Literatura
Uno de estos días

Uno de estos días se levanta usted tranquilo, satisfecho, algo cansado y muy dispuesto para otro día normal.
En efecto, es otro día más, pero no es lo mismo.
La lubricidad de otra saliva, apelmazada con la suya, la sensibilidad de otros labios, apretujados con violencia a los suyos, el sudor de otro cuerpo, empegostándole el cuero lívido, en esa mañana común… Uno de estos días se levanta usted, así no más, sin pensar que no es un día normal –cómo iba a pensarlo– … y son los labios de todas las madres, macizados a sus muertos, empavonándoles el cuerpo de besos y lágrimas, son los dolores de todos los perseguidos –en desbandada para salvar el pellejo-, la angustia del mundo, más allá de sus narices: los miedos, los que, en efecto, vuelven ese día, su día normal, en un día como los demás, en cualquier otro lugar del mundo distinto al suyo.
Uno de estos días, sus pantuflas de gamuza, se le pierden por aquí, se le pierden por allá… Se levanta en vilo, tanteando el mármol grisáceo de su habitación reluciente, y un frío agudo le invade, escalándole como un gato hambriento que se le engarza en las costillas y le apuñala el pecho y la garganta, saltándole a la cabeza, desde los pies.
Se estremece.
Es el frío de la vida ignorada, es el frío de la soledad, es el frío de la muerte, es el frío de la nada…
Como otro día más, como cualquier otro día de estos en los cuales usted deja pasar desapercibida la voz que se cuela por todos los resquicios de las habitaciones y le resbala por el cuello anunciando otros desastres, decide entrar al cuarto de baño: acá las calamidades pasan como pasa la creciente del río, Silente, desgarradora, envolvente, progresivamente tenaz, impune, degradante, repetitiva. Inevitable. Está lleno de telarañas, salamandras, mariposas negras, de moho, barro, hojarasca, pero usted no advierte la podredumbre de su sofisticado bathroom, como muchas cosas más, hasta que acciona el mecanismo (oxidado) de la ducha, para así entonar el cuerpo destemplado. Un olor penetrante a oxido, a fierro gastado, a sangre, le inquieta.
¡Ay! Cuál su sorpresa, al advertir un hilillo carmesí por entre las cejas y detrás de las orejas… es la sangre de los inocentes que están muriendo en este instante, en el oprobio, en el olvido, aplastados por unos tacones rígidos, imperialistas, sectarios, cobardes, serviles, salvajes.
Se siente hundido en círculos concéntricos y nauseabundos que lo desparraman a su perdición, aun colapso nervioso, un shock fatal.
Usted desespera, es lógico, comprensible. ¡Con un día como éste! Y, sin embargo, es un día como otros, en el concierto del sufrimiento mundial. Es, aunque usted no lo crea y tal vez ahora lo advierta, un día normal, como todos, en la interminable secuencia de los días que aún quedan –para los demás, claro-. En mitad de su desesperación, usted que es un hombre bien o una mujer, da igual, no logra decidirse sobre darse un tiro, salir corriendo o lanzarse al vacío por la ventana. Le parece más tentadora esta última opción y se acerca a ella, ahora con la esperanza de respirar aires nuevos –no tuvo los cojones, o los ovarios, suficientes– y escuchar los sonidos de la naturaleza, la dispersa y pobre naturaleza de las afueras de su ciudad. Le fueron cambiadas a sus fosas nasales el aroma de los azahares y las rosas por un cáustico tufillo de carne en descomposición. La pureza de los campos y su extensa pulcritud, llegaron a sus ojos muy venidos a menos, desolados, consumidos por completo en humaradas y escupitajos de fuego, a espaldas de la majestuosa ciudad en ruinas, desechos en un implacable holocausto, el holocausto del mundo. Las aves que usted esperaba, con su elegante vuelo y su suave rolar, no faltaron a la cita, puntuales como soldaditos británicos y relojes gringos en plata sudamericana.
En este día, un día como otros, el silbido que rasgó el silencio vidrioso del amanecer fue el silbido patético de los proyectiles y las bombas escupidos por enormes pajarracos metálicos, incubados en hangares bélicos, únicamente planeados y dispuestos para el exterminio sistemático del muy primitivo Homo sapiens sapiens.
A este punto del amanecer de este día normal, usted querrá despertar de este sueño, pues eso ha llegado a pensar últimamente, negándole cualquier matiz de realidad a los sucesos de este día, un día normal, entre otras cosas, para el sufrimiento de los demás.
No es un sueño, se le ocurre, ojeando el periódico del día, sin llegar a advertir que, si lo escurriera, destilaría sangre y si lo sacudiera, antes de tenderlo para observar la película de terror de los días normales de este planeta, caerían de su interior unos cuantos cadáveres calcinados y/o mutilados por los estragos de la guerra, en cualquier lugar, menos en el suyo.
Ya va llegando al final del relato, sorprendido de encontrar el resumen de su cruel amanecer en la primera columna de la tercera página, en la segunda sección. Se enfada. Maldice, patalea, llora, casi.
Es ilógico, deprimente, intolerable, que alguien desconocido dirija, inmisericorde, los hilos de la existencia de una persona como usted, piensa, sin pensar que alguien lo hace con la de los demás. Exacerbado revienta el periódico contra el piso, antes, poco antes de empezar a pensar, por primera vez en su vida, que cualquier día de estos, si no se toman cartas en el asunto, todo, todo podrá acabar igual o peor que este amanecer suyo.
Uno de estos días… querido lector, llegará a usted, empaquetada en sobre de lujo, su invitación VIP para el espectáculo pirotécnico de la destrucción de este mundo.
Uno de estos días, querido lector…
Luis Carlos Ramírez Lascarro
Sobre el autor

Luis Carlos Ramirez Lascarro
A tres tabacos
Luis Carlos Ramírez Lascarro (Guamal, Magdalena, Colombia, 1984). Historiador y gestor patrimonial, egresado de la Universidad del Magdalena y Maestrante en Escrituras audiovisuales en la misma universidad.
Autor de los libros: Confidencia: Cantos de dolor y de muerte (2025); Evolución y tensiones de las marchas procesionales de los pueblos de la Depresión Momposina: Guamal y Mompox (en coautoría con Xavier Ávila, 2024), La cumbia en Guamal, Magdalena (en coautoría con David Ramírez, 2023), El acordeón de Juancho (2020) y Semana Santa de Guamal, Magdalena, una reseña histórica (en coautoría con Alberto Ávila Bagarozza, 2020).
Ha escrito las obras teatrales Flores de María (2020), montada por el colectivo Maderos Teatro de Valledupar, y Cruselfa (2020), monólogo coescrito con Luis Mario Jiménez, quien también lo representa. Su trabajo poético ha sido incluido en antologías como: Quemarlo todo (2021), Contagio poesía (2020), Antología Nacional de Relata (2013), Tocando el viento (2012), Con otra voz y Poemas inolvidables (2011), Polen para fecundar manantiales (2008) y Poesía social sin banderas (2005), y en narrativa, figura en Elipsis internacional y Diez años no son tanto (2021).
Como articulista y editor ha colaborado con las revistas Hojalata, María mulata (2020), Heterotopías (2022) y Atarraya cultural (2023), y ha participado en todos los números de la revista La gota fría (No. 1, 2018; No. 2, 2020; No. 3, 2021; No. 4, 2022; No. 5, 2023; No. 6, 2024 y No.7, 2025).
Entre los eventos en los que ha sido conferencista invitado se destacan: Ciclo de conferencias “Hablando del Magdalena” de Cajamag (2024), con el conversatorio Conversando nuestra historia guamalera; Conversatorio Aproximaciones históricas a las marchas procesionales de los pueblos de la Depresión Momposina: Guamal y Mompox (2024); Primer Congreso de Historia y Patrimonio Universidad del Magdalena (2023), con la ponencia: La instrumentalización de las fuentes históricas en la construcción del discurso hegemónico de la vallenatología; el VI Encuentro Nacional de Investigadores de la Música Vallenata (2017), con Julio Erazo Cuevas, el juglar guamalero; y el Foro Vallenato Clásico (2016), en el marco del 49º Festival de la Leyenda Vallenata, con Zuletazos clásicos.
Ha ejercido como corrector estilístico y ortotipográfico en El vallenato en Bogotá, su redención y popularidad (2021) y Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020), donde además participó como prologuista.
Realizó la postulación del maestro cañamillero Aurelio Fernández Guerrero a la convocatoria Trayectorias 2024 del Ministerio de Cultura, en la cual resultó ganador; participó como Asesor externo en la elaboración del PES de la Cumbia tradicional del Caribe colombiano (2023) y lideró la postulación de las Procesiones de semana santa de Guamal, Magdalena a la LRPCI del ámbito departamental (2021), obteniendo la aprobación para la realización del PES en 2023, el cual está en proceso.
Sus artículos han sido citados en estudios académicos como la tesis Rafael Manjarrez: el vínculo entre la tradición y la modernidad (2021); el libro Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020) y la tesis El vallenato de “protesta”: La obra musical de Máximo Jiménez (2017).
0 Comentarios
Le puede interesar
Conversaciones con el poeta Mizar
El poeta Luis Mizar, inclinado meditaba como un monje, mientras su hermana Amelia le leía un poema de Constantino Kavafis: “Cu...

El silencio de las sirenas, el cuento breve de Franz Kafka
Una demostración de que también recursos insuficientes y hasta pueriles pueden servir como medios de salvación: Para preservar...

5 novelas que debes leer sobre la historia del Tren
La relación entre literatura y trenes es rica y multifacética, reflejando tanto el impacto histórico de este medio de transporte...
![Tres siglos románticos [II]](images/LordByron-TheBadLordByron.jpg)
Tres siglos románticos [II]
En el siglo XVIII se despliega el romanticismo inglés con la publicación de las Baladas líricas (1798)por parte de Coleridge y...

Albert Camus, siempre presente
Sus enemigos creyeron condenarlo como un filósofo para estudiantes de bachillerato. Y es cierto. Los libros de Albert Camus mantienen ...