Literatura
El hombre que hablaba de Marlon Brando
Después de casi tres años de su publicación, he leído, por fin, la novela de mi paisano y pariente Jhon Jairo Junieles. Como primera medida, debo reconocer que, si hay obra alguna que me enseñare a escribir una novela, esta (al margen de los lazos que me unen a su autor) sería la más propicia. Haciendo uso de mis nulos dotes de crítico literario, quise escribir estas comedidas letras con el afán de contarle al mundo las maravillas del Caribe, contadas por un caribe.
Transportado en cuerpo y alma, viví en la Cartagena de los sesenta (aun siendo una ciudad que poco frecuento) pero no sólo eso, conocí también muy a fondo las peripecias del rodaje de un largometraje desgranado por la fatídica intención de escribir una crónica periodística. Como en toda buena obra y al mejor estilo “garcíamarquiano”, “El hombre que hablaba de Marlon Brando” infunde en el lector el deseo inmenso de descubrir los misterios intrínsecos, que gota a gota, van recobrando luz a medida que transcurre la obra por las antiquísimas calles amuralladas de Cartagena. Frente a frente con los perfiles psicológicos de los protagonistas, cuyos problemas y fortunas terminé aferrando como propios, mantuve una estrecha relación con aquel personaje en el cual desembocaron todo ese cúmulo de sentimientos y personalidades, Marlon Brando.
Aún sin jamás haber visto una película de la estrella norteamericana, y a la deriva de la pluma del autor, pude enfrentarme al hombre rubio de exótica personalidad que vagaba tocando tambores por las calles de Cartagena, siempre guardándose del hastío de la prensa acosadora. Definitivamente, para un aspirante a escritor como yo, la novela de Junieles aporta más que orientación literaria. El impecable manejo de los tiempos y la capacidad de interacción con los lugares y costumbres resultaron una sorpresa gratamente fascinante. Si algo debo destacar, porque me llamó poderosamente la atención, es la profunda pericia del autor en el impoluto uso y dominio de los narradores, el cual, es, a mi concepto y vasta experiencia, el talón de Aquiles para quienes empezamos a fluctuar en los océanos literarios. En ocasiones, sentí estar inmiscuido en el pensamiento de quien escribe, me sentí ser un narrador más en cada trazo de la novela, un narrador que no sólo conoce el alma de los personajes con los que comparte más que una palabra, sino que osa opinar y disgregar de acuerdo a las circunstancias.
De “El hombre que hablaba de Marlon Brando” queda mucho por decir, esta intervención no es más que la opinión de alguien que busca en la lectura, no sólo saciar una necesidad, sino respuestas a las dualidades, preguntas e incertidumbres que al escribir emergen, y que solo resolviéndolas (nunca en su totalidad) se nutre el ánimo renovable para ser escritor.
Enhorabuena a J.J Junieles, que le dio vida y voz a una Cartagena olvidada desde otrora, e importancia a los personajes anónimos que deambulan por las calles con afanes de contar historias.
Hernán Duley De La Ossa Benítez
Sincé-Sucre, Colombia
Sobre el autor
Hernán De La Ossa Benítez
La bitácora del naufrago
Hernán Duley De La Ossa Benítez, nacido en Sincé, departamento de Sucre el 7 de agosto del 2000. Actual estudiante de la facultad de Ciencias jurídicas de la Universidad del Sinú, sede Montería. Escritor por vocación desde sus primeros años. Autor del libro “¿A dónde van las gaviotas?”, publicado por la editorial Torcaza en 2021. Asiduo lector de prensa, literatura contemporánea y amante de la poesía clásica. Poeta y columnista, refiere en sus líneas inquietudes sociales y exalta la cultura de la región sabanera con un ambiente raizal y espontáneo, sencillo y atrapante para el lector. Cursó bachillerato en el Liceo Panamericano campestre de la ciudad de Sincelejo, donde reafirmó su vocación de escritor.
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