Literatura

“El verdadero arte altera el espíritu humano”: Carlos César Silva

William Jiménez

07/12/2021 - 05:40

 

“El verdadero arte altera el espíritu humano”: Carlos César Silva
El escritor Carlos César Silva / Foto: cortesía

 

El poeta y fundador de Terrear Ediciones, William Jiménez, conversa con Carlos César Silva a propósito de su nuevo libro de cuentos La cacería de los perturbados, cuyo lanzamiento se llevará a cabo el próximo jueves 9 de diciembre del 2021 a las 6:30 p.m. en el auditorio Macondo de la Universidad del Área Andina y el viernes 10 de diciembre a las 7:00 p.m. en el bar La Bodeguita.

Carlos, ¿podrías contarnos cómo fue tu encuentro con los libros, la lectura y la literatura?

Yo jugaba en el equipo de futbol juvenil de La Paz, Cesar, era delantero, nueve, hacía entre quince y veinte goles por temporada. De hecho, ganamos dos veces la Liga Departamental y competimos en otras regiones. Una vez me llamaron para entrenar con la selección Cesar, traté de hacer las cosas bien, pero no quedé en la lista final que jugó el zonal Caribe. Entonces, en un arranque de autocritica, tal vez extraño en un muchacho de quince años a quien nada le parecía imposible, concluí que no era lo suficientemente bueno para convertirme en jugador profesional. Me faltaba ser más potente, veloz y habilidoso. Así que decidí apostarle todo al estudio para salir adelante. Estaba haciendo décimo de bachillerato, mi familia no era adinerada y no podía seguir perdiendo el tiempo. Desde ese momento, me propuse dejar de ser un estudiante indisciplinado, mediocre. Comencé a visitar con mayor frecuencia la biblioteca municipal de La Paz, que fue donde crecí. Leí algunos libros de ciencias sociales y matemáticas para resolver las tareas escolares, pero luego me cautivó de forma perturbadora el mundo de la literatura: García Márquez, Rulfo, Cortázar, Quiroga, Monterroso. Descubrí, a través de la lectura, otros espacios y otros tiempos. Hasta traté de escribir una novela que se llamaba El cabaret del río muerto. Ya estaba perdido, mi destino era narrar historias.

Julio Cortázar prefería hablar de correspondencia en vez de influencias, ¿Cuáles han sido esos autores con que has dialogado o debatido en tu formación de escritor?

Mencionaré a esos que más consulto, que son un referente para mí: Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Juan Rulfo, Rubem Fonseca, Roberto Bolaño, Guillermo Arriaga, Raymond Carver, Charles Bukowski y William Burroughs. Ellos me han ayudado a construir un estilo donde predomina la brevedad, la fluidez, las diversas estructuras narrativas, la acción y el salvajismo.

Nabokov decía que la escritura es un ejercicio de la memoria, una fabulación de la realidad; partiendo de esa tensión entre fabulación y memoria, ¿Cómo has configurado tu escritura y a el narrador?

Mi escritura proviene de la vida diaria. Es el resultado de mis lecturas, mis experiencias y las situaciones que a otros les pasan. Trabajo con la percepción, la memoria, la información y los testimonios. Mis cuentos, a veces, evocan hechos del pasado, pero siempre aterrizan en el hoy, en el tipo que sale a cazar, pero termina cazado, el niño que ignora que su abuelo querido lo quiere violar y el político corrupto que es traicionado por su mejor amigo. Mi mundo es la realidad, mi lenguaje es directo y mi ritmo es vertiginoso. Corrijo mucho, más que escribir, reescribo. Me fascina el narrador en segunda persona porque es más intenso y poético, pero comprendo que cada historia necesita una voz adecuada y verosímil.

Leyendo tu libro vemos la influencia de otros géneros y artes, como la música, sin embargo, el cine es un lenguaje marcado. ¿Qué reflexión tienes sobre el cuento como territorio anfibio y la relación del cine con tu escritura?

A pesar de su brevedad, el cuento tiene la capacidad de condensar diversas expresiones artísticas. Ya lo demostró Julio Cortázar con el magistral relato El perseguidor donde hace referencia al jazz. En mi caso, la música me ha servido para explorar estructuras y ritmos narrativos. El vallenato clásico, la ranchera, el reggae, el pop y el rock en español han sido claves para cementar y ambientar mis historias. Por otro lado, veo películas y leo libros para comprender más el arte de escribir. El cine, en mi formación como escritor, está a la par de la literatura. Me ha ayudado a construir mejor las escenas, los diálogos y los personajes. Me enseñó a manejar los tiempos, a usar un lenguaje más depurado, a no abusar de la imagen y a preferir la acción sobre la reflexión. Le debo mucho a Quentin Tarantino, a los hermanos Coen, a Bong Joon-ho, a Pedro Almodóvar, a Alejandro González Iñárritu, a Juan José Campanella, entre otros.

Se ha hablado mucho del arte como forma de la perturbación, como posibilidad de alterar el orden y lo establecido; ¿Qué piensas de esta idea?

El verdadero arte altera el espíritu humano, provoca pesadillas, embriaga, seduce al inquebrantable, conduce a abismos insospechados, rompe cadenas, se burla de lo cotidiano y escupe en la cara del poder.

Sabemos que éste es tu primer libro de cuentos “La cacería de los perturbados”, ¿Cómo ves esa disyuntiva de perturbar a una sociedad igual de perturbada?  ¿Existe esa disyuntiva?

Tal vez La cacería de los perturbados puede llegar a sacudir el espíritu y la conciencia de aquellos lectores que encuentren alguna similitud entre sus vivencias y estos cuentos. No hay cosa más trastornadora que verse en un espejo. 

Muchos de estos cuentos nos muestran una sociedad podrida, derrumbada espiritualmente, sus personajes fluctúan entre el delirio, el clasismo, el machismo, sin embargo, están cocidos por la violencia en todos sus ámbitos.  ¿Podrías ampliarnos esta visión?

Los personajes de mis cuentos son ordinarios, cotidianos. Sus alucinaciones, sus tragedias y sus frustraciones no son extrañas a la realidad. Es fácil identificarse con ellos o encontrar en su esencia a un familiar delincuente, un amigo morboso o un asesino de cualquier lugar del planeta. Aunque van de un lugar a otro como si nada, su alma está podrida, tienen sed de venganza, ganas de humillar al prójimo. La cacería de los perturbados retrata una sociedad salvaje, mezquina, de supermachos y desdichados. Su hilo conductor es la violencia intrafamiliar, estatal, guerrillera, paramilitar, común, espiritual. En estos cuentos hasta la felicidad y el amor resultan perturbadores.

Hubo una época en la literatura colombiana que se hablaba mucho de narrar la ciudad, de posibilitar espacios urbanos, muchas de estas historias claramente suceden en Valledupar, reconocemos calles, lugares, esquinas. Sin embargo, pienso que no intentaste descifrar la ciudad sino encarnarla y descarnarla, tatuarla en los personajes, sus infiernos interiores, ¿Qué piensas? ¿cómo ves estos conflictos?

La ciudad está en el espíritu de los personajes. Valledupar es el tipo que sale a robar en una moto, el sicario que deja viva a su víctima, el hijo que es despreciado por sus padres porque canta en una banda de rock, la mujer que es golpeada por su esposo, el policía corrupto que se emborracha con la música de Diomedes Díaz, el limpiavidrios venezolano que está aburrido de pasar hambre y el fiscal que confunde la venganza con la justicia. Estos son conflictos que tiene cualquier pueblo que está convirtiéndose en ciudad. Ese tránsito es feroz, la gente no se desconecta totalmente de su cultura rudimentaria y, al mismo tiempo, tiene que confrontar los nuevos líos que se originan con el ambiente urbano.

Por último, cómo ves la literatura que se está escribiendo en la ciudad y en el departamento del Cesar, ¿Encuentras una tradición sólida? ¿Existe una tradición literaria? ¿Crees que pueda dialogar o entrar en discusión con otras tradiciones de la región y del país?

Creo que hay una tradición literaria, pero está en proceso de consolidación. Fíjate, resulta difícil hablar de clásicos de la literatura del Cesar, pero seguramente hay dos o tres libros que son fundamentales. Esto irá afianzándose con los años. Faltan algunos encuentros y desencuentros literarios a través del tiempo, más estudios, debates, reconocimientos y decepciones. Actualmente, se está escribiendo bastante. Diferentes generaciones de escritores están confluyendo en la publicación de sus obras. Hay una especie de explosión creativa en el Cesar. Eso ayudará a fortalecer esa tradición.

 

William Jiménez

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