Música y folclor
La “méringue” haitiana
Casi finalizamos esta saga musical afrolatino-caribeña-antillana, donde sucesivamente nos ocuparemos del Reggae y el Biguine de Jamaica y Martinica, respectivamente, así como otros géneros o aires autóctonos propios de tan vasta región, que engloba el relativismo cultural de los pueblos que, sin sentimientos de inferioridad, los lleva a acuñar el nuevo término de Música del mundo, para englobar todo el Continente americano y algo más allá.
Muchos conciben el desarrollo como acciones que guían hacia el progreso humano universal, donde predomina esencialmente la concepción económica, ignorando la cultura, limitándola en el progreso de los seres, y negando su proactividad sin limitantes consumistas y falsos ideales de utópicos crecimientos perpetuos en torno a lo material; todo lo contrario, no habría desarrollo sino se reconoce la fuerza sin límites de la cultura en los estilos de vida, tradiciones, conocimientos y creencias, aptitudes y valores.
El convulsionado Haití por las predaciones coloniales fue cedido a Francia, en 1697 por España, el cual pasó a llamarse Saint-Domingue, con brutales tratos a sus poblaciones, lo cual da origen a sucesivas sublevaciones, hasta 1804 cuando declara su Independencia, emigrando los colonos y dejando sólo su población de mulatos y negros, de mucha importancia en su devenir socio cultural hasta la fecha, hasta hacer difícil determinar la proveniencia del Merengue haitiano, donde muchos estudiosos lo atribuyen a la parte occidental de la isla que, sin embargo, ha conformado expresiones diferentes.
Desarrollo histórico de La Méringue
Los esclavos traídos de la costa occidental de África bailaban los “bambulas” que, en conjunto con el vodú religioso-cultural, enmarcaron sus cantos originarios. La “calenda”, baile de movimientos frenéticos y sensuales, también traía influencia y herencia de los bailes congos, junto con la “Chica”, danza caribeña con raíces en la danza bantú “mouringue”, que, fusionándose con la coreografía y pasos de la contradanza francesa, y el minuet, surgen ritmos plenos de gracia, lentos y elegantes de salón, al norte de la isla, con movidos y agitados y vivos del carnaval.
En el oeste, se mezclan con el “Paillete y el Yambalou”, donde surge el baile contagioso del “Carabiné”, que da su paternidad en épocas coloniales al “Méringue”, su actual danza nacional, en un proceso iniciado en los sectores humildes con su percusión de tambora, al que se une el clarinete, el saxofón, la armónica y las típicas flautas de bambú con sus cantos más representativos.
En ella las mujeres, asidas en ronda, se mueven cadenciosamente sobre el ritmo de pequeños tambores, y a la vez interpretan la melodía “sakalane” a dos voces, lenta y triste, que posteriormente culmina en forma ardiente, para expresar la vida popular, o mediante trabajos de rigor artístico, temáticas acerca de sus glorias, desastres, políticas y personajes, la raza en su espontánea expresión, sus festividades y composiciones al ritmo de los acontecimientos, el clima y su mestizaje cultural.
Coexisten cinco formas de méringue:
Méringue carabiné, danza rápida afroantillana de estirpe gimnástica y dinámica, de ritmo arrebatador, que canta al triunfo miltar.
Méringue congó, originaria bantú, es la más representativa en lo folklórico, con preponderancia de la percusión, fuerte y constante, y de rica coreografía, bailado en la punta de los pies y brazos en cruz, siguiendo el giro de los tambores.
Méringue rural, variante típica del género, de ritmo dinámico y de mucha sensualidad y vigor entre los danzantes.
Méringue carnavalesca, para las festividades propias y celebrar acontecimientos colectivos, conocido como “Coudialle”, de entraña popular, con otras modalidades llamadas “Ibo, Collé, Petro y Banda”, con alguna vinculación vodú.
Méringue salonière,de herencia cultural europea para los salones, y emparentados con el vals y la contradanza, con ritmo lento y baile cadencioso, interpretado por músicos cultivados y se frecuenta en los estratos socioeconómicos pudientes.
Han sido notables sus compositores como: Justin Elie, Frank Lasigue, Otello Bayard, y creaciones tan difundidas como Caroline Acao y Panama’m tombé; en la actualidad se destacan, el pianista Nono Lamy, la vocalista Martha Jean-Claude, y el autor Nichel Desgrottes, entre muchos, hasta imponer variantes como el “Compas-direct”, de cadencia y aliento que entusiasma al área antillano francés y el “Cocoyé”, bailado en toda la región oriental hasta Cuba y el Continente, como influencia directa del folklore haitiano. ¡Bon Sort!
Jairo Tapia Tietjen
Sobre el autor
Jairo Tapia Tietjen
WikiLetras - In Memoriam
Codazzi, Cesar (1950-2018). Columna en memoria de quien fue un destacado colaborador de PanoramaCultural.com.co. Bachiller Colegio Nacional A. Codazzi, 1970. Licenciado en Filología Española e Idiomas, UPTC, Tunja, 1976; Docente en Colegio Nacional Loperena, 1977-2012. Catedrático Literatura e Idiomas, UPC, Valledupar, 1977-2013. Director Revista 'Integración', Aprocoda-Codazzi, 1983-2014; columnista: Diario del Caribe, Barranquilla, El Tiempo, Bogotá, El Universal, Cartagena, El Pilón, Vanguardia Valledupar: 1968-2012. Tel: 095 5736623, Clle. 6C N° 19B 119, Los Músicos, Valledupar- Cesar.
1 Comentarios
Muchas gracias por esta información, me parece muy importante rescatar la cultura afrodescendiente en Latinoamérica y el Caribe en sus diversas expresiones. A ratos, se hace complejo tener más información a causa de la brecha del idioma. Reitero las gracias desde Chile.
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