Música y folclor

Pero sigo siendo el rey

Nicolás Fernando Ceballos Galvis

20/11/2025 - 07:50

 

Pero sigo siendo el rey
José Alfredo Jiménez (1926-1973). el rey de la ranchera / Foto: créditos a su autor

 

Es innegable que, la cultura popular mexicana, es una de las más emblemáticas al interior de nuestra América Latina. Principalmente, por su reconocido género musical por excelencia: la ranchera. La bella ranchera para enamorar o para desahogar las penas del alma.

Claro que el vasto proceso cultural de la añorada tierra “Azteca” va desde la histórica era aborigen hasta la imagen y semejanza de la ilustre pintora, Frida Kahlo, el emblemático “día de los muertos” o el insigne recuento (digno de sonoros aplausos) contentivo a la “Época de oro del cine mexicano”.

Hasta puede enmarcarse las afamadas figuras de los magníficos comediantes de antaño, ya fenecidos, Mario Moreno (“Cantinflas”) o el llamado “Shakespeare” latinoamericano, Roberto Gómez Bolaños (“Chespirito”).

Pero la ranchera, _como la salsa, en Puerto Rico, o el vallenato, en Colombia, es el fundamento de su sentir popular. En esencia, es entonces la ranchera “la hija del pueblo”.

Así, pues, a uno de sus máximos exponentes se le rezará, en menos de nada (23 de noviembre), por su bendita alma, en lo que tiene que ver con el aniversario número 52 de la partida de “¡El rey!”: estoy haciendo referencia, nada más ni nada menos, hacia la persona musical del legendario José Alfredo Jiménez (1926-1973).

Y sin querer menospreciar, en absoluto, el portentoso talento de sus colegas musicales de otrora Javier Solís; Jorge Negrete; Antonio Aguilar; Alicia Juárez o el mismísimo, Vicente Fernández, es y seguirá siendo “¡El rey, José Alfredo!” que acompañado de los ya referidos en aquel recóndito “más allá”, continúa pregonando sus más bellas y sentidas melodías del ayer.

Este personaje fue de todo: antes de iniciarse en la música ranchera, fue camarero y hasta jugador de fútbol perteneciendo en aquellos tiempos remotos a la nómina del desaparecido Club Deportivo Marte de la primera división mexicana, pero a ese “hombre orquesta” se le sumó un fantástico talento que mantuvo innato hasta su último día de vida expirado a temprana edad (47 años, para ser exacto), producto, claro, de la bohemia y la vida dicharachera.

Talento enmarcado, por sobre todas las cosas, en su calidad de compositor de portentosas rancheras para, tiempo después, interpretarlas con el garbo y la elegancia que lo identificaron en escena musical; y, hasta actoral, valga acotar, al punto de hacerse con ciertos roles en el mundo de la cinematografía al participar en afamados audiovisuales de los años cincuenta del siglo pasado como “Martín Corona” (1950), “Póquer de ases” (1952), “Guitarras de medianoche” (1958) y “La feria de San Marcos” (1958).

Aunque, musicalmente hablando, su preciosa discografía (a hoy, en su máximo esplendor) resulta extensa, para poder abarcar sin censura su vida artística, de tajo, se concluye que la ya nombrada cultura popular mexicana, __en esencia, a través de la música__, está alimentada e, identificada, en gran parte, por sus canciones de antaño; una de ellas, entonces, tiene gran sentido en el pueblo “manito” bajo el título “Camino de Guanajuato”, hallada, en primera instancia, en el trabajo musical “Down Mexico Way” (Tico Records, 1956) y tres más de su plena autoría con cabida especial en la producción “La enorme distancia” (RCA Victor, 1961), acumulan el sentir de su pueblo: “Pa todo el año”, la emblemática “Yo” y “El caballo blanco”.

“Media vuelta” (integrada en el LP “Serenata sin luna” - Vol. III, RCA Victor, 1962) de su autoría e interpretación en conjunto con el Mariachi Vargas de Tecalitlán, es otro de los tantos clásicos espectaculares al interior de la ranchera, no obstante, en “El Cristo de la montaña” (Columbia, 1962), aparecen los ya citados éxitos “Camino de Guanajuato” y “El caballo blanco” con la añadidura de un ingrediente especial bajo el sentido tema “Cuando los años pasen”, asimismo, con espacio estelar en el trabajo “Arrullo de Dios” (RCA Victor, 1967).

En “Canción del corazón” (Columbia, 1964), se encuentran, por referir, “El último beso” o “Tu olvido”, pero si de indicar otras melodías insignes, no pueden faltar al interior de cualquier recopilatorio que se realice en su magno honor las aclamadas “Amanecí en tus brazos” y “Cuando lloran los hombres aparecidas en el volumen ranchero producido por RCA Victor “Cuando lloran los hombres – Vol. IV” (1964), en compañía del Mariachi Vargas de Tecalitlán.

“Muchacha bonita” (1965) y “Me equivoqué contigo” insertado en el LP “Cuando lloran los hombres” (Harmony, 1968), son de grata importancia en la vida musical de José Alfredo Jiménez, sin obviar el infaltable “¡No me amenaces!” publicado por allá en el año 1970 en conjunto con la famosa, “El siete mares”.

Con “El cantinero” (RCA Victor, 1971), su prestigio artístico se acrecentaría al presentar la histórica “El rey” y “Te solté la rienda”; acotando, inclusive, la clásica, “Amor de pobre”, vislumbrada en el cancionero del proyecto musical “Más éxitos de…” (Caytronics, 1972).

Se podría cerrar con broche de oro este sucinto recorrido musical a la memoria de “¡El rey, José Alfredo!” con una última melodía para el recuerdo bajo el rótulo “Las botas de charro”, ilustrada en el álbum “Gracias” (RCA Victor, 1972), pero, a su memoria y, a la de su amada, Alicia Juárez, se recapitula el sentido cancionero (a manera de dueto) “José Alfredo y Alicia” (Arcano Records, 1971) destacándose los títulos “Te solté la rienda”, “No niegues que me quisiste” más el coplero de antaño con las célebres “No me amaneces” – “Cuando vivas conmigo” – “La media vuelta” – “Me equivoqué contigo” – “La mano de Dios” – “Amanecí entre tus brazos – “Si nos dejan” y “El  siete mares”.

Sin más preámbulos, los eternos, José Alfredo y Alicia, escondidos en algún lugar del cielo, estarán cantando, a viva voz, el himno, “¡Si nos dejan!”.

¡A su salud, “Rey” José Alfredo!

In memoriam de José Alfredo Jiménez Sandoval (Dolores Hidalgo, Guanajuato, 19 de enero de 1926 - Ciudad de México, 23 de noviembre de 1973)

Coletilla: Su correligionario o, tal vez, “rival de patio”, el igualmente fallecido, vicente Fernández, interpretó tres de sus temas especiales: “El caballo blanco”, “Las botas de charro” y la resplandeciente, “¡El rey!”. ¡Vaya comparsa que deben estar armando este par de charros en el benemérito cielo! “¡Ay, ay, ay!”.

* * *

El holocausto del Palacio de Justicia y la tragedia de Armero

Diversos medios de comunicación nacionales han venido conmemorando el cuadragésimo aniversario contentivo a dos de las tantas tragedias que, por el trasegar de los tiempos, han enlutado nuestra vida republicana.

Se tratan, pues, la primera, sobre el holocausto del Palacio de Justicia (6 y 7 de noviembre de 1985) y cuya acción de guerra conocida también como la toma y retoma del Palacio, __es decir: toma por parte del grupo guerrillero, M-19, y, retoma, por parte de los militares__, dejó como saldo (se calcula) más de cien muertos entre magistrados, guerrilleros y empleados quienes, en su conjunto, se hallaban al interior de aquel palacio en llamas; y, la segunda, correspondiente a la avalancha de Armero (13 de noviembre de 1985), producto de la erupción (y consiguiente deshielo) del volcán Arenas del Nevado del Ruiz, lo cual produjo el sepultamiento del hoy desaparecido municipio (en inmediaciones del departamento del Tolima) bajo algo más de 20 mil muertos y 230 mil damnificados.

Mientras al ser interrogado sobre las cosas malas que sucedían en su gobierno, el presidente Betancur contestaba, impávido: “…No sé… No sé… Ha pasado de todo, porque fue como sí todo hubiera estado ahí, represado, esperándome…”, la chiquilla, Omaira, ¡oh, santísima, Omaira! lloraba desde el cielo. (La que aún llora por nosotros y por toda esta patria herida colombiana que no me explico cómo ha aguantado tanto golpe y ahí sigue, firme, de la mano de su “¡Oh gloria inmarcesible!” “¡Oh júbilo inmortal!”).   

 

Nicolás Fernando Ceballos Galvis

Sobre el autor

Nicolás Fernando Ceballos Galvis

Nicolás Fernando Ceballos Galvis

Comunicación sin fronteras

Comunicador social egresado de la Fundación Universitaria San Alfonso (Bogotá, 2015), destacó, allí, por su informe especial relativo al XII Congreso de teología moral: “La objeción de conciencia: ¿un derecho de la persona?” (Bogotá, 2012), y, en 2014, siendo monitor del Centro de Producción Multimedia y Audiovisual, colaborando, principalmente, en el Boletín Institucional, “Máxima Alfonsiana”, en calidad de redactor. En 2015, fue ponente del Primer Encuentro Interinstitucional sobre Investigación Interdisciplinar, base para la realización del trabajo de grado grupal a efecto de optar el correspondiente grado bajo el título “La investigación interdisciplinaria en la Fundación Universitaria San Alfonso”.

Asimismo, participó, en sus tiempos de bachiller, en el “Primer Concurso de Cuento, Poesía y Dibujo Infantil y Juvenil por la Paz de Colombia” promovido por el Grupo Editorial EDUCAR (2006) y ya en calidad de periodista independiente, obtuvo, en 2022, el primer puesto (categoría crónica corta) por el escrito de su autoría, “Diario de ‘Villa Imperial’”, expuesto al interior del concurso “La realidad de nuestro territorio a través de tus ojos” promovido por la Secretaría de Mujer y Juventud de la Alcaldía del municipio de Funza, Cundinamarca.

Participante en diversos simposios y capacitaciones académicas relacionadas con su carrera tanto a nivel nacional como internacional, desde 2019 cuenta con una amplia experiencia en el sector de las publicaciones periodísticas independientes a través de su blog personal, “Comunicación Sin Fronteras”, bajo la elaboración de artículos de interés general con énfasis, principalmente, en asuntos culturales o de reflexión social; musicales (en especial, sobre su admirado folclor vallenato, asuntos netamente salseros y rancheros) y temas futbolísticos, “a sol y sombra”, en remembranza del título del libro que evoca este deporte de la autoría del extraordinario, ya fenecido, cronista uruguayo, Eduardo Galeano.

Ahora, este joven bogotano, “con corazón costeño”, pretende cultivar un constructo social que, desde diversas temáticas, logre cautivar al público lector mayoritario de PanoramaCultural.com.co a través de sus opiniones reflejadas al interior de su tribuna la cual ha decidido titular, igualmente, con el mote de su blog personal en honor a su trabajo periodístico independiente.

@NicolasFCG1

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