Literatura

Poemas desde mi pueblo

Diógenes Armando Pino Ávila

11/11/2022 - 05:00

 

Poemas desde mi pueblo
El río Magdalena visto desde Tamalameque / Foto: archivo PanoramaCultural.com.co

 

Últimamente, a través de las redes sociales, estoy compartiendo algunos de mis poemas, hoy quiero ponerlos ante ustedes, esperando sean leídos, comentados y criticados, mi esperanza es leer sus cometarios ya que ello enriquece al escritor, al poeta.

A LA DERIVA

Quise agitar tus aguas mansas

para navegar hasta el cansancio

 en tus mares océanos

y luego refugiarme

en la ensenada de tus playas.

 

Logré sumergirme

y explorar tus tibias profundidades,

para jugar al buzo de pesca

en tu coral embrujado

y capturar las caracolas doradas

que emiten el eco de tus ansias,

tus suaves murmullos,

y tus tenues gemidos.

 

Pude romper tus olas,

 para navegar en tus mares,

y descubrir las islas

donde escondes tus tesoros,

y alcancé a saborear

la sal húmeda de tus espumas,

alcancé a pastorear

el cardumen  vivaz de tus sonrisas,

y perseguir encantado

 los pececillos esquivos de tus besos.

 

Me propuse un día, atracar en tu puerto,

para poner en orden la bitácora de mi vida,

y poder restañar mis heridas,

y renovar mi estropeado velamen,

para luego hacerme a la mar de nuevo

¡y no pude!

 

Tiempo después,

Quise levar anclas y abandonar tu puerto

En busca de mares remotos,

¡No pude!

 

Desde entonces, navego a la deriva

Buscando tus orillas Sin encontrar el norte

Que me saque de este mar calamitoso

Que me mantiene a la deriva

y a punto del naufragio.

 

CLEPSIDRA

El río del tiempo

Pasó bajo el puente de mi vida

Arrastrando sin piedad

sueños que no conocieron días

y días que no conocieron sueños,

su inexorable devenir

desbarrancó algunas orillas,

las de poca firmeza,

amigos que no lo eran,

otros que fueron y dejaron de serlo,

amores por caprichos comprados,

y caprichos por amores sostenidos,

egos inflamados, grandezas imaginarias

que se fueron empequeñeciendo en ese Liliput

en que a veces se convierte nuestro entorno.

 

El río del tiempo trató de desenraizar

La fronda de mis ilusiones,

 solo logró deshojarla,Y ya maltrecha

Quedan yemas tercas que se niegan aceptar

el desastre deshonroso de no haber nacido.

Por dentro algo ruge,

y se niega aceptar el desastre anunciado,

Es volcán, es fuego, es lava

Que brota de lo profundo.

rebeldía de cimarrón en las entrañas del mulato

en esa mezcla racial que llevo,

esa que me mantiene de pie a pesar de los tropiezos,

esa que me levanta y me enseña a no caer,

esa que da el temple y la constancia,

esa que en la humildad levanta orgullo,

y que descalzo me convierte en príncipe,

esa que se niega a ser vencida,

la que no permite poner rodilla en tierra,

la que le dice al tiempo, ¡Sigo vivo!

 

HOMO SAPIENS

Indolente, ayer

Taló árboles centenarios,

Descuajó montañas de tigres,

Invadió playones y desecó

Riachuelos y humedales.

 

Nostálgico, hoy

Añora el trinar de los pájaros,

El ronco grito de los monos,

El plateado nado de los peces,

La agilidad de la ardilla

Y el sedante murmullo del río.

 

Armando Diógenes Pino Ávila

Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Ávila

Diógenes Armando Pino Ávila

Caletreando

Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).

@Tagoto

1 Comentarios


Gaspar Pugliese Villafañe 16-11-2022 11:45 AM

Sencillamente espectaculares, sobre todo escritos en cristiano para entenderlos.

Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Daniela

Daniela

Esta mañana encontré un cuaderno de apuntes que creía perdido. En la última página estaba escrito un número. Abajo decía Daniela...

Las columnas de Mary Daza encontraron su novela

Las columnas de Mary Daza encontraron su novela

  El deseo más grande de un escritor es ser recordado por lo que escribe. Lo decía incansablemente Gustave Flaubert. Escribir es, a...

El azufre en las espaldas

El azufre en las espaldas

Él aprendió a escribir en la tierra. No era un niño sino un floreciente volcán, cuando su mamá convirtió una rama en una tiza y...

Hallazgos de un cuentista

Hallazgos de un cuentista

  Entre todos los decálogos que se han escrito sobre el cuento, seguramente la única regla segura es que olvide todas las reglas, p...

La  ciudad de Valledupar es ahora un ‘libro abierto’

La ciudad de Valledupar es ahora un ‘libro abierto’

Por estas tierras macondianas se quiere cultivar la pluma de nuevos nobeles para que describan en sus textos parte de la fantasía y la...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados