Música y folclor
Diáspora y génesis afrocaribeñas: la conga
“El tambor es el rey de nuestros instrumentos musicales, pero el camino ha sido largo y difícil”. R. Martínez Furé.
El conocimiento profundo del folklore en las diversas regiones de nuestra geografía caribeño-antillana a través de la investigación, nos muestra las manifestaciones psicológicas de los pueblos y las bases para comprender la esencia misma del alma popular y sus perspectivas, en tanto comunidad como sujeto de cambio.
Muchos estudiosos sostienen que, para que los artistas obtuvieran una voz propia, debían reconocer aquello del cual eran tributarios en el pasado. Es decir partir desde sus herencias culturales, lo cual para el poeta Poveda y el compositor Moisés Simons, el contenido emocional de la música en el cancionero hispano-caribeño-antillano, podría definirse como: tristeza y desolación.
La Conga tiene su origen en las fiestas celebradas por esclavos africanos durante la Colonia, en las festividades del Corpus, los domingos y el día de Reyes. Tuvo su arraigo y trascendencia dentro de la cultura musical y danzaría. Una explosión de alegría colmaba los barrios y ciudades con cantos desbordados, toques de tambor y fabulosas coreografías. Su carácter masivo se incorpora a los Carnavales.
Básicamente, la Conga es una comparsa callejera que canta y baila con el ritmo que marca un juego de tambores de diversos tamaños. Los danzantes marchan con compases rítmicos, destacándose una síncopa que las comparsas subrayan levantando ligeramente una pierna, marcando el golpe con un brusco movimiento del cuerpo.
La conga se empleó también para publicitar mediante cantos jocosos aspectos de la política regional. Era la nota alegre y bullanguera que se impuso en el campo y la ciudad, en variantes congueras de la región oriental cubana, en las que hubo influjos musicales haitianos en el siglo XIX, con los tambores bocú, fundamentalmente en las congas santiagueras y la sonoridad de la trompeta china que da un toque original con las figuras que hacen los tambores, hierros percutivos y el bombo, con un carácter sincopado.
Más adelante, se le adicionan trompetas y trombones en la búsqueda de mayor sonoridad. Zona de alto poblamiento congo fue el este de Matanza, la llanura de Colón, así como en las charangas de Bejucal, las parrandas de Remedios, Santiago de las Vegas, Cabildos de Regla, y exponentes de la calidad de Amadeo Roldán y A. García Caturla, que dejaron obras de categoría universal, lo cual hace que Carpentier exprese: “las comparsas mucho más que una marcha rítmica colectiva, son ballets ambulantes”.
A partir de 1928, la Conga cubana se consagra internacionalmente. Eliseo Grenet, Sindo Garay y Rita Montaner, presentan en París, Europa y Nueva York, con éxito y furor arrolladores, hasta el punto de desplazar al jazz y al tango. Merecen destacarse congas famosas como: “Uno, dos y tres”, de Rafael Ortiz; “Mamá Inés”, de Garay; “Para Vigo me voy”, de Ernesto Lecuona, junto con sus paisanos de Guanabacoa: la Montaner e Ignacio “Bola de Nieve” Villa; ella con hermosa voz tropical combinada entre lo culto y lo popular, y el otro con expresión delicada y versiones al piano, relata canciones anecdóticas, evocando ancestros africanos. Carpentier, en su obra “La música en Cuba” (México, 19869, analiza la composición rítmica de la contradanza, “Tu madre es conga”.
Es destacable la evolución y relación de la Conga con la rumba y la Columbia, la cual solo es bailada por el hombre, el cual realiza una serie de movimientos acrobáticos alusivos a situaciones personales: epilepsia, cojera, corte de caña, juegos manuales, y voces o textos vocalizados, contentivos de sátiras, indirectas, ironías y jactancias. Estas a su vez deben armonizar, a los cuales el bailador responde con habilidades y destrezas técnicas o atléticas.
Mucha de la música y del baile popular procede de la Conga, la cual no se momificó en los museos, sino que da origen a ritmos como “El Mozambique”, de Pello el Afrocán, mezclada a formas de raíz yoruba y samba brasileña. Mención aparte merecen composiciones tan logradas como: “El paraguas”, de la Monumental; “Cirilo y Clara”, de Los Reyes; “La ritmo te está llamando”, de la Ritmo Oriental, y otra de Jesús Valdés, “Aguanile”, con su elogiada orquesta Irakere, que es la quinta esencia de la identidad musical cubana.
Jairo Tapia Tietjen
Sobre el autor
Jairo Tapia Tietjen
WikiLetras - In Memoriam
Codazzi, Cesar (1950-2018). Columna en memoria de quien fue un destacado colaborador de PanoramaCultural.com.co. Bachiller Colegio Nacional A. Codazzi, 1970. Licenciado en Filología Española e Idiomas, UPTC, Tunja, 1976; Docente en Colegio Nacional Loperena, 1977-2012. Catedrático Literatura e Idiomas, UPC, Valledupar, 1977-2013. Director Revista 'Integración', Aprocoda-Codazzi, 1983-2014; columnista: Diario del Caribe, Barranquilla, El Tiempo, Bogotá, El Universal, Cartagena, El Pilón, Vanguardia Valledupar: 1968-2012. Tel: 095 5736623, Clle. 6C N° 19B 119, Los Músicos, Valledupar- Cesar.
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