Música y folclor
Otro rey que nos deja

“La muerte sí causa penas, penas que causan dolor”, con esta frase el compositor Tobías Enrique Pumarejo despedía a su hermano José y a su esposa.
Se ha hablado tanto de la muerte, pero ésta sigue siendo un misterio, para los materialistas, es la conclusión de un cuerpo que termina podrido y devorado por los gusanos y allí concluye todo, para los creyentes como yo, es el encuentro con el creador, después de vivir una etapa sufrida en la tierra.
Un pensador comparaba al nacimiento de un niño con la muerte, decía, que el niño vive nueve meses aferrado al vientre de su madre, allí, se encuentra abrigado y recibe los alimentos a través del cordón umbilical, todo lo tiene y se siente feliz, cuando llega el momento de nacer, se aferra para no abandonar su sitio calientico y abrigado, pero al momento de nacer, cuando ve la luz y al rostro de su madre, no quisiera regresar a ese lugar oscuro donde estuvo aparentemente feliz. Así, es la muerte, nos aferramos a la vida, luchamos por sobrevivir, cuando morimos experimentamos otra sensación muy diferente, llegamos a un lugar de paz, lejos de la envidia, de la calumnia y de las ofensas.
La luz celestial nos conduce por un camino con árboles gigantescos de lado a lado, donde los cantos de los pájaros nos acompañan en el recorrido, al final salimos a unas llanuras extensas, donde el pasto semejante a una gigantesca alfombre verde, sirve de alimento a innumerables animales, en ese sitio se respira paz y tranquilidad.
Otro rey vallenato nos abandona, su familia y el cuerpo médico que lo atendió hicieron esfuerzos para salvarle la vida, pero ya tenía su sitial en el cielo, desde el día anterior, Egidio Cuadrado era esperado por sus colegas y amigos, mientras recorría la inmensa sabana a los lejos vio una luz azul encendida, caía como si fuera las potencias que rodeaban la aureola de un ser superior, era como una colosal tarima suspendida sin pilar alguno que la sostuviera, cuando la tuvo a tiro de piedra, fue reconociendo a las personas que lo esperaban, un acordeonero moreno oscuro que hace poco tiempo que partió, tocaba un tema de su autoría, un bailador espontáneo, quiso imitarlo bailando con Consuelo Araujo, y, desde un rincón del escenario, el Turco Pavajeau gritó: “este disco va a llevá es cajeta”.
Mientras terminaba su ejecución, Escalona le silbaba al oído una canción a Juancho Rois, de modo que hizo su entrada acompañado de Adán Montero en la guacharaca y Cirino Castilla en la caja, Jorge Oñate era el cantante, lucía resplandeciente, joven y sin signos de haber estado enfermo, la canción fue escogida por Escalona: 'Le dije a Poncho Cotes en Valledupar, si aquí llega Juan Félix tirando Piedras, que ninguno le quite la razón, fue que yo sin motivos, y por amor, le invadí el cafetal en Villanueva”.
Era una fiesta colosal, la luz azul iluminaba todos los rostros para que el recién llegado los pudiera ver bien, su llegada fue aplaudida y todos de alguna forma querían complacerlo, Miguel López con su acordeón terciao, invitó de nuevo al jilguero, tocó con mucho sentimiento por petición de Alejandro Duran, La Muchachita, Diomedes Días, con el acompañamiento de Colacho Mendoza, cantó, más para complacer a Escalona y por insinuación de Armando Zabaleta, la garra.
La fiesta aun continua, porque todos quieren agradar al recién llegado con sus actuaciones, que, ahora se siente feliz en un mundo lejos de todos los males terrenales y como el niño cuando nace, jamás querría volver al lugar de donde partió, donde todo es totalmente diferente.
Arnoldo Mestre Arzuaga
Sobre el autor

Arnoldo Mestre Arzuaga
La narrativa de Nondo
Arnoldo Mestre Arzuaga (Valledupar) es un abogado apasionado por la agricultura y la ganadería, pero también y sobre todo, un contador de historias que reflejan las costumbres, las tradiciones y los sucesos que muchos han olvidado y que otros ni siquiera conocieron. Ha publicado varias obras entre las que destacamos “Cuentos y Leyendas de mi valle”, “El hombre de las cachacas”, “El sastre innovador” y “Gracias a Cupertino”.
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