Literatura

El silencio de las sirenas, el cuento breve de Franz Kafka

Redacción

04/06/2024 - 05:10

 

El silencio de las sirenas, el cuento breve de Franz Kafka
Ulises, sirenas y delfines / Obra de Hernán Chappuzeau

 

Una demostración de que también recursos insuficientes y hasta pueriles pueden servir como medios de salvación:

Para preservarse de las sirenas, Ulises se tapó los oídos con cera y se hizo aherrojar al mástil. Algo parecido hubieran podido hacer desde antiguo, claro está, todos los viajeros, salvo aquellos a quienes las sirenas seducían ya de lejos; pero se sabía en todo el mundo que era imposible que esto fuese remedio. El canto de las sirenas lo penetraba todo, y la pasión de los seducidos hubiera roto trabas más fuertes que cadenas y mástiles. Ulises, aunque acaso enterado, no pensó en eso. Confió plenamente en su puñado de cera, en su manojo de cadenas, y con inocente alegría, contentísimo con sus pequeñas astucias, navegó al encuentro de las sirenas.

Pero sucede que las sirenas disponen de un arma más terrible aún que su canto. Es su silencio. Acaso era imaginable —aunque, por cierto, eso tampoco había ocurrido — que alguien se salvara de su canto; pero sin duda alguna nadie podía salvarse de su silencio. No hay nada terrenal que pudiera resistir a la sensación de haberlas vencido con fuerzas propias, a la infatuación consiguiente que se sobrepone a todo.

En efecto, al llegar Ulises, las formidables cantoras no cantaron, sea porque creyeron que semejante adversario ya sólo podía afrontarse con el silencio, sea porque esa visión de bienaventuranza en el rostro de Ulises, que no pensaba más que en cera y cadenas, les hizo olvidar cualquier canto.

Pero Ulises, por así decirlo, no oyó su silencio; creía que cantaban, sólo que él se veía librado de oírlas. Vio primero, fugazmente, las torsiones de sus cuellos, la honda respiración, los ojos arrasados en lágrimas, la boca entreabierta, y creyó que todo esto formaba parte de las arias que, sin ser escuchadas, resonaban y se perdían a su alrededor. Pero pronto todas las cosas rebotaban en su mirada abstraída; era como si las sirenas desaparecieran ante su resolución, y justamente cuando más cerca estuvo de ellas, ya nada sabía de su presencia.

Y ellas —más hermosas que nunca— se estiraban y se retorcían, tendían sus garras abiertas sobre la roca y sus hórridas cabelleras ondeaban al viento, libremente. Ya no pretendían seducir: tan sólo deseaban atrapar, mientras fuera posible, el reflejo de los dos grandes ojos de Ulises.

Si las sirenas tuvieran conciencia, habrían sido destruidas en aquella oportunidad.

Pero así perduraron, y únicamente se les escapó Ulises.

Por lo demás, la tradición refiere también un epílogo al respecto. Ulises, así cuentan, fue tan zorro, tan rico en astucias, que ni aun la diosa del destino logró penetrar en su fuero más íntimo. Quizá —aunque esto ya no pueda concebirlo la razón humana— advirtió realmente que las sirenas callaban, y sólo, por decirlo así, a manera de escudo, les opuso a ellas y a los dioses el referido simulacro.

 

Franz Kafka  (1917) 

 

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

10 libros que debes leer sobre música y folclor vallenato

10 libros que debes leer sobre música y folclor vallenato

  En la Plaza Alfonso López de Valledupar, la tienda Compai chipuco se ha convertido en el lugar inevitable para comprar libros sobr...

Detrás de los visillos de las estancias privadas de Murasaki Shikibu (Parte II)

Detrás de los visillos de las estancias privadas de Murasaki Shikibu (Parte II)

Murasaki Shikibu, como toda gran escritora, tiene como premisa que para poder escribir hay que leer mucho, no olvida que detrás de e...

El poder y uso de la letra J en el Costeñol de la cultura costeña

El poder y uso de la letra J en el Costeñol de la cultura costeña

  Fantástica letra jota, así como te pronuncias, que tienes forma de bota y varias cosas anuncias.   Tal vez de árabes nacis...

Melba Escobar: “Una historia es un cambio de estado”

Melba Escobar: “Una historia es un cambio de estado”

Cada escrito es un nuevo comienzo. Un nuevo proceso de aprendizaje. Las reglas y las experiencias cambian de repente, como si el entorn...

En el mar hay cocodrilos o el eterno camino a la libertad

En el mar hay cocodrilos o el eterno camino a la libertad

Acabo de leer uno de esos libros que difícilmente salen de la memoria. Un libro que sería complejo situarlo dentro de un género lite...

Lo más leído

El árbol de Navidad y la evolución de un culto milenario

Berta Lucía Estrada | Otras expresiones

Débora Arango, la huella de una gran artista colombiana

Marta Elena Bravo de Hermelin | Artes plásticas

El origen del pesebre

Redacción | Ocio y sociedad

Luís Magín Díaz, una vida para componer

Redacción | Música y folclor

Andrés Landero, la celebridad que olvidamos

Ivis Martínez Pimienta   | Música y folclor

La estancia de Altos del Rosario

Álvaro Rojano Osorio | Pueblos

Omar Geles, el homenajeado

Jorge Nain Ruiz | Música y folclor

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados