Música y folclor
Las reinas y el Carnaval Popular de Barranquilla
Parece mentira pero, al parecer, nadie le ha querido dar importancia al “Carnaval Popular”, todos hablan de los orígenes del carnaval, de las reinas, las danzas, los disfraces, pero no he podido encontrar desde cuándo se instituyó el “Reinado Popular” (el de los barrios) en el carnaval de Barranquilla.
Según ciertos estudios, el origen popular viene desde que se le permitió a los esclavos la celebración de la fiesta de la Candelaria, y en lo que respecta a nuestro carnaval fue el Barrio Abajo el escenario de la fiesta popular, para competir con los festejos de la aristocracia del barrio El Prado.
En mi memoria archivo con mucha cautela los recuerdos de mi primer carnaval que tenga conocimiento. Fue en mi plena niñez, por allá al comienzo de la década del 50. Recuerdo como si fuera hoy, que la “Batalla de Flores” la vi en brazos de mi madre desde el Estadio Municipal (Romelio Martínez); me fascinó el desfile militar que encabezó el espectáculo folclórico; la Reina del Carnaval arrojando al aire besos, confetis y serpentinas de colores; observé la majestuosidad de las carrozas y todo un conjunto de alegría arrebatada de la gente de todas las condiciones sociales. Recuerdo que mi madre me disfrazó no se ni de que, —ella dijo que de pirata—, aún conserva las fotos en su álbum familiar.
Desde aquel instante feliz, seguí atento a todo lo que oliera a carnaval y no me perdía de los desfiles carnestoléndicos, siempre aferrado a mi madre que también era una entusiasta de las fiestas. Me llamaba poderosamente la atención el paso de las carrozas, yo les buscaba el conductor y nunca supe en aquella época infantil como se desplazaban, estaban totalmente forradas y acicaladas con motivos alegóricos a las fiestas, y en cada carroza iba una reina de barrio, o una capitana de los clubes sociales de la ciudad además de la Reina del Carnaval y sus princesas.
Por el año 57 fue que empecé a escuchar el alboroto de las “Reinas Populares” o reinas de barrios, para entonces, yo vivía en Las Nieves, y me entusiasmaba el empeño que las candidatas ponían a su faena folclórica. Las veía recorriendo las calles en los días previos del carnaval ofreciendo unos boletos, y la candidata que obtuviera mayor renta era escogida reina de su barrio.
Todas las candidatas estaban autorizadas para realizar verbenas, utilizando el espacio público aledaño a su residencia.
Ya en mi época juvenil, animaba a los chicos de mi cuadra y escogíamos entre las muchachas la candidata que presidiera el reinado local; si la joven era gustosa le solicitábamos el debido permiso a sus padres, y organizábamos el comité de apoyo, la inscribíamos en “La Junta Permanente del Carnaval”, y salíamos a solicitar el concurso de las empresas licoreras y de refrescos, que nos proporcionaban las chapolas con la foto de la candidata, los sunchos metálicos con los que encerrábamos el espacio para las verbenas, y sus productos a consignación, que vendíamos en las noches de jolgorio colectivo. La Reina Central del carnaval visitaba los fines de semanas las verbenas de las candidatas populares, acompañada de su comitiva.
En cada reunión con los jurados aviábamos a la candidata de vestidos, zapatos, banda con su nombre impreso, y su peinado en un salón de belleza. La acompañábamos a los programas radiales alusivos al carnaval en los que ella invitaba a la gente de su colectividad a bailar y a gozar en sus verbenas. Las candidatas empezaban diciendo: “yo como candidata” del barrio…
La candidata elegida reina de su barrio, tenía el privilegio de seguir cerrando la vía pública contigua a su residencia, para el desarrollo de sus cuatro días de verbena, en donde la vecindad se divertía con alegría y sin afán, mientras que las candidatas perdedoras debían desmontar sus bailes y acompañaban a la ganadora, o preferían divertirse en lugares diferentes.
La presentación y elección de las candidatas populares se realizaba en el Coliseo Cubierto “Humberto Perea”, y más tarde en las instalaciones de ADECO, en donde eran agasajadas con un baile, animado con orquestas y conjuntos. Las candidatas de los barrios llegaban con sus acompañantes, y un jurado escogía a la ganadora de cada barrio, pero su anuncio se hacía a través de la radio al día siguiente de su elección. Las reinas de los barrios eran coronadas por la Soberana Central en el Coliseo Cubierto “Humberto Perea”, en medio del bullicio de sus barras.
El vecindario se congregaba en la casa de la reina de su barrio y la acompañaba en sus cuatro noches de farras. Recuerdo que las mujeres de la comitiva rociaban la pista con orín de señoritas, dizque para que se llenaran las verbenas, —cábala o no, nos daba resultados positivos—.
Las candidatas de los barrios untadas de coloridos carnavaleros halaban por el brazo a los muchachos mirones, y los hacia entrar. Los muchachos nos asomábamos a las verbenas un poco huraños, para que la bella candidata nos encajara de cabeza en su festín colorido.
José Bejarano Pérez
bejaranoperez@gmail.com
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