Música y folclor
Una licenciatura especial para universo sonoro del Magdalena Grande
Las predicciones son inspiradoras, por cuanto permiten visualizar, en un futuro cercano, abundantes proyectos de grado girando en torno a la música vallenata tradicional, apuntándole a trazar pautas y resolver vacíos en la investigación y el conocimiento no sólo de este género que identifica al Magdalena Grande, sino de otras músicas que han influido de diversas maneras en las tradiciones folclóricas de este territorio.
Esto, con el Registro Calificado al Programa de Licenciatura en Música que, mediante Resolución Nº 15824 de 2016, aprobó el Ministerio de Educación Nacional a la Universidad de La Guajira (Uniguajira), con una temporalidad de siete años, y que –por supuesto- tiene como particularidad a la música vallenata.
No significa esto que ahora en la Uniguajira van a dedicarse a enseñar a tocar acordeón, caja y guacharaca; pues este logro tiene grandes magnitudes, tal como lo explica Roger Bermúdez Villamizar, sicólogo, musicólogo, arpista y pedagogo, quien lideró el proceso de solicitud de la licenciatura: “De las 15 condiciones que exige el Ministerio, determina que lo primero que se forma es un licenciado, un pedagogo; es decir, vamos a formar profesores para que enseñen música. Y no se puede abordar la música solamente desde la vallenatología; tiene que abordarse desde todo el legado que hemos tenido de occidente, y eso implica ver armonía, teoría de la música aplicada, solfeo, coro, materias como el inglés, apreciación musical, historia de la música…”, explica.
Tener una licenciatura en música implica, además, que ya se hizo un ABC, con un trabajo juicioso desde la sociedad civil, entre los que Bermúdez Villamizar cita iniciativas adelantadas desde Fundartes y la Academia Mozart, así como el esfuerzo que desde el Ministerio de Cultura se viene adelantando con el Plan Nacional de Música para la Convivencia; gracias a lo cual hoy La Guajira cuenta con más de doce pedagogos que suplen las necesidades que había hace 25 años, cuando los interesados debían irse a otras universidades como la Pedagógica y la del Atlántico. Esta Licenciatura “va a satisfacer esa demanda para el estudio de la pedagogía de la música”, precisa Bermúdez Villamizar.
En esta carrera universitaria, que tendrá un peso académico de 160 créditos, cinco semestres, la vallenatología empieza en el quinto semestre, con un abordaje diverso que contempla el enfoque desde las Industrias Culturales; “el licenciado tiene que saber lo que ha ocurrido con el mundo de las grabaciones”; desde la estructura técnica y melódica de la musicología; desde el análisis del discurso, desde la parte literaria y la parte formativa. “Lo que se va es a empapar al estudiante de lo que es el mundo musical, pero no va a ser un vallenatólogo”, precisa el experto y añade que vendrán otras etapas posteriores como la maestría y el diplomado en vallenatología.
La gesta para lograr el Sí del Ministerio de Educación fue liderada por Roger Bermúdez: “Siempre un proyecto tiene un grupo o una persona que tiene el sueño y lucha por esos ideales, pero también tiene que encontrar la voluntad institucional y creo que coincidieron esas dos cosas; en la Facultad de Educación armamos el grupo pendiente de solicitarle al rector que era muy importante un programa como estos y coincidió que también de Villanueva la estaban solicitando lo mismo al rector de la Universidad de La Guajira. Se armó el equipo y durante casi dos años construimos ese documento”, relata.
Se trata de un documento maestro, de unas 150 páginas, donde se detallan las quince condiciones que el Ministerio evaluó y una vez constató que cumplían con ellas, otorgó el registro para a apertura del programa de Licenciatura en Música.
Así las cosas, lo que se aspira es que en el próximo semestre comiencen a formarse los licenciados en música, estrenando por primera vez la característica especial hacia la música vallenata tradicional, muy acorde con el mundo sonoro de la región, y llegando este registro en un momento coyuntural, de cara al pronunciamiento de la Unesco al incluir, en diciembre pasado, esta manifestación cultural en la lista de Patrimonios Inmateriales de la Humanidad, en medida de salvaguardia urgente. “Por supuesto. Pienso que el equipo tiene claro que, en un caso como éste, la tarea principal de una universidad en el Cesar, La Guajira y Magdalena es explicarle al resto del mundo qué es esta música, este discurso que nació por estos lugares”, concluye Roger.
María Ruth Mosquera
@Sherowiya
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