Literatura
Camino de girasoles, y otros poemas de Uriel Cassiani
CAMINO DE GIRASOLES
Regresaron los muertos,
con noticias.
Con razones de la luz.
Cada uno de ellos, una rosa en sosiego.
Una estrella naciendo.
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Escucho su hondo descanso
como una música nueva que cae.
Sorprendo rostros conocidos.
Descubro un camino de girasoles
marcado de la sala hasta el patio.
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Regalaré mis libros…
La cama de lienzo,
el guardapaño,
las sonrisas sencillas,
los saludos más sublimes.
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Porque antes de la próxima luna llena
marcharé en la fila con ellos.
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LUCIÉRNAGAS BAJO LAS UÑAS
Recién adormecida la tarde,
santigua pequeños limoneros, varasantas,
trupÃes, bongas.
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Sonriendo despacio confiesa:
abuelo enseñaba después de cortar el arroz,
de reunir sosiegos para repartirlos a los suyos,
o descifrando el porvenir ajeno
en el rumor del fuego levantado por los leños.
Mostraba con rezos, los otros rostros de la luz.
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Padre soñó una herencia para su hijo
aunque ésta fuese humilde.
Me comprendió por la era,
negado para ciertos asuntos de la levedad:
sólo sirvo para cortar girasoles,
simular con ellos pequeños soles en las manos,
atrapar luciérnagas para esconderlas bajo las uñas, ç
despertar temprano, esperando sorprender un fuego
más inocente que sus oraciones o el alba.
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DEMASIADO POLVO
A: Ricardo Pérez Reyes.
Las manos, los ojos, el corazón.
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Crecieron nuestras sombras
o las generosas puertas de casa
se hicieron pequeñas…
el viento golpea con cautela
como alguien que inseguro regresa.
Perdieron las paredes su virtud de lienzo,
allÃ, una maleta esperando un viajero,
un almanaque sin fechas,
una lÃnea sobrevive:
Recordarás a Epifania.
Â
El lugar de la casa que congregaba a la familia
no soportó el peso de hermanos repartidos,
de árboles sin sombras en los bordes.
Â
Regreso a reunir los huesos nuestros,
a sacudir la memoria de perfectos momentos.
Descubro en los rincones las muñecas de las hermanas:
parecen abrirme los brazos.
Dudo que alcance la claridad del Universo
para volver a hacer la luz en estas habitaciones
donde sobraba cielo.
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¿En qué momento el rumor del arroyo
desapareció de nuestras gargantas?
Demasiado polvo para limpiarlo todo, con un viento
iniciado en los pulmones.
Queda un recipiente de arcilla
donde bebÃamos aguas despiertas,
unas voces que vuelven reclamando a sus dueños.
¿Será ésta la victoria de la noche?
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¿El estado real de la muerte?
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1 Comentarios
Gracias a mi casa. Esa casa maravillosa que es Panorama Cultural.
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