Música y folclor
Un ‘Ángel Bohemio’ al que se le cumplen los deseos
“Yo cuidaré de nuestra esencia musical, que viva siempre en la cultura popular. Que Dios me deje parrandeando hasta el final y ser un ángel del viejo Valledupar”.
De algún análisis sobre la relación de esta promesa/petición y el escenario actual de la vida de compositor Adrián Pablo Villamizar Zapata no se conocen registros, pero al echar un vistazo a ambos contextos, se encuentra al primero reflejado en el segundo, como un resultado evidente de la fuerza de la fe, el cumplimiento de la ley de la atracción o el poder de las palabras (o todas las anteriores).
En reflexiones, un día pensó en lo que sucedería “si uno pudiera negociar la eternidad” con Dios. Él, un hombre que ha hecho del recuerdo, la fe y la poesía su gran religión, se convertiría en un ángel bohemio y se quedaría eternamente aquí, recorriendo feliz las noches de Valledupar, siendo el guardián de los que -como él- enamoran con guitarra y acordeón, de los que enseñan a sus hijos a cantar el ‘Amor amor’, los que no dejan que se muera el folclor.
Entender el anhelo de Adrián es fácil, si se tiene en cuenta que él hace arte de una generación de compositores e intérpretes que tuvieron acceso directo a la fuente inalterada del folclor vallenato, que bebieron la savia poética, literaria y melódica de los que fueron primero y le impregnaron su esencia al folclor bautizado como vallenato, auténtico, cotidiano; ese que él no deja que se muera.
Una forma de inmortalizar ese folclor es buscar la memoria del vallenato tradicional, guardada en los relatos orales de los viejos, protagonistas y sabedores de pasado, que pervive diseminada por la región del vallenato; recuperarla, compilarla, preservarla y divulgarla para su valoración, para que sea vehículo por medio del cual la comunidad de apropie de su tradición musical y se fortalezca el vallenato como factor cohesionador de la identidad cultural.
En esta tarea ya está Adrián Villamizar, acompañado de un equipo de trabajo, con la Unidad Investigativa ‘Placeres Tengo', una de las doce iniciativas contempladas en el Plan Especial de Salvaguardia, o PES, una gesta que Adrián soñó y realizó junto con otros de su generación: Carlos Llanos Diazgranados, Stela Durán Escalona, Lolita Acosta Maestre, Santander Durán Escalona, Rosendo Romero Ospino y el Ministerio de Cultura, para preservar las matrices melódicas, armónicas y literarias del vallenato tradicional, rescatar y valorar las tradiciones asociadas a él y transmitirlo a las presentes y futuras generaciones.
Con este logro se cumple su deseo de aquel día de reflexiones. “Seré el guardián de los que sienten como yo, los que no dejan que se muera este folclor, los que enamoran con guitarra y acordeón y hasta sus hijos cantan el ‘Amor amor’.
Ellos, los que sienten como él, los que hacen parte de su Cofradía, convocados por el cariño y la amistad que le tienen, atravesaron fronteras nacionales y un poco más allá, atendiendo la convocatoria que les hizo para abrazarlos en la celebración de sus primeros cincuenta años de vida.
Los abrazos se dieron el pasado domingo en la ciudad de Barranquilla, en un día repleto de poetas y poesía, de amistad, amor, sinceridad, recuerdos y homenajes a esos que los antecedieron a ellos en el folclor que hoy actúan para preservar. Con cantos y relatos eternizaron su esencia entre las personas de distintas generaciones que estuvieron presentes y que también pudieron ver a ‘los hijos cantando el Amor amor’.
Quienes ahí estuvieron se manifestaron admiración mutua, aprendizaje horizontal, dialógico, empírico, y se reconocieron abrevados con savia de unos que ya se fueron y otros que aún están. Y a él, a Adrián Villamizar – ‘El Ángel Bohemio’, se le vio abrazar, reír, suspirar, cantar, vivir, “condenado a ser feliz”, como lo pidió ese día de reflexiones.
https://www.youtube.com/watch?v=sP20M1nH-DQ
María Ruth Mosquera
@sherowiya
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