Literatura
Los 50 años de la novela La casa grande
Hace exactamente medio siglo salía a la venta una novela que marcó el género de la literatura contemporánea: La casa grande, de Álvaro Cepeda Samudio.
El propio Gabriel García Márquez lo señalaba en el prefacio de aquella época: “Además de ser una novela hermosa es un formidable aporte al hecho literario más importante del mundo actual: la novela latinoamericana”.
Así fue recibida una obra que describe un suceso trágico de la historia de la costa Caribe: la masacre de la zona bananera, de la cual el autor fue testigo directo (puesto que en aquel entonces residía frente a la estación del ferrocarril de Ciénaga).
Desde un punto de vista histórico, la obra brilla por los detalles de una época marcada por la inestabilidad nacional e internacional. En pleno año 1928, el gobierno colombiano de Miguel Abadía Méndez se enfrentaba a un contexto social tenso que tuvo su máxima repercusión en el episodio de la zona bananera, pero también resistió los embates de la crisis del 29 y sus nefastos efectos sobre los intercambios internacionales.
Los conflictos sociales –enraizados en la falta de garantías laborales y la ausencia completa de políticas que dignificaran a los obreros– y la imposibilidad de llegar a un acuerdo por la vía del diálogo provocaron la huelga general de Santa Marta el 6 de diciembre de 1928 durante la cual los trabajadores expresaron su total insatisfacción y reclamaron el apoyo popular.
No obstante, alertada por la crispación y la pérdida de control, la compañía United Fruit Company instó el gobierno nacional a que tomara cartas en el asunto e interviniera mandando el ejército.
La reacción no se hizo esperar. El gobierno colombiano mandó al general Cortés Vargas para restablecer el orden y éste, atendiendo las exigencias de la compañía estadounidense, dio instrucciones para que se persiguiera los amotinamientos de los huelguistas. El resultado fue nefasto. El ejército abrió el fuego e inició una caza de brujas en contra de los supuestos comunistas.
Ese pedazo trágico de la historia quedó retratado de una manera inédita por el autor que hoy recordamos y Gabo lo expresó de manera contundente en sus escritos: “La casa grande no exhibe muertos, y el único soldado que recuerda haber matado a alguien “no tiene el uniforme empapado de sangre sino de mierda […]. Esta manera de escribir la historia, por arbitraria que pueda parecer a los historiadores, es una espléndida lección de transmutación poética”. [Ver tomo 4, Literatura, pp. 289-290; y tomo 5, Cultura, pp. 239240].
Este año, el libro ha retomado nuevos colores gracias al lanzamiento de una lujosa edición por parte de El Áncora Editores y el auspicio de la empresa Promigas. La obra viene con una introducción a cargo de Jacques Gilard, producto de la investigación que el académico realizó entre el 2003 y el 2008 en torno de la obra de Cepeda Samudio.
En resumidas cuentas, tenemos una ocasión única para redescubrir los episodios más oscuros de la historia de Colombia a través de una pluma prodigiosa.
0 Comentarios
Le puede interesar
De novela africana y voces afrodescendientes: un diálogo literario con Donato Ndongo
Hay escritores a los que es bueno leer con una cierta frecuencia, porque te ayudan a poner los pies sobre la tierra o, por el contr...
Los vecinos nunca sospechan la verdad, el cuento breve de Óscar Collazos
Es verdad: los vecinos nunca sospechan la verdad: se encierran en sus conciliábulos, son herméticos en sus conjeturas, carecen de ima...
Un hombre del pueblo, de Chinua Achebe
La sociedad política que el nigeriano Chinua Achebe relata en Un hombre de pueblo, se resume bajo el rótulo de “come y deja comer...
Apuntes sobre la novela póstuma de Gabito
La primera noción sobre la última novela de García Márquez, "En agosto nos vemos", su futura novela póstuma, circuló en 1999,...
Cuando la escritura se convierte en una necesidad para la existencia
Probablemente doña Petra Pérez –una modesta trabajadora de la Caja Agraria del municipio de Becerril (Cesar)- jamás imaginó...