Música y folclor
Un compositor por dentro: charla con Ignacio Cantillo Vázquez (segunda parte)

"Piensa como un hombre sabio, pero comunícate con el lenguaje de la gente": William Butler Yeats (poeta y dramaturgo irlandés).
El pasado 21 de noviembre del año 2024 en este prestigioso medio informativo Panorama Cultural, se publicó una charla muy amena, agradable y fructífera que tuve con el hombre de leyes y compositor de música vallenata Ignacio Cantillo Vázquez, en donde me habló de varios temas, pero sobre todo se hizo mucho énfasis en lo referente a sus canciones. Como la conversación se hizo muy extensa y fue tan agradable que por momento parecía no tener fin, quiero retomar en esta segunda entrega, algunos apartes y darles a conocer lo que implica componer cantos vallenatos y la mirada de un creador musical desde adentro.
¿Usted considera qué es posible enseñar a componer canciones?
Voy a decir una frase que sobre este tema le escuché a un amigo. Esta persona afirmaba coloquialmente "que no es posible enseñar a componer, pero que sí era posible aprender a componer". Y a renglón seguido decía: cuando un individuo nace con esa pasión y, adicionalmente se levanta en un medio donde se respira música, casi que con toda seguridad y sin darse cuenta, él o ella, va copiándole a sus compositores más cercanos esa manera de contar los temas de la cotidianidad mediante versos y melodías. Poco a poco se va enriqueciendo y, lo que es más importante, se va convenciendo que, lo que hacen otros, esa persona lo puede hacer. Una vez que da ese salto, la pasión lo invade y es entonces cuando comienza a indagar los métodos que utilizan compositores de trayectoria con el propósito de adecuarlos al esquema o esquemas que viene utilizando.
Sin duda que, en términos académicos, es posible que la persona interesada en aprender a componer pueda reforzar la estructura de un verso o el hilo conductor de una historia, pero, definitivamente, en mi modesto concepto, el "tumbao", la picardía, el sentimiento, la armonía secuencial, la inspiración, entre otros factores, resulta muy complicado aprenderlos en un salón de clases.
¿Cuál es la razón por la qué pocas personas del mundo vallenato han interpretado sus canciones?
Usted tiene razón, sólo Ivo Díaz, Jimmy Murgas, Orlando Acosta y recientemente la Reina Mayor 2024 Sara Arango han cantado mis composiciones. Pienso que ello se debe a que son poseedores de un gran talento que les permite interpretar cada verso con "posición propia"; es decir, como si hubiesen compuesto la canción. Adicionalmente tienen un estilo propio del vallenato raizal, ese que sabe a yuca, malanga, carne salá. Y en el caso particular de Ivo y Jimmy se han preocupado por conservarlo y sentirse orgulloso de ello. A parte de eso, la gran mayoría de mis canciones llevan el sello del Rey de Reyes Almes Granados y con esos tres maestros de la música vallenata me une una gran amistad, conocen y respetan lo que yo he venido haciendo desde hace varios años.
¿Cuál fue el momento más difícil qué le tocó pasar como compositor, después de haber hecho sus primeras canciones?
Bueno, yo creo que el hacer versos y tararear la respectiva melodía como quiera que es, casi siempre, una labor individual, solitaria, en principio no genera demasiado estrés. El temor, el miedo aparece cuando el compositor decide mostrar sus obras a personas cercanas, algunas de ellas conocedoras, en buena medida de lo que es un buen vallenato. Es ahí donde se genera una sensación un poco púdica, pues eso produce algo de vergüenza, de miedo a hacer el ridículo y a expresarse o exponerse a que de un tajo le maten a uno esa iniciativa que apenas está naciendo. Sin embargo, debo decir que una vez superada esa etapa, poco a poco se va cogiendo más confianza y después de varios intentos, el trabajo continuo y la fe en Dios, permiten adquirir seguridad hasta el punto de subirse en una tarima junto con el conjunto que presenta una de sus canciones inéditas en un festival.
¿En su opinión, el compositor nace o se hace?
Esta es, sin duda una respuesta compleja y sobre la cual he debatido mucho con varios compositores, sin encontrar una opinión que me deje totalmente satisfecho. En razón de ello, me he conformado con aportar a la discusión el siguiente planteamiento:
1- Considero en principio que, como toda actividad humana, este arte de componer canciones es susceptible de ser enseñado y aprendido.
2- Creo que para enseñar y, sobre todo para aprender algo en la vida, se requiere nacer y/o adquirir un especial interés o lo que es lo mismo, una pasión que mueva a la persona casi con obsesionarse por aquello que quiere asimilar.
3- Encuentro necesario que tanto el aprendiz como el maestro requieren establecer o adquirir un método que les permita transitar por ese camino con el propósito de ser cada día más diestros en el arte de componer.
Sin embargo, debo reconocer que en algunos casos que conozco, por ejemplo en las familias Zuleta, Romero, Díaz (descendientes del maestro Leandro) o los Díaz (descendientes de Diomedes), pareciera que existe un componente genético que hace que a muchos de sus hijos y/o nietos, de una manera natural, se les facilitara hacer versos con los que narran hechos y situaciones de su cotidianidad. A ellos nadie se dedicó a enseñarles, aprendieron viendo y sintiendo que hacerlo era posible y se convencieron que al llevarlo en su "sangre", podían atreverse, se atrevieron y algunos lo han logrado. Desconozco si esto pudiera tener algún trasfondo científico.
¿Cuál es el impacto que tienen las historias en la música vallenata?
Las historias transmiten conocimientos, memoria y sentido a lo que se narra. Inconscientemente y a medida que la historia se desarrolla, nos imaginamos como va a ser el final y muchísimas veces, nos lleva a sentirnos protagonistas al apropiarnos de lo que se cuenta o se canta.
De manera adicional, una historia bien contada acerca del origen de una canción, genera una especial empatía en la mente de quien posteriormente escucha la pieza musical.
Aquí también resulta oportuno mencionar que en el universo del vallenato y de manera particular en las provincias del Cesar, La Guajira, y el Caribe colombiano en general, la oralidad es y ha sido siempre la más predominante de las vías de comunicación. Desde que nacemos las historias han formado parte de nuestro entorno: abuelos, padres, hermanos, vecinos, matronas, entre otros, siempre han contado historias y eso hace que nos deleitemos contándolas, escuchándolas y, aún más, cantándolas.
¿Cómo fue ese proceso qué vivió para decidirse a mostrar sus canciones a personas fuera del entorno familiar?
Durante muchísimo tiempo yo estuve seguro interiormente de que lo que escribía en versos o en prosa, no le interesaría a nadie. No obstante, cuando me tuve que enfrentar a la soledad, a la lejanía de mi familia, al reto de estudiar en una universidad lejos de mi tierra, rodeado de personas con costumbres distintas a las mías, tuve bastantes momentos de nostalgia en lo que añoraba que, ojalá alguien pudiera interesarse, algún día en mis escritos. Fue así como comencé a sentir la necesidad de mostrar lo que hacía, pero el miedo, el temor y la timidez, se sobreponía a cualquier impulso de dar ese paso.
Transcurrieron varios años en que fui madurando hasta darme cuenta del valor de la fuerza, de la contundencia que tienen las palabras, tanto para quien las emite como para quien las escucha. Poco a poco me fui dando cuenta que los recuerdos que estaban dentro de mí cada vez hacían más ruido en mis instantes de silencio, tocaban mi sensibilidad, a tal punto que, aún hoy, es inolvidable ese impacto que se produjo el día que escribí mi primera canción y redacté su respectiva historia.
Estoy seguro que fueron todas esas emociones y diálogos internos lo que terminaron rompiendo el temor que ya mencioné y un día en una parranda en la ciudad de Valledupar el Rey Vallenato Wilber Mendoza Zuleta fue mi compañero de aventura en el momento que me atreví a cantarle a tan exigente público una de mis canciones inéditas. Desde ese suceso, para mí mágico, me entusiasmé para seguir contando historias y haciendo canciones que el Dios de la vida me regala cada vez que mis ruegos logran impactar la inmensa generosidad que él siempre ha tenido conmigo: regalarme esos espacios de inspiración.
¿En la vida para qué le ha servido ser compositor de música vallenata?
Tal como lo he dicho en otras oportunidades, componer me ha servido fundamentalmente para expresar mis sentimientos y los de otras personas. Asimismo, ha sido una herramienta para hacer vínculos pero hasta ahora no ha contribuido en nada para ganarme la vida, pues al día de hoy no he recibido dinero alguno proveniente de las más de cincuenta canciones que he compuesto. Ello se traduce en que, el montaje, la producción y la promoción de cada una de ellas las realizo con mis propios recursos para lograr que personas del nivel de Almes Granados e Ivo Díaz me apoyen en cada uno de esos proyectos musicales.
¿Lo que usted expresa en sus versos de dónde le nacen, qué lo inspira?
Siempre que me preguntan por estos aspectos respondo lo mismo, porque no puede ser de otra forma: lo que yo soy capaz de expresar en mis composiciones nace o proviene de la observación de hechos y situaciones de la vida real, emana de escuchar, de ver, de sentir y con todo eso hago un "mazacote", como diría mi abuela, el cual posteriormente voy "amasando" hasta lograr ir dándole forma a unas ideas que poco a poco hago encajar en los versos y la melodía que Dios me va inspirando.
¿Cuánto tiempo dura normalmente para hacer una canción?
Mire eso es muy relativo, todo depende de la inspiración, de cómo me encuentre anímicamente. Algunas he logrado estructurarlas en cuestión de días. Pero con otras me he gastado semanas y hasta meses con una idea dándome vueltas en mi mente, hasta que sin un motivo aparente, la criatura nace de una forma natural, como si me estuvieran dictando las palabras y la melodía. Lo que si he comprobado es que eso no se puede forzar, hay que dejar que el proceso fluya en el tiempo y bajo las condiciones que el Supremo Creador disponga.
¿De los cuatro ritmos vallenatos (son, paseo, merengue y puya) cuál le parece el más complicado para componer y por qué?
Pienso que, en términos generales, pareciera que el menos complicado por su estructura es el paseo. Sin embargo, en opinión de muchos compositores incluido el suscrito, el merengue tiene una importante complejidad para articular los versos con los cambios melódicos que debe tener uno, que cumpla con los requerimientos que exigen los expertos vallenatólogos.
Por otra parte, debo reconocer que en el son y la puya es poco o nada lo que he incursionado. Lo cierto es que hasta ahora, en el listado de mis canciones, sólo existen dos sones y ninguna puya.
Hablemos del proceso de salvaguarda de la música vallenata, ¿qué opina de lo que vienen haciendo al respecto actualmente?
Mi opinión, como simple observador, es que han avanzado muchísimo en el proceso de enseñanza de los instrumentos del vallenato clásico. Hoy , para mi satisfacción en casi toda la Costa Caribe se encuentran niños y jóvenes de uno y otro sexo mostrando unas destrezas admirables, emulando a los intérpretes que los han precedido en esas lides.
Pero mi preocupación se centra es en que pareciera que muy poco se viene haciendo para incentivar a los muchachos a que esa pasión que sienten por el vallenato los conduzca a atreverse a trasegar en el camino de la composición.
Está demostrado científicamente, que los humanos aprendemos imitando a otros seres semejantes, bien valdría la pena como estrategia válida, entre muchas otras, que el Ministerio de la Cultura, la Fundación de la Leyenda Vallenata, Sayco, por ejemplo, estructuraran unos planes y programas donde se generaran espacios lúdicos, conversatorios, talleres, donde los compositores pudieran compartirle a los niños y/o adolescentes interesados en el arte de componer canciones, sus vivencias, sus métodos, su proceso de aprendizaje y de manera especial la forma como ellos fueron capaces de vencer sus temores y aventurarse en ese mundo apasionante de hacer letras y melodías.
Y por último, ¿qué le gustaría dejar cuando le toque partir de este mundo terrenal?
En lo espiritual, mi eterna gratitud con ese Dios que me regaló tantos momentos de inspiración a través de su Espíritu Santo. En el plano material, mi mayor aspiración es dejar en la mente, en el alma de las personas con las que transité pedazos de camino por la tierra mis canciones que cuando las escuchen les evoquen recuerdos, vivencias, momentos de alegría, de nostalgia de amor por la vida y lo que ella ofrece. También me gustaría que a través de mis composiciones mi esposa, esa musa que me inspiró tantas de ellas, mi hijo, mis nietos, mis familiares y mis amigos sintieran mi eterno agradecimiento por todo el apoyo y cariño y también, por supuesto, a esos músicos que estuvieron siempre conmigo: Ivo Díaz Ramos, Almes Granados, Jimmy Murgas, Hadiel Vega, Alejandro Cuisman, Hernán Cuesta, entre otros.
Dominar el arte de mantener una conversación interesante es una habilidad valiosa, que la verdad muy poco poseo pero que puede mejorar significativamente cuando nos encontramos con interlocutores como el doctor Ignacio Cantillo Vázquez quien se caracteriza por tener una buena fluidez verbal y gran conocimiento de su oficio que hacen de sus respuestas un completo aprendizaje. Razón por la que lo escuché genuinamente y quedé satisfecho con sus respuestas, algo que le imprimió dinamismo a nuestro diálogo.
Ramiro Elías Álvarez Mercado
Sobre el autor

Ramiro Elías Álvarez Mercado
Una copa de folclor
Nacido en Planeta Rica, Córdoba, el 14 de octubre de 1974, radicado en Bogotá hace casi tres décadas. Amante de la lectura, los deportes, la escritura, investigador nato de las tradiciones, costumbres, cultura, música, folclor y gastronomía del Caribe colombiano.
Estudió coctelería, bar, etiqueta y protocolo con dos diplomados en vinos y certificación de sommelier, campo profesional en el que tiene más de 20 años de experiencia.
Escribe de manera empírica, sobre fútbol y otros deportes, vinos y todo lo relacionado con el tema, así como publicaciones en distintos medios sobre cultores de la música vallenata y de otras expresiones musicales que se dan en el Caribe colombiano. Sus escritos han sido publicados en distintos medios virtuales.
Desde temprana edad le ha gustado escribir, sin embargo, fue en Bogotá, muy lejos de su terruño, que se le despertó ese deseo incesante de recrear las semblanzas de personajes que han hecho un aporte significativo al vallenato y otras expresiones musicales de la Costa Atlántica de Colombia.
5 Comentarios
Hombe que conversa tan sabrosa, nutrida, valiosa y educativa. Tiene Razón Ramiro Álvarez cuando dice que uno siente que no quiere que se acabe. Extraordinario encuentro que provoca vivirlo y que gracias a Ramiro podemos degustar toda la sabiduría del Maestro Ignacio Cantillo Vázquez "El Poeta Raizal", por quien tengo un gran Aprecio, Admiración, Respeto y Amistad profundo. Mis estimados, que DIOS guíe nuestros caminos y nos encontremos pa la próxima. HOCHI Cantautor Vallenato @hochimusik ???????????????????? #CantandoHistorias
Hola Ramiro cómo estás en mi opinión considero que eso se nace , biene intrínseco , inclusive hereditario mira en la pobreza y la ignorancia de muchos compositores que han realizado grandes composiciones y han sido exitosos, así mismo poetas, escritores etc el cual se va perfeccionando con el entorno de su hábitat , tú por ejemplo eres una persona que tienes ese don de escribir acerca de estos temas el cual son muy interesantes , un abrazo saludos a la familia y continúa con eso que te apasiona.
Qué agradable conversación con el autor. Gracias por compartirla! Un abrazo,
Exelente maestro Ramiro
Muy buena conversación y sobre todo enriquecedora , en mi caso me encanta el vallenato pero ahora conozco más sobre las composiciones y vivencias de quien las escribe , excelente!!!!
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