Música y folclor
Julio César Amador: confesión y un canto a Turbaco

Julio César Amador es un nombre que me resuena profundamente, no sólo porque es un compositor brillante, sino porque su obra conecta con algo muy especial: mi tierra, Turbaco. Aunque nació en María La Baja, Amador llegó a ese pueblo de Bolívar a los seis años, el mismo que me vio crecer. Desde los 14 años, empezó a componer canciones, muchas de ellas cargadas de nostalgia.
Hay una en particular que siempre mueve fibras: “Confesión”. Este paseo, grabado por Rafael Orozco con el Binomio de Oro, tiene una historia particular. Inicialmente, la canción iba a ser grabada por el guajiro Elías Rosado, pero él decidió cambiar un verso que mencionaba a mi pueblo. Donde Amador escribió “Bello Turbaco encallado en una colina”, Rosado lo cambió por “Bello este pueblo encallado en una colina”, argumentando que nuestro querido Turbaco no era un lugar muy conocido.
Al final, Rosado nunca grabó la canción, pero cuando Rafael Orozco la escuchó, quedó fascinado y quiso grabarla de inmediato. El problema fue que la versión que llegó a manos de Orozco era la modificada por Rosado, y así fue como Turbaco se quedó fuera de la grabación final.
A pesar de esto, “Confesión” sigue siendo una obra que me une al pueblo, y me encanta saber que, en su esencia, Amador le estaba cantando a la misma tierra que compartimos. No es solo la historia de la canción, sino el hecho de que, a través del vallenato, puedo ver a mi Turbaco reflejado.
Julio César Amador no solo le cantó a Turbaco. También compuso éxitos que grabaron otros artistas. Por ejemplo, le dio “Embriagado de ilusión” a la inolvidable Patricia Teherán, y Otto Serge y Rafael Ricardo grabaron dos de sus composiciones, “A nadie culpo” y “Estampas”. Con su música, este compositor no solo se convirtió en un cronista de sentimientos, sino en un puente que une generaciones y lugares.
Conocí esta historia gracias a un magnífico escrito de Rubén Darío Rodríguez en el diario El Universal, que la relató con una precisión admirable. Para mí, cada vez que escucho “Confesión”, siento que, de alguna manera, Turbaco sigue encallado en esa colina, aunque no lo diga la letra final.
Augusto Puello Mestre
1 Comentarios
Gracias sobrino por esta reseña, de manera clara cuentas la historia de esta hermosa canción.
Le puede interesar
“Nueva generación, no desteñir al folclor”, Poncho Zuleta
“Cuando el vallenato tenía poca fama, sufrimos bastante y sabíamos que algo podía suceder.” Con este verso de la canción ‘...
Leandro José Díaz Duarte: el invidente genial que todo lo veía
"En la casa de Alto Pino se oyó por primera vez, el leve llanto de un niño que acababa de nacer", Leandro Díaz. El talento ...
Jorge Oñate: La leyenda
In Memoriam a Jorge Oñate. (La Paz, Cesar, (Valledupar), 31 de marzo de 1949; Medellín (Antioquia), 28 de febrero de 2021) H...
Ausencia sentimental: el himno del Festival Vallenato
Son pocas las canciones, por ejemplo, “El cantor de Fonseca”, “No voy a Patillal”, “Noche sin luceros”, “Razón y olv...
A las mujeres, Leandro Díaz les cantó desde lo más profundo de su alma
Yo siempre tuve costumbre de ser amable con la mujer, y cuando me enamoraba yo me entregaba sin condición. El hombre al que la sol...










