Música y folclor
Plegaria Vallenata: un lamento de fe y denuncia social

Jairo Antonio Mercado Paternina, conocido en el mundo de la música tropical como Jairo Paternina, fue un reconocido cantante colombiano, voz líder del "Combo de las Estrellas". Fue asesinado el 22 de septiembre de 1989 en la ciudad de Medellín.
Nacido en Planeta Rica, Córdoba, en junio de 1946, Paternina se convirtió en una de las voces más destacadas de la música tropical de su tiempo. Su talento y carisma lo hicieron una figura muy querida en Colombia, y su legado musical perdura hasta hoy, especialmente con temas que se han vuelto clásicos de la música decembrina.
Algunas de las canciones que popularizó son: "Te lo juro yo, "Limosna de amores", "La bien pagá", "Plegaria vallenata", "Pequeñita", entre otras.
El 22 de septiembre de 1989, Jairo Paternina fue asesinado en la ciudad de Medellín. Los hechos ocurrieron mientras el cantante se encontraba en el estadero "Doña Clarita", donde tenía programada una presentación. Según los reportes, un grupo de hombres armados ingresó al lugar, le arrebató el arma al celador y, sin mediar palabra, abrió fuego contra Paternina, causándole la muerte. Los asesinos huyeron en una motocicleta.
La canción "Plegaria Vallenata", de la autoría de Gildardo Montoya, tristemente fallecido a temprana edad también, pero en accidente de moto, con su memorable estribillo "Óyeme, Diosito Santo", trasciende la simple melodía para convertirse en un profundo manifiesto de fe popular, crítica social y resiliencia humana. A través de la estructura de una plegaria, el autor no solo se comunica con lo divino, sino que también interpela a la sociedad y a sus gobernantes, desgranando las frustraciones de una comunidad empobrecida y olvidada.
El tema central de la canción es la desigualdad económica. Paternina utiliza una metáfora de gran sencillez, pero enorme contundencia: la mala distribución de la "plática". Le pregunta a Dios, en un tono de cercanía y confianza, por qué la riqueza está tan mal repartida. Esta pregunta retórica no busca una respuesta teológica, sino que subraya la injusticia palpable que el narrador observa a diario: la existencia de personas que "venden su sangre pa' poder vivir", una cruda imagen de la explotación y la miseria.
Sin embargo, el cantante rápidamente libera a Dios de la responsabilidad. La risa y el verso "claro que la culpa no la tienes tú, Diosito Santo", marcan un punto de inflexión crucial. La plegaria se transforma en una denuncia directa contra el sistema político. Los "gobiernos diablos" son identificados como los verdaderos culpables de la masacre social. Esta distinción es fundamental: la fe del pueblo en lo divino se mantiene intacta, mientras que la desconfianza y el rechazo se dirigen hacia el poder terrenal que los oprime.
Además de la crítica, la canción también es un himno a la resiliencia y la esperanza. El narrador no se rinde ante la adversidad. Pide a Dios "licencia" para criar a sus hijos y darles un hogar, un ruego que muestra la aspiración más básica de un padre. Al final, en un acto de fe inquebrantable, renuncia a la petición de riqueza y la sustituye por una de mayor valor: "salud para seguir luchando". Este es el corazón del mensaje: más allá de la plata, lo que verdaderamente se necesita para enfrentar la vida es la fuerza y la vitalidad para seguir adelante, una riqueza intangible que no puede ser quitada por ningún gobierno.
"Plegaria Vallenata" no es solo una canción; es el reflejo de la voz de un pueblo que se siente abandonado. Es un testimonio de cómo la fe y la música se entrelazan para dar forma a un discurso de resistencia. Es un canto que, lejos de ser un lamento pasivo, invita a la acción, a la perseverancia, y recuerda que, aunque la plática esté mal repartida, la dignidad y la esperanza son bienes que siempre se pueden cultivar. El final, con el grito de "¡Canta, canta, pueblo mío!", es un llamado a la unidad, a la expresión colectiva de un dolor compartido y a la fe en que la lucha, en voz alta, es el primer paso para el cambio.
Alfonso Osorio Simahán
Sobre el autor

Alfonso Osorio Simahán
Memorias de Berrequeque
Abogado en ejercicio, profesión que alterna con la de gestor cultural. Folclorista a tiempo completo y compositor de aires autóctonos del Caribe.
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