Literatura
La avenida de los vencidos
¿Cuántos de nosotros hemos recorrida una avenida? ¿Qué vemos en ese momento? ¿O estamos pendientes del móvil? ¿O distraídos? ¿O Preocupados? A pesar de que Valledupar es una ciudad pequeña, cuenta con algunas avenidas que se han convertido, más que en una vía de comunicación, en espacios urbanos donde se encuentran diversos equipamientos urbanos y, debido a su gran extensión, se concentran a lado y lado: locales comerciales, bares o estancos, clínicas, supermercados, talleres, etc.
Eso es lo que refleja el escritor Andrés Cuadro en su libro La avenida de los vencidos, en cada esquina o lugar de la avenida que crucemos siempre existirá una historia que escuchar o incluso en una experiencia vivida al estilo de Diomedes Díaz. Las historias plasmadas en este libro se convierten para el lector en narraciones de la vida cotidiana, y es lo que se experimenta cuando se llega a un lugar.
Sumergirme en La avenida de los vencidos me abrió los ojos sobre un mundo desconocido que estaba frente a mí, ahí al frente de mis narices. Si, ése que recorro cada vez que salgo, y que digo conocer pero que a la vez desconozco. Esta ciudad que crece a pasos agigantados, aquella que corre veloz por alcanzar el anhelado desarrollo, y no quedarse rezagada. Y por más que crece como selva de cemento y edificios creciendo como moles de cemento, inhabitados; crecen a la par sus problemáticas, sus callejones sin salidas, una realidad dislocada y segregada, una incertidumbre voraz y una frialdad que recorre sus calles.
La avenida cada vez se llena de más baches. De tanto transitar por ella se va deteriorando y de una es reparchada. Esto significa que también esas historias que ocurren en dicha avenida son tapas, echadas al olvido, porque lo que importa son otras historias, mitos o leyendas significativos, pues contribuyen al acervo cultural de la ciudad. Sin embargo, persistentes en el tiempo, estas historias están a la espera de que alguien audaz y crítico las descubra y revele a los demás.
Por tanto, la antología narrativa ha sido el estilo elegido por el autor de esta obra para presentar esta radiografía en 4D de la situación que se vive en esta ciudad. En cada una de sus historias hay una mirada crítica de la cotidianidad, y que revela quedando a la luz los prejuicios, las luchas y la corrupción que se han convertido en el estilo de vida de quienes conforman esta urbe. Las experiencias contadas, las autobiografías y aventuras develan las mascaras que ocultan la verdadera realidad, los estigmas sociales, la pobreza, una ruralidad herida. Y el llamado es ha adentrarnos a la avenida de los vencidos…
Caminar por esta avenida fue la aventura más significativa, se convirtió en el remedio para despertar de este letargo en el cual están inmersas algunas personas y del cual se aprovechan esos que están en el balcón para protegerse de esas problemáticas que ocurren en la calle. Quienes están en ese balcón, acaparan, controlan y filtran el agua de vida, esas oportunidades prósperas que permiten que la avenida se desarrolle y su voz sea escuchada por muchos, ya que sus palabras han sido compradas.
Este recorrido marcado por la curiosidad fue como abrir la caja de pandora. Una historia marcada por el misticismo, el estupor y la invención de los abuelos en las zonas rurales, debido a la escasez de luz, se conversaba en la noche sobre las historias de brujas, espantos y aparatos que hacían sus fechorías a altas hora de la noche o en la madrugada. Sin embargo, estas no son las únicas historias de la ruralidad; tierras olvidadas y heridas no solo por la violencia sino por la ingratitud e indiferencia de la ciudad. Volver a recordar estos relatos no es echar la última lágrima, más bien varias lágrimas. Cuanto despojo de tierra, conflicto armado, muertes inocentes, pueblos que se volvieron verdaderos infiernos, y no por los chismes que circulaban.
Y no son semblanzas de héroes y villanos ni de grandes caudillos, estos fragmentos de vida son de voces olvidadas y excluidas de esta sociedad, que se convierten en la cuota para la reflexión. ¿Dónde se oyen esas voces? A las orillas del Guatapurí o contemplando un atardecer, conversando con amigos o parche deleitando unas cervezas para que fluyan las ideas y se agudice la mirada crítica. Ahí se evidencian los problemas, en la conversación con quien pasa vendiendo butifarra, la dama haciendo masajes, y en el observar la sequedad del río Guatapurí en épocas de verano, que es el vivo reflejo de la ciudad.
Pues no podían faltar en la avenida de los vencidos los relatos de amores e intereses, si porque más que amor o deseo por otra persona existe en medio una coima gratificante para resolver una situación económica. Estos romances dejan una huella marcada en quien lo experimenta. Sin embargo, la doble moral de la ciudad lapida a estas personas, les toca estar escondidas, andar bajo las sombras de la noche y de los prejuicios sociales. Y saber que en la avenida de lo vencidos no existen mascaras ni nadie que vigile la vida de los demás; pues, la libertad de este lugar se traduce en pagar por sexo y diversión.
Se consideran a las personas de la avenida como vencidos, olvidados, muertos en los recuerdos de aquellos despistados por las ansías de poder. La consigna de este este lugar, que cada uno repite con frecuencia es: quizá haya muerto, pero sigo viviendo dentro de los vivos que parecen muertos (p. 45). Al final, terminarás recluido por los vencidos porque sus historias de vidas cautivadoras, ya que en este lugar hay mas vida, luz y amor que en otro sitio de la ciudad. O puede que tu vida fragmentada haga parte de esta avenida, que conecta con las demás vidas. Estas vidas no se dejan corroer por larvas que carcomen la conciencia.
Kewin Joel González Fuentes
Sociólogo | @kewin_sociologo
6 Comentarios
Que buena reflexión; nos lleva a no vivir a espaldas de la realidad.
Excelente comentario Dios bendiga tus virtudes
Muy interesante
Me encanta la manera descriptiva como relatas el libro de este autor, lo que pasa el día a día en la vida cotidiana, que a medida que uno se va introduciendo en el artículo, se emociona uno más cada frase, cada palabra que se lee. El reconocer que esas cosas con el pasar del tiempo trasciende y se acopla.
son cosas cotidiana de la vida que hay resolver, vivir sobre ella, son cosas muy común, los grandes poderes no dejan que todo progrese
Excelente escrito , continua asi, esas reflexiones nos ayudan a hacer mejor
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