Música y folclor
Elver Díaz, el defensor de una gran dinastía
El Cacique de La Junta y su hermano, Elver, se parecen en muchos aspectos. Ambos sonríen con frecuencia, cantan con una pasión desbordante, se mueven con gracia y conectan con el público en busca de una respuesta y una muestra de alegría.
Sin embargo, el camino de ambos ha sido diferente. Mientras Diomedes transformaba el vallenato en un espectáculo de masas, Elver cultivaba su gusto por la música pero poniendo siempre énfasis en la familia.
Su inquietud por el devenir de la dinastía Díaz le obligaba a observar los talentos familiares, primos y sobrinos, para impulsarlos en sus carreras y motivarles a mejorar en todo, tanto en la voz como en la actitud escénica.
Hoy, Elver Díaz puede considerarse como el gran impulsor y patrocinador de la dinastía Díaz. Un hombre que ha sabido acompañar y animar a artistas como Martin Elías o Rafael Santos en su esfuerzo por la distinción y el reconocimiento.
Estas afirmaciones no nacen de manera espontánea y frívola. En una reciente entrevista dirigida por el director de Vallenatos fans, Coco Ramos, el talentoso artista expuso con un visible deleite su recorrido musical, pero por encima de todo, compartió festivamente algunos de los temas que le han acompañado en su carrera.
De entrada, Elver confirmó su compromiso con la familia Díaz y el reconocimiento de su talento musical. “Cuando le pasó lo que todos conocemos a Diomedes –expresó Elver–, pensé que había que ampliar la dinastía”. Su deseo era que el peso de los Díaz no reposara exclusivamente sobre su hermano –con el riesgo de que todo empezara y terminara con él–, sino que también se conocieran otras figuras destacables de la familia.
Así es cómo se dedicó a observar a los talentos de su círculo familiar y, en ese camino, Elver demostró grandes habilidades para detectar e incluso despertar el interés por la música. “Yo estoy siempre muy pendiente de la dinastía –explica–. Siempre escucho a los familiares”.
Interpretando temas como “La Mototaxi” o “El pargo rojo”, Elver se transforma. Ya no es un gran descubridor y formador de futuras estrellas, sino el artista que vibra con cada nota, que exhala ritmo y picardía. Con unos movimientos redondos y cadenciosos, el hombre acompaña sus melodías y sonríe al público. Elver es todo espectáculo.
Cuando le preguntan por su relación con su hermano Diomedes, el cantante explica jocoso que se entienden muy bien. “¡Diomedes es un pastelero! –exclama–. Cuando se encuentra conmigo me dice que soy el mejor y cuando se encuentra con otro le dice lo mismo”.
Siempre cultivando la humildad y el agradecimiento, Elver reconoce el carisma de Diomedes fue lo que impulsó la dinastía Díaz. También destaca sus virtudes de sencillez y humildad que hacen de él un personaje único.
Entre ambos reina el respeto y la admiración. Nada de competitividad, y sin embargo, cuando se trata de versear, Elver no puede contenerse: “Soy un poquito más ágil que Diomedes para los versos”.
Johari Gautier Carmona
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