
Esa gordita sí baila. (Sancocho de capuchón y arroz de monocuco)
La poetisa Lya Sierra incursionó en la narrativa en 2004 con una novela, que trae minuciosamente el lenguaje de la bacanería barranquillera: su léxico, dichos, comparaciones, metáforas, insultos, refranes, apodos, piropos, juegos de palabras y letras de canciones, al tiempo que registra las costumbres y lugares habituales de la clase media baja.
PanoramaCultural.com.co
Clasificación realizada con información de la revista Carrus Navals, editada por Miguel Iriarte.
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