Música y folclor
La historia de “La cañaguatera”, un clásico del vallenato

Cuenta Isaac “Tijito” Carrillo que la génesis de La Cañaguatera, su mayor éxito musical como compositor, fue la separación de su esposa, Ligia Vega. En efecto, después de nueve años de convivencia y de enfrentarse permanentemente por distintas razones, llegó el final.
Pero el detonante de la ruptura de las relaciones, según Tijito, fue la petición que le hizo a Ligia de que preparara un arroz con el librillo de una vaca, órgano que él había comprado temprano en la mañana en el mercado de Valledupar. Ella se mostró reacia a la petición y, para demostrarlo, lanzó el libro al bacín del baño mientras que Isaac se duchaba.
Tijito recogió sus enseres y se fue a vivir con su abuela, quien residía cerca de la vivienda de los Carrillo Vega, en el barrio Primero de mayo de Valledupar. Pero el compositor y cantante quería alejarse de su esposa, por eso buscó un alojamiento en El Cañaguate, en la casa de los Calderón, donde habitaban Luisa, conocida como mama Loa, Alfredo y Juancho.
–Le pregunté a mama Loa y a sus hijos si me dejaban colgar la hamaca en su vivienda. Ellos dijeron que con mucho gusto.
–A los tres o cuatro días de estar viviendo allí, se presentó frente a la casa una mujer hermosa, que vestía una falda ancha. La observé y pregunté: ¿Esa morena quién es?
—Se llama Dubys Guillen— me respondieron.
—También me informaron que ella asistiría a un paseo organizado en una finca ubicada en la zona de La Mesa, amenizado por el acordeonero Florentino Montero. Entonces, me acerqué a ella y me presenté. Poco después, llegaron unos amigos, quienes me invitaron a participar en el festejo.
El paseo realizado en la finca de Guillermo Quiroz fue amenizado por Florentino y Adán Montero en el acordeón, mientras los Calderón, Juancho, tocaban la caja y Fello, la guacharaca.
—Dubys fue al paseo luciendo un slack blanco y una blusa verde. Entonces la vi más hermosa y la enamoré. Le hice unos versos resaltando su belleza. Además, interpreté mis composiciones: El monarca, Lejanías, De hinojos, De flor en flor, La guayabalera. Y con mi canto, la noté emocionada.
—Terminado el paseo, nos fuimos para la casa de Cirilo Castilla, donde bailamos. Allí la tomé de las manos y cruzamos miradas y sonrisas. Yo era joven y, para entonces, tenía cierta popularidad como compositor y cantante.
—Al día siguiente, la visité en la casa de Elena Álvarez, ubicada detrás de la vivienda de Cirilo, frente a la de la vieja Pepa y un poco diagonal a donde habitaba Eloísa Calderón. Allí me aceptó como novio, argumentando que yo le había caído bien. Entonces, nos besamos y nos abrazamos. Después, supe que tenía un hijo con el negrito Verdecía, pero no me importó, porque esa mujer me gustaba mucho.
—La seguí cortejando y, una mañana temprano, la fui a buscar en mi moto Honda; nos fuimos para Hurtado. Esa fue nuestra primera escapada.
Al poco tiempo de estar de novios, comenzaron a revelarse los celos que sentían algunas personas que también estaban enamoradas de Dubys. Uno de ellos fue el Chapo Padrón, quien, al enterarse de nuestras relaciones, exclamó: “Yo, enamorado de ella, y escogió fue a Tijito. ¡Mucha plebería!
El otro fue Juancho Calderón.
—Después de que comencé mis relaciones con Dubys, Juancho se volvió indiferente conmigo a pesar de que mamá Lola decía que yo era su hijo. Hasta que un día me dijo: “Me hace el favor y me desocupa la casa inmediatamente”.
Mama Lola estaba orando y no se dio cuenta de lo que sucedía.
—Recogí mis cosas, las guardé en una maleta y en un baúl, y al salir de la casa, me abordó el doctor Moscote con la propuesta de que trabajara con él. Me ofreció manejarle su carro, y le sirviera de secuestre en los embargos de los procesos civiles que promovía como abogado.
—Acepté y le dije a Dubys que me iba a vivir en un cuarto que el Doctor Moscotes me había conseguido donde la vieja Ana Caamaño. Dubys seguía habitando en la casa de Elena Álvarez, porque nunca quiso que viviéramos juntos, a pesar de que yo le insistía en buscarle una casa y comprarle una cama. Pero ella me respondía: No, no, no. Espera. Espera.
La relación entre Tijito y Dubys se extendió por un año. Duró hasta el día en que ella le dejó una nota con Elena, en la que decía que se iba para Venezuela porque le aterraba lavar, planchar y cocinar. Además, argumentaba que era joven y bien parecida, y que, por lo tanto, se merecía un hombre que la llenara de lujos y comodidades.
—Estoy seguro de que si yo, Tijito, hubiera sido algodonero, comerciante, ganadero, ella habría sido mi pareja sentimental. Por eso en La Cañaguatera hay una estrofa que dice: Y a pesar de que eres buena, me dejas por pobre. Como soy un hombre noble, yo sufro las penas.
—Dubys me dejó sufriendo, destrozado, porque estaba enamorado. Sin embargo, ahora me doy cuenta de que me hizo un gran favor, pues La Cañaguatera me ha dado mucha fama como compositor.
—Ella regresó tres o cuatro años después de enterarse, a través de las hijas de Elena, que era la cañaguatera. Pero cuando lo hizo, la herida ya había sanado, porque la cicatriz del compositor es como una mochilita podrida: el sentimiento de tristeza por un amor se sale por el primer hueco que encuentra.
Para entonces, cuando la cañaguatera regresó, Tijito ya le había cantado a la mujer a la que le compuso A lo tuyo tú, a la quien le dedicó Negrita Linda. A la musa de Muchachita querida. Lo hacía porque, para este compositor, un desamor se desquita con otro amor.
—De esa manera me conseguí a Dubys y de esa forma nació La cañaguatera.
Álvaro Rojano Osorio
Sobre el autor

Álvaro Rojano Osorio
El telégrafo del río
Autor de los libros “Municipio de Pedraza, aproximaciones historicas" (Barranquilla, 2002), “La Tambora viva, música de la depresion momposina” (Barranquilla, 2013), “La música del Bajo Magdalena, subregión río” (Barranquilla, 2017), libro ganador de la beca del Ministerio de Cultura para la publicación de autores colombianos en el portafolio de estímulos 2017, “El río Magdalena y el Canal del Dique: poblamiento y desarrollo en el Bajo Magdalena” (Santa Marta, 2019), “Bandas de viento, fiestas, porros y orquestas en Bajo Magdalena” (Barranquilla, 2019), “Pedraza: fundación, poblamiento y vida cultural” (Santa Marta, 2021).
Coautor de los libros: “Cuentos de la Bahía dos” (Santa Marta, 2017). “Magdalena, territorio de paz” (Santa Marta 2018). Investigador y escritor del libro “El travestismo en el Caribe colombiano, danzas, disfraces y expresiones religiosas”, puiblicado por la editorial La Iguana Ciega de Barranquilla. Ganador de la beca del Ministerio de Cultura para la publicación de autores colombianos en el Portafolio de Estímulos 2020 con la obra “Abel Antonio Villa, el padre del acordeón” (Santa Marta, 2021).
Ganador en 2021 del estímulo “Narraciones sobre el río Magdalena”, otorgado por el Ministerio de Cultura.
2 Comentarios
Extraordinaria historia
Felicitaciones por tu nueva obra literaria ,se del gran esfuerzo qué hay detrás de ella. Cada vez que publicas tus investigaciones , me vienen los recuerdos de nuestra época universitaria que en el bolsillo del pantalón , en tu bolso siembre tenias algo para leer diferentes a l textos jurídicos
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