Medio ambiente
¿Y si le hacemos una fiesta al río Cesar?
Pablito tiene 10 años y tiene prohibido tocar las aguas del río Cesar. La espuma blanca que corre en el afluente lo sorprende: “el río está enfermo, eso repite mi mamá”, dice.
Él vive en una finca que está ubicada justo debajo del puente El Salguero que comunica los municipios de Valledupar y La Paz. Por ahí pasa el río Cesar el cual nace en la Sierra Nevada de Santa Marta y atraviesa los departamentos del Cesar y La Guajira.
Desde hace dos meses, al sistema de tratamiento de aguas residuales de Valledupar que desembocan en el río Cesar no le aplican las bacterias necesarias para disminuir el impacto visual y los olores que emana el afluente. Este proceso tiene un valor aproximado de 900 millones de pesos, los mismos 900 millones que la alcaldía de Valledupar ha gastado en fiestas desde el mes de diciembre, los mismos recursos que pudieron haberse utilizado ni siquiera como soluciones pero sí como paliativos para algunos de los problemas de la ciudad como lo es la falta de transporte escolar. Pablito, por ejemplo, no asiste a la escuela. ¿Por qué no lo hace?, ¿Cuántos más como Pablito no estudian y deben mirar desde lejos el río?
Varias canoas flotan sobre el río Cesar. Parecen danzar en medio de la manta blanca en la que se ha convertido el afluente; aún hay pescadores que lanzan sus redes en las aguas de color verde producto de la contaminación, sin importar los problemas de salubridad que esto puede causar.
La Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, dice que su competencia es verificar el cumplimiento de la normatividad ambiental –la cual evidentemente no se está cumpliendo- y emitir las sanciones correspondientes –lo cual ha hecho-. Mientras que la empresa de servicios públicos, Emdupar, reconoce las falencias en los tratamientos de las aguas residuales y señala que la falta de presupuesto ha sido uno de los agravantes. El tiempo pasa, así como pasan las manos lavadas… en el afluente.
Existe tecnología avanzada para el tratamiento de aguas residuales. El valor corresponde a miles de millones de pesos que podrían invertirse si existiera voluntad política. Política… ¿Y si el río pudiera votar?
Don Hugo Torres, abuelo de Pablito, recuerda que, 30 años atrás, llegaban bañistas al río Cesar quienes preparaban sancochos. En la actualidad, le cuesta salir de las dos habitaciones que hay en su finca por los fuertes olores que salen del afluente. El río Cesar parece morir y seguramente en el sepelio habrá plata para parranda. Así como hubo plata para las fiestas que hizo la alcaldía; así como hay parranda cuando se despiden a los grandes de esta zona del país.
Herlency Gutiérrez
@HerlencyG
0 Comentarios
Le puede interesar
Los recursos de la naturaleza como sujetos de derechos
“El hombre es la medida de todas las cosas: de las que son en cuanto son, de las que no son en cuanto no son”. Lo anterior se le at...
La guacharaca: un ave representativa del Valle
Ya no se escucha el canto de la guacharaca en Valledupar aunque antaño fue una de las aves que animaba las madrugadas. Su ruidoso...
El lado oscuro de la Navidad
Si el planeta hablara, gritaría con voz suplicante que no prendan tantas luces para iluminar la Navidad, que se acuda a creativas form...
Un grito de auxilio permanente para la Sierra Nevada de Santa Marta
Hay luchas que no pueden detenerse y alarmas que no deben dejar de sentirse. En la Casa Indígena de Valledupar (Colombia), lugar d...
“Con la bionconstrucción, la sociedad entera es la que gana”
El Primer curso internacional de Bioconstrucción realizado en el departamento del Cesar (Colombia) concluyó este mes de julio con uno...