Música y folclor
Lola Bolaño, la verdadera pilonera mayor

Todos los seres humanos nacemos con una capacidad o destreza, sea esta intelectual, física, o de cualquier otra índole, indistintamente de su color de piel, su estrato social, raza o linaje. Esto es inherente a la raza humana, es decir nadie nace nulo o impedido para realizar una labor en la vida. Capacidades o destrezas que se perfeccionan y se desarrollan con los años o con la preparación, bien sea profesional o de manera autodidactica.
La matrona Lola Bolaño, nació en Villanueva departamento de La Guajira el 26 de marzo de 1909 y murió, en Valledupar acostada en su cama, el 20 de junio de 1992 a la edad de 83 años, su nombre completo era Dolores María Bolaño Romero, con una estatura de 1.65 y un peso de 85 Kg aproximadamente.
Desde muy niña, llegó a Valledupar vivió en el barrio el Carmen y, en especial, en el centro de la ciudad. Forma parte de esas destacadas personas que han quedado en el ostracismo, siendo olvidadas por las entidades gubernamentales. Nunca se le ha reconocido y brindado su verdadero valor e importancia cultural, cuando se habla del Pilón y de todas esas costumbres folclóricas con tambores y canto de versos, o coplas en Valledupar.
Siempre fue gordita, con un aspecto risueño y muy dada a los chistes y dichos de antaño, una mujer de la época de antes, conversadora, jovial, colaboradora con los vecinos, pero sobre todo alegre y parrandera.
Sus mejores amigas fueron Delfina Baquero y sus hermanas, quienes vivían en el barrio Gaitán, así como Isabel Rojas (cuentan que enseñó a bailar merengue a La Cacica y a cocinar el bocachico.
Era muy gracioso escucharla decir allá por los años 80 “te voy a meté un pescozón”, a Wilmer, nuestro primo, cuando todos éramos muy niños, y la visitábamos en su hogar para venderle frutas del patio de nuestra casa, este intentaba meterle la mano en el bolsillo de su vestido, para agarrarle unas cuantas monedas que sonaban con insistencia, cada vez que se movía.
Esto sucedía con mucha frecuencia, solo para ver su reacción y reírnos de sus gestos y la forma graciosa, en que ponía la boca y se mofaba de todos nosotros.
Lola siempre estaba presta para organizar fiestas, era muy peculiar ver la manera como ambos dedos de los pies, se les encaramaban en el más gordo, muy graciosamente; fue una mujer, de ojos claros y un color de piel morena, fueron sus padres Juanita Bolaño de (Villanueva La Guajira) y Gabino Romero (de San Juan del Cesar en La Guajira).
Tuvo tres hermanos, Luis, Juana y Bárbara, siendo ella la menor, con muy poco o casi ningún estudio, apenas aprendió a leer y a escribir, como era costumbre de algunas personas en esa época.
Lo aprendían, bien sea por sus padres o por los padrinos, que eran vistos y respetados en aquellos tiempos, como un miembro más de la familia.
Nunca se casó, siempre vivió en unión libre, su primera pareja se llamaba Sergio Sánchez, quien creía mucho en secretos y rezos, el último fue Simón Daza, también hizo vida con Rafael Bolaño y con Juan Federico Calderón.
Lola fue muy religiosa, católica como toda su familia, devota de Santo Ecce Homo, patrono de Valledupar, a cuya procesión asistía, todos los Lunes Santos siempre que podía, así como también era seguidora de La Virgen del Rosario, era tanta su devoción, que en su hogar se montaba un altar de esta, a finales del mes de abril, en donde danzaban y bailaban la congragación de los indios y bailaban el Pilón.
Era buena cocinando, entre sus gustos culinarios se puede citar el pescado en viuda, su gran especialidad, del cual decía era necesario dejar de un día para otro bien adobado y sazonado. También era buena preparando carnes y un buen sancocho típico de la región. Lola tenía muchos dichos y refranes, quienes la conocieron era costumbre escucharle decir.
-¡Me se olvidó! (en vez de: “¡Se me olvidó!”).
Tenía otros dichos como:
-¡Qué luna y su claridá, pa’ sacá gente a pasía!
-¡Qué luna y su reflejo, pa’ sacá a serená pendejo..!
Lola Bolaño recogió el legado y enseñanza, para bailar el pilón de Fidel Mejía Fuentes, abuelo de Carlos Calderón, el director del Ballet Vallenato.
La afición por los tambores y el baile El Pilón vino de muchas influencias, especialmente la de Fidel Mejía Fuentes, en el barrio Cañahuate, quien le decía: “debes aprender a bailar El Pilón, para cuando yo me muera, me reemplaces” y, efectivamente, así fue, ella aprendió todos los secretos de esta tradición y después los transmitió a muchas personas.
Lola Bolaño conformó el primer grupo de baile de El Pilón con Sara y Gladis Bosón, Sixta Torres, María Córdoba, María Araujo, Leticia Guerra, y Martha de Calderón, entre otras. Todas mayores de 65 años.
Para compensar esto, decidieron que los bailadores deberían ser menores de 40 años, al fallecer Lola, María Córdoba continúo con la tradición, quien quiso introducirla a los familiares de Lola, pero ninguno aprendió y le tomó el gusto como sus pioneros. Años más tarde cuando fallece María Córdoba, prácticamente desaparece el Pilón de Lola y nacen otros grupos en la ciudad de Valledupar.
Lastimosamente, nunca se le rindió un homenaje o tributo, sea por las autoridades culturales o gubernamentales de la ciudad, ni estando viva, ni después de fallecida. Y como si esto fuera poco, se robaron su legado, al declarar a la Cacica, Consuelo Araujo Noguera como la pilonera mayor. Qué injusticia, puesto que ese nombre se lo atribuyó el ex presidente Alfonzo López Michelsen a Lola Bolaño en Bogotá en La Plaza Bolívar, en un homenaje que se le hizo, por allá por los años 70.
Se trata pues, de hacer justicia cultural con tan importante personaje, que entregó más de la mitad de su vida a esta bella tradición, como lo es el baile del Pilón, abrebocas del Festival de la Leyenda Vallenata, que, por no tener apellido o abolengo, ha pasado desapercibida y olvidada en la cultura vallenata.
Iván Fernando Márquez Gómez
Sobre el autor

Iván Fernando Márquez Gómez
Libre Pensador
Iván Fernando Márquez Gómez es periodista y escritor. Nacido en Valledupar, acumula más de 20 años de experiencia en los medios de comunicación y la docencia, en Venezuela y Colombia. Mantiene un blog personal, Libre Pensador, y escribe para otros medios como el periódico Doble Vía o la revista Aquí el César.
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