Música y folclor
El acordeón y sus intérpretes en los municipios de Pedraza y Zapayán

El municipio de Pedraza, a partir de 1999, sufrió la modificación de su configuración geográfica, al ser desagregados de su territorio parte importante de sus corregimientos. El primero fue Bálsamo, que desde entonces hace parte de Concordia. Después, Caño de Agua, Los Cerritos, El Bongo, Capucho y Punta de Piedras, quedaron bajo la jurisdicción de Zapayán.
Ésta era una relación administrativa que comenzó en 1908, cuando fue creado el municipio de Pedraza. Relación que también trascendió a otros aspectos, entre ellos el cultural, especialmente a través de la música folclórica, característica del río Magdalena. Pero, además hubo un nuevo ingrediente para la consolidación de la identidad musical colectiva, el acordeón. Lo fue a partir de que algunos nativos de estas poblaciones se hicieron acordeoneros.
El río Magdalena y la ciénaga de Zapayán, como principales vías, fueron fundamental para que el acordeón llegara a finales del siglo XIX a las localidades ubicadas en sus costas. Con el arribo del instrumento surgieron los intérpretes, quienes, especialmente, hicieron del merengue la expresión musical de mayor importancia sonora. Aire del que el escritor Antonio Brujes Carmona recuerda canciones como: La muerte de Olaya Herrera, El Dr. Alfonso López en el Valle, Los amores de Pacha, Luisa López se va, La llegada del avión, La huelga de la Zona, Los sucesos de Santa Ana, Chencha se puso brava, entre otras.
También se hicieron intérpretes de expresiones musicales que hacen parte de lo que de manera genérica se ha denominado como vallenato.
De ese tiempo, cuando el acordeón se abría paso en el gusto de los habitantes de las costas de la ciénaga de Zapayán, es mencionado el acordeonero Mancilla, de quien se decía que era autor de canciones como El Cometa. También Manuel Medina Moscote, compositor de Santa Marta tiene tren, quien era originario de Punta de Piedra.
Mientras que, en Caño de Agua, ubicado en la zona de influencia de la ciénaga, el acordeonero fue Manuel Carrillo, quien, junto a sus hermanos, conformó un conjunto para tocar merengue.
En Bálsamo, allende a la ciénaga y a orillas de la quebrada El Mundo, se desarrolló el más importante proceso musical dado en el antiguo municipio de Pedraza, que comenzó con Candelaria Tamara, acordeonera madre de tres acordeoneros: Porfirio, César y Manuel Bermúdez.
Manuel fue el primero en destacarse interpretando este instrumento. Después, tras su muerte prematura, Porfirio comenzó a mostrar su vocación musical. Las notas que sacaba al acordeón eran acompasadas y rápidas, tanto que su digitación es comparada con la de Aníbal Velásquez. Mientras que César, además de acordeonero, fue compositor, una canción de su autoría, La negra, mi comadre, que grabó Guillermo Buitrago con el nombre de La hija de mi comadre.
En esa localidad también habitó Rafita Camacho, que era oriundo de Rosario de Chengue, quien, además, fue compositor de La Varita de Caña, interpretada por Buitrago, y el padre de los acordeoneros Donaldo y Martín.
En Bomba, también bañado por las aguas de Zapayán, el acordeonero fue Santiago Vega, cuya rutina musical, quienes lo conocieron y alcanzaron a hablar de él, lo recordaban como un buen músico.
Capítulo aparte merece Abel Antonio Villa, el más importante acordeonero, entre los nacidos en Zapayán, cuya impronta musical le ha permitido ser ubicado entre los juglares de la música vallenata. Piedras de Moler, el lugar donde nació, desde 2000, hace parte del municipio de Zapayán. Además de Abel Antonio, se destacó Gilberto Bermúdez, hermano de los Támara, y quien fue mentor del padre del acordeón.
Después, cuando el vallenato comenzaba a ser famoso y aceptado en los distintos rincones del Caribe colombiano, la calidad interpretativa de Modesto Barrios, oriundo de Punta de Piedras, le permitió ocupar, en 1975, el segundo lugar en la categoría aficionado en el Festival de la Leyenda Vallenata. Este grabó un disco de 45 RPM con el cantante Guillermo Sánchez. Su sobrino, Jassir Salgado Cueto, es continuador de esta tradición musical familiar.
El acordeón también ha dejado huellas en las poblaciones existentes a orilla del río. En Heredia, las parrandas en las que sonaban el acordeón, la caja o redoblante y la guacharaca eran amenizadas por los acordeoneros Abel Pacheco, Abel Herrera, Joaquín De la Cruz y Bernardino Muñoz. El lugar de encuentro era la cantina de Magdalena Perea, en la calle del Olivo, donde se escuchaba el sonido de un moruno de propiedad de la dueña del estanquillo. Otros que hacían sonar el instrumento de propiedad de Magdalena eran Agustín Herrera, Salvador De la Cruz y Federico Córdoba.
Mientras que en Bahiahonda, aunque ubicada a orillas de la ciénaga de Cotoré, los ejecutantes del acordeón fueron los hermanos Carmen e Ignacio Almanza De la Cruz. También Bernardino Muñoz, reputado digitador comparado en su forma de hacerlo con Alfredo Gutiérrez.
En Pedraza, a finales del siglo XIX, se comenzó a escuchar el sonido del acordeón interpretado por Rafael Arturo Medina Rodríguez. Este era dueño de un tornillo e’ máquina, prototipo alemán de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, llamado así por su parecido con los tornillos que tenían las máquinas de coser. Esto debió ser a finales del siglo y antes de ir a estudiar música a Panamá, pues posterior a este hecho, se constituyó en uno de los más importantes maestros de música, especialmente de bandas de viento, en el Bajo Magdalena.
José Vicente Osorio Osorio también tocaba acordeón, lo hacia los sábados en la noche, en la puerta de su casa, mientras a su alrededor las parejas bailaban en una rueda de cumbión. Mientras que Julio Echeto también dejó algunas historias relacionadas con la interpretación de este instrumento musical armónico de viento. Sucedió después de que se fue a vivir a Pedraza, tras unirse maritalmente con Enriqueta Márquez Jiménez.
Recientemente, el acordeonero Guillermo Medina Valencia, “Guillito”, fue objeto de un reconocimiento por parte de los organizadores del Festival de la Canción Inédita de Pedraza, cuya segunda versión se desarrolló el 25 de enero de este año. Su constancia musical fue reconocida en el marco de este Festival, aunque sus notas solo se han escuchado en parrandas celebradas no más allá del alar de Pedraza.
Éste es poseedor de un estilo tradicional. No puede ser de otra manera si su gusto musical ha sido moldeado por el sonar de los discos de los juglares vallenatos en los picot de Pedraza y a través de la radio. Pero especialmente por las escuelas de Luis Enrique Martínez y Alejo Durán, que copió, quizá, motivado por haber sacado algunas notas musicales a los acordeones de estos afamados músicos.
De sus inicios recuerda que se dio después de que su hermano Santiago llegó a Pedraza con un moruno. Pero Santiago, además de componer unos versos a su entonces amor: Inesita (los que El Bacharo aún recuerda y canta, imitando al autor de ellos) apenas hilvanó unas cuantas notas musicales se dio cuenta de que lo suyo no era imitar con el instrumento a los juglares, sino escucharlos a través de los picó, especialmente a Juancho Polo, quien por años fue una especie de santo patrono musical local.
“Chago”, como lo conocimos, abandonó el moruno y “Guillito” lo hizo suyo con tanto empeño que causó que en una Semana Santa suspendieran una procesión. Sucedió después de que pulsara algunas teclas del instrumento, sonido que el cura escuchó y, lleno de ira, ordenó que el santo fuera devuelto a la iglesia.
Otros acordeoneros locales han sido Ulfran Salazar Maldonado y su hermano Edgardo Cueto Maldonado. Actualmente, se destacan Carlos Guillermo Medina Santander, el hijo de “Guillito”, quien reúne los requisitos para triunfar en el mundo musical, faltando solo la consagración y el orden, y Andrés Manjarres Pedrozo, conocido como Afranio, un afanoso músico que ha hecho del acordeón el sentido de su vida y que seguro que con su disciplina va a ser un músico importante.
También hay “engarbadores”, término que en Pedraza se utiliza para, en este caso, señalar que quien toca el acordeón lo hace con alguna práctica. Entre ellos vale destacar a Waldir Hernando Ruiz, Orlando Osorio Orozco y William Segundo Mosquera Rodríguez; también lo fue Carlos Lozano Medina. Esto sin olvidar a los descendientes de pedraceros que se han destacado como acordeoneros, entre ellos Mario García, José Alejandro Ospino Mosquera y Yuleidis Cueto.
Además, han existido acordeonistas frustrados; el principal de ellos es Pachito Salazar, que, con su acordeón imaginario ubicado en su pecho, ha interpretado el mayor número de canciones posibles, todas las que ha escuchado y lo han motivado a creerse un intérprete de este instrumento.
Álvaro Rojano Osorio
Sobre el autor

Álvaro Rojano Osorio
El telégrafo del río
Autor de los libros “Municipio de Pedraza, aproximaciones historicas" (Barranquilla, 2002), “La Tambora viva, música de la depresion momposina” (Barranquilla, 2013), “La música del Bajo Magdalena, subregión río” (Barranquilla, 2017), libro ganador de la beca del Ministerio de Cultura para la publicación de autores colombianos en el portafolio de estímulos 2017, “El río Magdalena y el Canal del Dique: poblamiento y desarrollo en el Bajo Magdalena” (Santa Marta, 2019), “Bandas de viento, fiestas, porros y orquestas en Bajo Magdalena” (Barranquilla, 2019), “Pedraza: fundación, poblamiento y vida cultural” (Santa Marta, 2021).
Coautor de los libros: “Cuentos de la Bahía dos” (Santa Marta, 2017). “Magdalena, territorio de paz” (Santa Marta 2018). Investigador y escritor del libro “El travestismo en el Caribe colombiano, danzas, disfraces y expresiones religiosas”, puiblicado por la editorial La Iguana Ciega de Barranquilla. Ganador de la beca del Ministerio de Cultura para la publicación de autores colombianos en el Portafolio de Estímulos 2020 con la obra “Abel Antonio Villa, el padre del acordeón” (Santa Marta, 2021).
Ganador en 2021 del estímulo “Narraciones sobre el río Magdalena”, otorgado por el Ministerio de Cultura.
2 Comentarios
Excelente crónica Alvaro, Felicidades
Excelente todas estas historias nunca las habia escuchado hasta ahora felicitaciones mi hermano
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