Música y folclor
Ausencia sentimental: el himno del Festival Vallenato

Son pocas las canciones, por ejemplo, “El cantor de Fonseca”, “No voy a Patillal”, “Noche sin luceros”, “Razón y olvido, “Igual que aquella noche” y, por supuesto, “Ausencia sentimental”, que merecen llevar el calificativo de “Grandes canciones de la música colombiana”. Son composiciones que desde su nacimiento tuvieron una acogida extraordinaria y desde entonces se han enraizado con mucho sentimiento en el corazón de todos los amantes del folclor vallenato. Ellas han visto florecer su existencia a través del tiempo. Son joyas musicales que se han mantenido incólumes y en la actualidad gozan el privilegio de conservar vivo el entusiasmo y el fervor de sus años juveniles. Y es, en este sentido, donde reina el verdadero valor trascendental, la verdadera esencia que torna imperecedera su belleza en el reinado musical. Son “canciones para el tiempo”, cuyas huellas imborrables transitan al compás de los meses y los años, significando una temporalidad presente, cada vez que tenemos la oportunidad de escucharlas y deleitar nuestro espíritu, oyendo las delicadas notas que las embellecen y las convierten en auténticas piezas musicales que nutren con fervor el diccionario antológico de la música colombiana.
Por estas cualidades imperecederas, con sobrada razón, estas canciones también podrían denominarse “Canciones líderes o Canciones estelares de la música colombiana”, obedeciendo al “liderazgo natural” que han mantenido dentro del universo musical, el cual ha traspasado las fronteras folclóricas en el suelo colombiano. Cosa que no sucede con aquellas composiciones transitorias, sobre todo, las que vienen naciendo en los últimos años, cuya existencia en el ambiente tiene la duración de un relámpago en la oscuridad. Desde comienzos de 1987, cuando hizo su aparición en el mercado del disco, “Ausencia sentimental” entró con pie derecho en la antología de las canciones más bellas de Colombia. Nada le faltó para que cautivara enseguida el sentimiento de la inmensa fanaticada que sigue y persigue con entusiasmo aquellas canciones que producen honda emoción y deleitan el espíritu. Su título, bastante subjetivo, sintetiza la nota nostálgica que siente una persona cuando, por razones de fuerza mayor, se encuentra impedida para asistir a un determinado evento. Es un título que cautiva y encierra un interés, que impulsa a todas las personas que lo oyen, a motivarse por conocer el contenido de la canción.
“Ausencia sentimental” resultó ganadora en el concurso de la “Canción Inédita” del Festival Vallenato, realizado a finales de abril de 1986. Desde la primera interpretación en la tarima, que tuvo como escenario el Teatro Cesar, la canción fue aclamada con mucho entusiasmo y se convirtió en la favorita del público. El día de la presentación, ante la imposibilidad de encontrar un cantante que la interpretara, su autor, el destacado compositor Rafael Manjarrez Mendoza, animado por varios amigos y fortalecido con unos tragos de aguardiente, se decidió a cantarla. Lo acompañó el acordeonista Gustavo Maestre, quien ya había hecho varios ensayos y la conocía y dominaba a la perfección. “Yo estaba asustado y tratando de decidir. Los nervios y el miedo me acosaban. Sentía que no era capaz de cantarla en público por el temor que se me olvidara la letra, como me había pasado en otras ocasiones”, confesó el autor, algún tiempo después. Al final, en la tercera eliminatoria, el jurado compuesto por Isaac “Tijito” Carrillo, Marina Quintero y Humberto Díaz Daza, la declararon ganadora. Las canciones “Quiero olvidarte” de Iván Ovalle y “Poesía y canto” de Rosendo Romero, ocuparon el segundo y tercer puestos, respectivamente.
Después del éxito arrollador que conquistó “Ausencia sentimental” durante el desarrollo del festival, la cual fue cantada por el autor varias veces en distintas parrandas, solo quedaba el detalle principal: llevar la canción al acetato. En esa época, aún faltaban varios años para que desfilaran en el mercado los discos compactos o “CD” como eran denominados. La grabación significaba un reto para el autor, por cuanto la canción merecía ser grabada por un conjunto de prestigio nacional. Se comenta que el deseo inicial de Manjarrez era que la composición fuera grabada por los Hermanos Zuleta, el conjunto estelar del momento. “Para mí era un premio que los Zuleta grabaran la canción”, manifestó el autor, con mucho entusiasmo. No se detuvo a pensar en Jorge Oñate ni en Diomedes ni en los Betos y mucho menos en el Binomio de Oro. Sobre este particular, se comenta que la canción le fue enviada a los Hermanos Zuleta, para ser incluida en el elepé “Los mejores años”, grabado a finales de 1986, pero les llegó demasiado tarde, cuando ya casi tenían terminado el long play. También se dice que alcanzaron a hacer la pista, pero que Poncho no se pudo compenetrar bien con la composición porque le pareció muy larga.
Sin embargo, la sorpresa fue grande a comienzos de 1987, cuando la inmensa sociedad vallenatófila del Caribe y, por supuesto, del resto de Colombia, tuvo la oportunidad de escuchar y deleitarse hasta el cansancio con “Ausencia sentimental”, la cual fue grabada por el consagrado cantante Silvio Brito y el prestigioso acordeonista Orangel “El Pangue” Maestre, quienes habían formado una excelente agrupación desde 1981. Apareció en el elepé titulado “De nuevo los consentidos”, y desde su lanzamiento se consagró como el éxito rotundo del elepé, dejando rezagados a los diez temas restantes incluidos en el disco. “En diciembre, estando en vacaciones, me visitaron en la Jagua del Pilar, mi pueblo natal, Silvio Brito con el “Pangue” Mestre, y me pidieron que les diera permiso para grabar la canción”, comentó el autor, un tiempo después. “Como yo estaba triste porque no la habían grabado los Zuleta, decidí darles la autorización”, complementó. Y nadie niega que “Ausencia sentimental”, con la voz prodigiosa de Silvio Brito pasó a convertirse en uno de los discos estelares del folclor vallenato, en una canción que, con una narrativa sencilla, ha sabido calar profundamente en los sentimientos del hombre provinciano.
Guardo, entre las numerosas colecciones de mi selecta discoteca, enriquecida con diversos géneros musicales, un ejemplar de “De nuevo los consentidos”, que hace parte de la colección discográfica que grabó Silvio Brito con diferentes acordeonistas, entre ellos, Ciro Meza, el “Pangue” Maestre, Osmel Meriño y Colacho Mendoza. Para mí, el álbum “De nuevo los consentidos” tiene un valor especial: fue un regalo que me hizo, el 5 de octubre de 1987, día de mi cumpleaños, mi amigo Jorge Vergel Sabogal, quien cursaba último año en el Simón Araújo, era amante del acordeón y ya se defendía en el manejo de este instrumento. “Profesor, le traje este regalo, usted que es amante y coleccionista de la música vallenata”, me dijo Vergel al llegar a mi residencia. “En él aparece, me comentó, señalándome el elepé, “Ausencia sentimental”, el disco de Rafael Manjarrez, que ganó la “Canción Inédita”, en el Festival Vallenato del año pasado”. Ese día, tuvimos la oportunidad de escucharlo varias veces, y pudimos apreciar y valorar la belleza musical que le imprime el “Pangue” Maestre y la voz cautivadora de Silvio Brito, adornada con una claridad armoniosa y con las diferentes modulaciones que él suele imprimirle a su vocalización.
El tema de “Ausencia sentimental”, refleja la nostalgia que siente una persona, en concreto, un estudiante, que se encuentra ausente de Valledupar y por limitaciones económicas no puede venir a esta ciudad a gozar los cinco días de parranda que se viven en el Festival. Su estructura está compuesta por dos grandes apartados estróficos que narran los detalles de la fiesta. En la introducción, el autor expone la temática y expresa el dolor de la ausencia: “Ya comienza el festival, vinieron a invitarme. / Ya se van los provincianos que estudian conmigo. / Ayer tarde que volvieron, preferí negarme, / pa’ no tener que contarle a nadie mis motivos”. Luego, continúa exponiendo más razones: “Yo que me muero por ir y es mi deber quedarme, / me quedó en la capital por cosas del destino. / Porque el medio de mis viejos es tan humilde, / que me dan para venirme y en diciembre regresar. / encerrado, temblando escribí una letra / que detallan mi tristeza, mi ausencia sentimental”. Y continúa: Que me traigan razones, le pedí al venir mis compañeros / las anécdotas y los cuentos buenos / que son costumbres de allá / renglones pa mis viejos / diciéndoles cuanto los recuerdo, / mi novia y los amigos aquellos / con quien suelo frecuentar.”
En el segundo bloque estrófico, los detalles abundan y reflejan aún más la nostalgia del autor por la ausencia festivalera. Ésta es una situación que viven todas las personas, sobre todo, los estudiantes universitarios, cuando se encuentran lejanos y no pueden viajar a sus pueblos de origen para asistir a una fiesta determinada. Entonces, comienzan a imaginarse paso por paso y uno por uno, cada suceso de la fiesta. En este sentido, canta Manjarrez, quien en su composición evoca los años vividos en la fría Bogotá, siendo estudiante de la Universidad Nacional: “El que nunca ha estado ausente / no ha sufrío guayabo, / hay cosas que hasta que no se viven, no se saben. / Creo escuchar en el aire un paseo bien tocado. / Deliro esperando que alguien me llame del Valle. / Retrato al Mono Fragoso verseando con alguien. / Cuanto se añora la tierra de Castro Monsalvo”. Y en la narrativa restante, sigue mencionando detalles típicos del festival. Y, por supuesto, al final, cierra la argumentación, mencionando las mujeres bellas de la región y las aguas de los ríos Cesar, Marquesote y Guatapurí, que han sido fuente de inagotable inspiración para muchos compositores de esa ubérrima región, prodigiosa en talentos musicales.
En el 2010, es decir, 24 años después de haber ganado el concurso de la Canción Inédita en 1986, y de venir acumulado año tras año más favoritismo y simpatía en el sentimiento popular, “Ausencia sentimental” pasó a convertirse en el himno oficial del Festival Vallenato. La determinación fue tomada, sin excepción, por todos los miembros de la junta directiva de la “Fundación de la Leyenda Vallenata”, quienes consideraron que “Ausencia sentimental” reunía todas las condiciones para catalogarse como el himno del Festival y por tal razón debía ser interpretada de manera solemne en todos los actos protocolarios de este evento. Sobre este particular, el destacado compositor Gustavo Gutiérrez Cabello, afirmó: “Ausencia sentimental” desde que nació era el himno del Festival, ella se impregnó en el sentimiento de todos los amantes de nuestra música vallenata”. También, Tomás Darío Gutiérrez, escritor, investigador y compositor comentó: “Ausencia sentimental” es una obra excelente, que reúne los requisitos del vallenato esencial y tradicional. Esa forma hermosa y sencilla de describir los sentimientos, junto a los acontecimientos y los eventos, es típico de los grandes compositores. Solita se abrió camino y sin que nadie lo decretara, se convirtió, desde un principio, en el himno del Festival Vallenato”.
Desde su nacimiento, el cual ya está cercano a cumplir cuarenta años, “Ausencia sentimental” ha sido, entre otras, una de las canciones más consentidas de todos los cantantes vallenatos. Aparte de la grabación original de Silvio Brito y el “Pangue” Maestre, también fue grabada por Ivo Díaz con Almes Granados, Rafael Manjarrez con Roland Pinedo, Efraím Fuentes con Bandera, Ivo Díaz con “Colacho” Mendoza y existe, además, una versión en porro que grabó la Banda Juvenil de Chochó, cantada por Silvio Brito. Y aunque muchos conjuntos no la han grabado, la tienen bien ensayada y suelen cantarla en casetas, parrandas y bailes privados, siempre demostrando el inmenso placer que les causa su placentera ejecución. No obstante, su mayor fervor se aprecia en los días cercanos a la realización del Festival: entonces se convierte en la carta de presentación de todos los conjuntos y agrupaciones que visitan la Villa del Santo Ecce Homo. Y en el 2020, cuando no hubo celebración del Festival por razones del Covid 19, la Fundación de la Leyenda Vallenata y la Alcaldía de Valledupar grabaron una versión cantada a nueve voces, en la cual participaron: Peter Manjarrez, Jean Carlos Centeno, Silvio Brito, Iván Villazón, Ivo Díaz, Beto Zabaleta, Margarita Doria, Elder Dayán Díaz y Rafa Pérez. Esta joya se hizo con la intención de motivar el sentimiento colectivo que extrañaba el Festival.
Eddie José Daniels García
Sobre el autor

Eddie José Dániels García
Reflejos cotidianos
Eddie José Daniels García, Talaigua, Bolívar. Licenciado en Español y Literatura, UPTC, Tunja, Docente del Simón Araújo, Sincelejo y Catedrático, ensayista e Investigador universitario. Cultiva y ejerce pedagogía en la poesía clásica española, la historia de Colombia y regional, la pureza del lenguaje; es columnista, prologuista, conferencista y habitual líder en debates y charlas didácticas sobre la Literatura en la prensa, revistas y encuentros literarios y culturales en toda la Costa del caribe colombiano. Los escritos de Dániels García llaman la atención por la abundancia de hechos y apuntes históricos, políticos y literarios que plantea, sin complejidades innecesarias en su lenguaje claro y didáctico bien reconocido por la crítica estilística costeña, por su esencialidad en la acción y en la descripción de una humanidad y ambiente que destaca la propia vida regional.
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