Medio ambiente
El grito de la Pachamama
No todos somos conscientes del mal que le estamos haciendo a la naturaleza, aunque a medida que pasa el tiempo, la sociedad va tomando conciencia de la violencia ambiental, que, silenciosa, cotidiana, desapercibida, como la botella de plástico que, flotando en el río Guatapurí, continua su recorrido en el río Cesar hasta llegar al rio Magdalena y desemboca en el mar Caribe, y sigue contaminando hasta llegar mar adentro y no desaparecer.
La botella no va sola, otros recipientes le hacen compañía, y en el rumor del tumulto despreciable deciden ser escuchados porque fueron tratados como “desechables contaminantes”, y, siguiendo el ejemplo de las manifestaciones populares que exigen ser oídas pidiendo justicia laboral, o como las procesiones religiosas pidiendo el milagro, o los foros de naciones que buscan detener la contaminación del planeta, ellos los “desechables contaminantes” piden : cambiar el uso del material plástico por biodegradable.
Y el incendio de los bosques, los arboles tumbados por los terratenientes o las multinacionales, para agrandar su plantación y su codicia, mientras los vientos pasean las chispas y prolongan el incendio por la extensión, matando todo lo que tiene vida como por ejemplo las abejas, que, más allá de la miel, polinizan las plantas, o las hormigas, otro ejemplo de laboriosidad colectiva, o las cigarras, que desde las Bucólicas de Virgilio, acompañan con su canto el paso de la historia.
Los árboles derribados no harán aparecer la lluvia, donde el ganado refresca su degüello al amanecer. En la arquitectura tumbada del ramaje, el pájaro llora su nido destruido, o los complejos mineros contaminando el agua, producen cáncer en poblaciones vecinas, o el humo en las ciudades fumándose la vida…
También están los desastres naturales, con los que, en cierta medida, todos cooperamos: huracanes, terremotos, tsunamis, sequias, inundaciones, etc.
Si bien hay más conciencia sobre violencia ambiental, la reacción social no es proporcional al daño sobre la naturaleza. Es decir, si no actuamos con rapidez, a las generaciones futuras les gana la muerte, y, al ritmo que avanza la contaminación, la raza humana seguirá las huellas de la Pachamama.
¿Se imaginan a Dios sentado en el trono el día del Juicio Final, tomando una Coca-Cola en un envase desechable, y diciendo: “Yo no fui, fueron ellos con su libre albedrío”?
Los espejos de América, haciéndose eco de la necesidad de concientización ecológica, trasmiten a través de estos dibujos la advertencia que nos hace la Pachamama Madre Tierra, cuando grita: “¡Me voy, me voy del planeta y me llevo toda la naturaleza!”.
Y si los dioses se van, se acaban todas las descendencias.
Francisco Ruiz
Sobre el autor
Francisco Ruiz
Los espejos de América
Vallenato que hace 69 años se fue a nacer a Salta, Argentina. Por medio de esta columna refleja dibujos escritos en palabras pensadas, realidades e irrealidades que habitan en el valle y dentro de sí mismo. Mundos que se alojan en la metáfora “Los espejos de América”, donde pinta y escribe lo que siente. Contacto: franciscoruizsalta@gmail.com
1 Comentarios
Una denu cia y advertencia,profunda dramática y hasta poética Hay un cuadro del autor que representa la situación de degradación y peligro que está viviendo la Pachamama.Felicitaciones por el artículo de gran actualidad.Drsfe Salta Argentina.
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