Literatura

Euparí Roll

Andrés Cuadro

04/11/2020 - 04:35

 

Euparí Roll

Lejos de Valledupar, alejado del valle de Euparí, en la fría e impersonal Bogotrash, donde el cachaco es un gato y un perro a la vez, nació el hijo primogénito del Colectivo Literario El Manjol: el libro Euparí-Roll.

Colombia es un país que vive en el eterno exilio. Lo mejor y quizá lo peor de la nación se ha escrito o se ha realizado por fuera de él. Basta con recordar a Gabo que, perseguido por los mismos colombianos que tanto quería, tuvo que ir a parar a México para evitar que lo mataran como a un perro. David Sánchez Juliao (quien vivió exiliado en Bogotá), otro gran escritor costeño, por otro lado, nos dice que “nadie es profeta en Lorica”, queriéndonos manifestar que, paradójicamente, en la tierra donde nacemos no nos quiere nadie.

César González podría ser, con la humildad chirrete que caracteriza a los Manjoles, García Márquez o Sánchez Juliao: una persona no grata en su tierra natal. Así mismo su literatura, su poesía cáustica.

“Euparí Roll” es un hijo indeseado del Valle de Upar, el hijo negado de una familia pudiente, un solovalle errante halado por las tractomulas del Muñe Monsalvo, una prostituta venezolana que ha venido a provocar malestares morales en la sociedad blanca e impoluta de Valledupar. Un libro lleno de destierro, pero también de descielo.

A pesar de ser un libro criollo y con gran arraigo local, los poemas evocan un cosmopolitismo alimentado por las aguas felices del Japón, por las carreteras perdidas de los Estados Unidos y por los acordeones exógenos del Austria popular.

La poesía que, si bien es un oficio decadente, se convierte en un camino ascético (hacia abajo) para César González que, a través del ejercicio literario logra atrincherarse en el teatro del absurdo vallenato: atrincherarse del olvido y la muerte, del recuerdo y el canto; logra sumergirse en el portal de los árboles que llevan a otra ciudad que, aunque se parece mucho a Valledupar, no lo es: la ciudad que queda después de los festivales vallenatos, la ciudad de los grandes patios convertidos en parqueaderos, la ciudad paralela donde la 6B – 22 es una pista de despegue de vuelos bajos y la 9ª con 14 un set de película setentera. Los poemas en Euparí Roll se convierten en peces que muerden el anzuelo en el Guatapurí o simplemente reencarnan en piedras silenciosas para siempre.

En Euparí Roll los gatos observan a los pájaros y no aprenden a volar. La cédula se convierte en un cheque posfechado que garantiza la supervivencia a pagodiario; el cielo se convierte en techo y cama. La poesía en este libro se desborda como una cloaca destapada en el barrio El Amparo: sube por las calles, dejando su aroma de aguas residuales en los ojos de los lectores ebrios de vallenato o de frustración; el agua fétida de la poesía de este libro la salpican los carros blancos del norte y termina manchando el graniplast del Novalito.

Nada ocurre en este libro sin que haya pasado hambre y frío; sin que haya guardado dolor en sus fauces dentadas. En las páginas de Euparí Roll, los viejos “eruditos” (viejos-menores) de las plazas y los parques del Valle, se convierten en grandes charlatanes maldicientes, inseguros de su vigorosidad y de sus palabras caducas como sus próstatas.

Las veintisiete piezas que componen el libro parecen ser los años que tardó el escritor para publicarlo…

 

Andrés Cuadro

Sobre el autor

Andrés Cuadro

Andrés Cuadro

Pensamientos itin-errantes

Andrés Cuadro (Agustín Codazzi, 1993) Escritor caribeño, estudiante de derecho de la Universidad Popular del Cesar; autor de los libros inéditos: La avenida de los vencidos (Relatos); Ensayos de prosa rebuscada (Poesía). De igual forma ha publicado la serie "Vallenato bravo", junto a artículos y ensayos de opinión juvenil. Es miembro fundador del Colectivo Literario El Manjol, donde publicó artesanalmente las plaquettes de poesía "Chinchurrias para el alma"; actualmente trabaja en su libro de narrativa "Pesadillas de un niño cuando se despierta".

@huevoeiguana

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