Música y folclor

García Márquez, principal promotor-validador del vallenato y publicista de Escalona

Luis Carlos Ramirez Lascarro

28/08/2025 - 09:50

 

García Márquez, principal promotor-validador del vallenato y publicista de Escalona
García Márquez junto a Rafael Escalona / Foto: créditos a su autor

 

Entre todos los literatos que han aportado con sus textos a la entronización del vallenato como música representativa de la cultura del caribe colombiano y el país en general, Gabriel García Márquez destaca por virtud del macondismo (Ochoa, 2005) desatado a raíz de su éxito internacional, y sin el cual sus notas periodísticas previas, sus apariciones en el Festival vallenato y sus constantes referencias a esta música no habrían llegado a tener el aura mística que se le han concedido, ni él mismo sería considerado una “autoridad” sobre esta música.

La aproximación de García Márquez al vallenato, no sólo en los textos periodísticos previos a su consagración que se revisarán en este aparte, se da desde lo literario, no desde la reflexión teórica acostumbrada por Zapata Olivella, por ejemplo -quien juega un papel importante al acercarlo a los músicos de La Paz, Cesar-, otro de los literatos de renombre que fue, también, folclorista. Uno de los más importantes investigadores, divulgadores y defensores del valor artístico y cultural del folclor colombiano, destacándose por su empeño en identificar los orígenes étnicos de las músicas tradicionales de los litorales colombianos, su actitud pedagógica ante quienes las desconocen y su papel pionero en la reivindicación del aporte negro al arte popular colombiano, el cual ha sufrido constante invisibilización y blanqueamiento, incluso en la actualidad.

Es el Nobel colombiano quien, por primera vez, hace referencia escrita a la música vallenata, empleando este término en relación a la música de acordeón magdalenense, en la década de 1950; sin embargo, desde la primera columna en la que se refiere al acordeón – no específicamente al vallenato – deja ver ya algunos de los elementos que sus letras y su figura aportarán al discurso hegemónico sobre el vallenato: la intuición y la poesía contrapuestas a la razón, la mitificación preferida a la historiografía, lo popular y localista como marca de diferenciación e identificación, la caracterización de los cantos como narraciones de una realidad cotidiana siempre contrastable, aunque no pocas veces irracional, y el establecimiento de la sonoridad del acordeón como símbolo de una música juglaresca.

El carácter mítico y poético con el cual García Márquez se refiere al vallenato se constituye en la base de su inserción en la respetabilidad y su folclorización a través de la palabra escrita. Razón por la cual su figura y sus textos son frecuentemente citados como fuentes autorizadas sobre esta música y por lo cual muchos textos posteriores adquieren este mismo tono mitificador y poético mediante el cual se busca explicar la realidad del género, evitando y/o invalidando su abordaje desde la etnomusicología, la historia, la lingüística o cualquier otra ciencia o disciplina que pueda poner en tela de juicio las verdades canónicas de esa “santa hermandad de los acordeoneros”, quienes tienen “un mundo aparte, una religión propia de la cual muy pocos mortales han tenido noticia”, cuyo anciano pontífice era Pacho Rada.

La intuición contrapuesta al análisis concienzudo, rasgo distintivo de Vallenatología y los relatos mitificadores en contraposición a la historiografía, quedan claramente ejemplificados en este aparte de su segunda columna en el diario El Universal:

Probablemente haya quien intente remontarse por el árbol inútil de una complicada genealogía musical para encontrar en no sé qué ignorado sitio de la historia al primer hombre que se despertó una mañana con la necesidad inminente de inventar el acordeón.

A nosotros, señor lector, nada de esto nos interesa. Debemos conformarnos con creer que - como todos los vagabundos decentes - este instrumento se presentó a nuestros ojos sorprendidos sin partida de nacimiento y sin certificado de conducta. Tuvo - esto sí es indudable - una adolescencia disipada, oscura, rayada de amaneceres turbulentos”.

La narratividad como cualidad estética del vallenato tiene como una de sus bases, además del conocimiento intuitivo sobre la narración, la identificación metafórica garciamarquiana de Cien años de soledad como un vallenato y que se podría intentar con novelas y canciones de otros países, pero que es descartada debido a la imposibilidad de establecer una comparación entre estos objetos, como tampoco es posible entre la música vallenata y la obra de Gabo, aunque es innegable que se pueden encontrar las maneras de establecer relaciones entre ambos discursos y es a lo que Gabo se refiere al decir que los vallenatos y sus novelas están tejidas con la misma hebra. Relaciones que, sin embargo, no permiten tomarse en serio la afirmación garciamarquiana que ha sido tomada como cierta, a rajatabla, por muchos, en el ámbito de la música vallenata. Respecto a esta, se debe tener la misma actitud que el profesor Egberto Bermúdez plantea frente a las obras de otros autores latinoamericanos y las músicas representativas de sus países con las cuales se les podría intentar equiparar, pues “Hablar hoy de las novelas de Faulkner como blues, las de Jorge Amado como sambas, los cuentos de Juan Rulfo como rancheras o los de Borges como tangos motivarían risas de desdén y no sonrisas complacientes” como si las provoca, además de orgullo, la comparación local entre la obra del nobel colombiano y el vallenato.

Esta identificación trasciende el uso del vallenato como parte del paisaje sonoro de la obra literaria, la inscripción de Escalona y Francisco El Hombre como unos de sus personajes y la imaginación irracional de lo local, para emplearse como forma de validación del carácter "eminentemente narrativo" de los cantos vallenatos, el cual no es cierto, como lo mostraron Gilard, Medina, Escamilla y Urango, entre otros; sin embargo, todos estos estudios son ignorados, aún hoy día, entre los cultores y defensores de la denominada vallenatología oficial.

Otra idea garciamarquiana central en el proceso de valoración del vallenato es la que ubica a Rafael Escalona, su amigo terrateniente, como agente culto o ingrediente literario del vallenato, lo cual expresó en diversas columnas de opinión, en entrevistas y haciéndolo la única persona que aparecía con su nombre propio como personaje de Cien años de soledad.

Esta valoración de la figura del compositor patillalero se da de la siguiente manera en una nota anterior al éxito editorial consagratorio de García Márquez: “Escalona es hoy el intelectual del vallenato y sus colegas vestidos con alpargatas y sombrero alón - como Compa´e Chipuco - están satisfechos de que así sea... Escalona, lo había dicho ya, es el intelectual de nuestros aires populares, el que se impuso un proceso de maduración hasta alcanzar ese estado de gracia en que su música respira ya el aire de la pura poesía”.

Ya siendo laureado con el Nobel, en 1983, García Márquez habla de la naturaleza marginal de los cantos vallenatos, el escándalo que produjo en la familia Escalona Martínez la dedicación de Rafael al cultivo de cantos de jornaleros y su impacto en la evolución del canto vallenato con su introducción del componente letrado en sus composiciones: “Sin embargo, la irrupción de un bachiller en el vallenato tradicional le introdujo un ingrediente culto que ha sido decisivo en su evolución. Pero lo más grande de Escalona es haber medido con mano maestra la dosis exacta de ese ingrediente literario. Una gota más, sin duda, habría terminado por adulterar y pervertir la música más espontánea y auténtica que se conserva en el país”.

Como se ha visto, se encuentra en García Márquez a una figura intelectual cuyo "mayor aporte no es en el terreno del conocimiento sino en haber contribuido decisivamente, con Cien años de soledad, a cambiar positivamente la visión que el país tenia del Caribe colombiano y su cultura popular"[1], lo cual permite, también, que con su valoración de la estética de la música vallenata a través de sus escritos se convierta en el principal agente de la literalización del vallenato, proceso mediante el cual se acomodan las formas orales tradicionales de expresión vernácula a la "literatura", digna de ser cultivada, leída y preservada, lo cual es reforzado con la identificación del espacio de surgimiento y desarrollo del vallenato con macondo mismo, su constante presencia en los festivales vallenatos, sus opiniones en torno a lo que es y lo que no es el vallenato y las formas genuinas de la composición y la interpretación, con lo cual se ha establecido una especie de retroalimentación positiva entre García Márquez y el vallenato, la cual los ha hecho indisociables y necesarios entre sí, para explicarse y entenderse.

 

Luis Carlos Ramírez Lascarro

 

Referencias

-BAUMAN, Richard y BRIGGS, Charles. Voices of modernity. Language ideologies and the politics of inequality. Cambridge, UK. Cambridge University Press, p. 15.

-Ochoa, A. (2005) García Márquez, macondismo, and the soundscapes of vallenato. Popular music Vol. 24 (2). 207 – 222. Cambridge, UK. Cambridge University press.

-García, G. (14 de maro de 1950). Abelito Villa, Escalona & Cía., en: Columna La Jirafa, El Heraldo, Barranquilla.

-García, G. (22 de mayo de 1948) No sé qué tiene el acordeón, en El Universal, Cartagena.

-GARCÍA, Gabriel. Rafael Escalona. en El Heraldo, Barranquilla, marzo de 1950.

-GARCÍA, Gabriel. Valledupar, la parranda del siglo, en El Espectador, Bogotá, junio de 1983.

-BERMÚDEZ, Egberto. Jacques Gilard y la música popular colombiana. Caravelle, 93, p. 23. Recuperado de: https://www.jstor.org/stable/40855135 

-GILARD, Jacques. ¿Crescencio o Don Toba?: Falsos interrogantes y verdaderas respuestas sobre el vallenato, en: Revista Huellas, N.º 37, Universidad del Norte, Barranquilla, 1993.

-GONZÁLEZ, Adolfo. Los estudios sobre música popular en el Caribe colombiano. Barranquilla: Universidad del Atlántico, 2003.

-MEDINA, Ismael. Vallenatos en su tinta: una aproximación literaria a los cantos narrativos de Rafael Escalona, Cali, Feriva, 2003.

-ESCAMILLA, Julio et al. “La canción vallenata como acto discursivo”, Barranquilla, Universidad del Atlántico, 2005.

-URANGO, Juan. El vallenato como texto narrativo: análisis de ´El cantor de Fonseca´, de Carlos Huertas. En Visitas al patio 1 (1), 2008.

 

[1] GONZÁLEZ. Op. Cit., p. 80.

Sobre el autor

Luis Carlos Ramirez Lascarro

Luis Carlos Ramirez Lascarro

A tres tabacos

Luis Carlos Ramírez Lascarro (Guamal, Magdalena, Colombia, 1984). Historiador y gestor patrimonial, egresado de la Universidad del Magdalena y Maestrante en Escrituras audiovisuales en la misma universidad.

Autor de los libros: Confidencia: Cantos de dolor y de muerte (2025); Evolución y tensiones de las marchas procesionales de los pueblos de la Depresión Momposina: Guamal y Mompox (en coautoría con Xavier Ávila, 2024), La cumbia en Guamal, Magdalena (en coautoría con David Ramírez, 2023), El acordeón de Juancho (2020) y Semana Santa de Guamal, Magdalena, una reseña histórica (en coautoría con Alberto Ávila Bagarozza, 2020).

Ha escrito las obras teatrales Flores de María (2020), montada por el colectivo Maderos Teatro de Valledupar, y Cruselfa (2020), monólogo coescrito con Luis Mario Jiménez, quien también lo representa. Su trabajo poético ha sido incluido en antologías como: Quemarlo todo (2021), Contagio poesía (2020), Antología Nacional de Relata (2013), Tocando el viento (2012), Con otra voz y Poemas inolvidables (2011), Polen para fecundar manantiales (2008) y Poesía social sin banderas (2005), y en narrativa, figura en Elipsis internacional y Diez años no son tanto (2021).

Como articulista y editor ha colaborado con las revistas Hojalata, María mulata (2020), Heterotopías (2022) y Atarraya cultural (2023), y ha participado en todos los números de la revista La gota fría (No. 1, 2018; No. 2, 2020; No. 3, 2021; No. 4, 2022; No. 5, 2023; No. 6, 2024 y No.7, 2025).

Entre los eventos en los que ha sido conferencista invitado se destacan: Ciclo de conferencias “Hablando del Magdalena” de Cajamag (2024), con el conversatorio Conversando nuestra historia guamalera; Conversatorio Aproximaciones históricas a las marchas procesionales de los pueblos de la Depresión Momposina: Guamal y Mompox (2024); Primer Congreso de Historia y Patrimonio Universidad del Magdalena (2023), con la ponencia: La instrumentalización de las fuentes históricas en la construcción del discurso hegemónico de la vallenatología; el VI Encuentro Nacional de Investigadores de la Música Vallenata (2017), con Julio Erazo Cuevas, el juglar guamalero; y el Foro Vallenato Clásico (2016), en el marco del 49º Festival de la Leyenda Vallenata, con Zuletazos clásicos.

Ha ejercido como corrector estilístico y ortotipográfico en El vallenato en Bogotá, su redención y popularidad (2021) y Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020), donde además participó como prologuista.

Realizó la postulación del maestro cañamillero Aurelio Fernández Guerrero a la convocatoria Trayectorias 2024 del Ministerio de Cultura, en la cual resultó ganador; participó como Asesor externo en la elaboración del PES de la Cumbia tradicional del Caribe colombiano (2023) y lideró la postulación de las Procesiones de semana santa de Guamal, Magdalena a la LRPCI del ámbito departamental (2021), obteniendo la aprobación para la realización del PES en 2023, el cual está en proceso.

Sus artículos han sido citados en estudios académicos como la tesis Rafael Manjarrez: el vínculo entre la tradición y la modernidad (2021); el libro Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020) y la tesis El vallenato de “protesta”: La obra musical de Máximo Jiménez (2017).

@luiskramirezl

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Diana Aristizábal, la mujer que hizo llorar, cantar y viajar a Calixto Ochoa

Diana Aristizábal, la mujer que hizo llorar, cantar y viajar a Calixto Ochoa

  Una traga maluca. Así se podría denominar el amor desbordante de Calixto Antonio Ochoa Campo por aquella mujer vallecaucana que u...

El poder del pensamiento de Leandro Díaz, dedicado a las mujeres

El poder del pensamiento de Leandro Díaz, dedicado a las mujeres

  “Yo siempre tuve la costumbre de ser amable con la mujer, y cuando me enamoraba me entregaba sin condición”. Ése era el hombr...

Hacia la música popular en Latinoamérica: fandangos y décimas

Hacia la música popular en Latinoamérica: fandangos y décimas

  La música religiosa y las músicas profanas coexisten en Latinoamérica, ya desde el comienzo de la evangelización. En el Perú, ...

Vallenato llorón

Vallenato llorón

  La vertiente compositiva romántica del vallenato, entendida como aquella que empezó a tratar la dualidad amor-desamor con arreglo...

Diego Rivero: “Uno tiene que explorar nuevas cosas”

Diego Rivero: “Uno tiene que explorar nuevas cosas”

Procedente de Bucaramanga, el joven director de la Orquesta Sinfónica de Valledupar, Diego Rivero, se esmera cada día en que la músi...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados