Música y folclor
Rafael Santos: “Mi papá, para mí, fue un poeta”
Pocas semanas después de la muerte del cantante Diomedes Díaz, su imagen volvió a brillar. Invitado a la casa de la cultura de Valledupar para una tertulia exclusivamente dedicada al Cacique de la Junta, su hijo Rafael Santos relató algunas de sus anécdotas de infancia para que la audiencia conociera más acerca de su faceta de padre.
Y es que en todos estos años se había hablado mucho del artista, de su creatividad y desparpajo, su amor por las mujeres, e incluso, de su miedo a la muerte, pero poco de su relación con sus hijos y cómo concebía su papel de jefe de familia.
Las palabras del Rafael Santos fueron todas elogiosas. La muerte y la nostalgia tienen ese efecto automático de rescatar los mejores momentos de una vida y, por muchas equivocaciones que pueda cometer una persona, sobreviven las buenas intenciones y su fondo humano.
Diomedes era un hombre que sostenía un discurso fuerte y estricto. Evitaba mostrar sus debilidades en lo posible. “Él no le lloraba a nadie y en frente de nadie”, expresó Rafael Santos antes de aclarar que, aún así, su padre sabía reconocer sus errores y hacerse perdonar.
Un buen ejemplo: esa vez que el Cacique pegó a su hijo a modo de castigo y éste, dolido por el uso de la fuerza, decidió dejar de hablar con su padre. Durante más de siete días, Diomedes Díaz comprobó que su hijo no estaba dispuesto a reiniciar el diálogo y entendió que su reacción había sido desproporcionada. Por eso, irrumpió en el cuarto del joven muchacho para cantarle una canción que había compuesto especialmente para él y logró así que hicieran las paces.
También sobresalió el desprendimiento de Diomedes Díaz por los bienes materiales. “Mi papá, para mí, fue un poeta –explicó Rafael Santos y más adelante añadió–: Nunca le importó el dinero, nunca le importó compartirlo”. En los momentos de intimidad, el Cacique reflexionaba sobre lo innecesario que puede ser acumular riquezas: “Plata pa´ qué. Eso se va en peajes”.
Y este distanciamiento con el dinero no se debe a que Diomedes Díaz procediera de una familia acomodada. Todo lo contrario. El Cacique tuvo que abrirse un camino con sudor, labrando desde muy temprano en el campo, o incluso, llegando a coser doce mochilas diarias antes de trabajar como mensajero. “Él no tuvo tiempo para jugar en la calle”, comentó Rafael.
Por todos estos motivos, Rafael Santos se siente orgulloso. “¡Yo quiero ser así!”, decía él desde muy pequeño y, en breve, tendrá la oportunidad de ser idéntico a su padre en una telenovela que grabará con RCN. Son dos deseos cumplidos al mismo tiempo…
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