Música y folclor
Gustavo Gutiérrez Cabello y el homenaje a una trayectoria estelar
Pocas personalidades del foclor vallenato viven la música de un modo tan apasionado y poético como Gustavo Gutierrez Cabello. En su sonrisa radiante y su efusividad se reflejan el amor por el instante, por las anécdotas más bellas de este mundo y el deseo de encontrarse con el público.
En una entrevista concedida a Coco Ramos, y con motivo del homenaje que se realizará el 46 Festival Vallenato, Gustavo demostró una vez más que no hay compositor más espontáneo en un escenario.
Ataviado de una camisa blanca con motivos festivos y acompañado a la guitarra por su hijo Enrique Gutiérrez de 19 años, Gustavo hizo una retrospectiva de toda su carrera y sacó las conclusiones que todos sabemos: “Creo que hice una buena labor”, dijo con un tono reflexivo.
El año 1963 representa para el compositor un momento clave de su carrera. Fue en aquel año cuando Gustavo Gutiérrez empezó con un nuevo vallenato y enseguida sus más allegados lo etiquetaron de bolero.
“Irrumpí con un vallenato diferente –expresó el compositor–. Mi idea era depurar el verso y hacer que el dolor fuera menos dolor”.
Hoy, casi cincuenta años después, ya no existe debate sobre las composiciones del maestro. Todas ellas han trascendido el universo del vallenato y lo han llevado hasta otros límites en los que la poesía y la melodía van de la par.
La presencia de su hijo Enrique Gutiérrez y sus palabras llenas de admiración son motivo de regocijo. Gustavo es, antes de todo, un padre de familia que aprecia los momentos compartidos con sus hijos y sus familiares.
La prueba es esa maravillosa composición “Ya mi niño se creció” que compuso para su primer hijo y que describe el vacío que siente todo padre cuando constata que sus primogénitos se han hecho mayores.
El tema se volvió rápidamente un éxito internacional: un símbolo del sentimiento universal y de la paternidad. Gustavo Gutiérrez cantó esa canción en Madrid (España) en forma de flamenco, luego en México y muchos otros lugares, por eso el compositor considera que ya no es suya sino de todos los padres que ven a sus hijos crecer.
La noticia del homenaje organizado por la Fundación del Festival de la Leyenda Vallenata lo pilló desprevenido y, por eso, el efecto fue de unas proporciones inesperadas. “A mí me hicieron homenajes en el senado, la gobernación, la alcaldía de Bucaramanga, y muchas más instituciones, pero nunca sentí lo que me pasó con el Festival Vallenato. ¡Es lo más grande!”.
Es la primera vez que la Fundación rendirá tributo a un vallenato nacido en el mismísimo centro de Valledupar (a pocos metros de la plaza Alfonso López) y, eso es un mensaje que hay que destacar. Pero, Gustavo también subraya otro elemento importante: “Se abren las puertas a todos los ganadores del festival del 63 para acá”, expresa con ilusión.
Durante la entrevista, Gustavo Gutiérrez cantó algunos de sus temas más conocidos (como Confidencias o Paisajes de Sol), e incluso uno que no interpreta con tanta frecuencia: “Mi novia querida”.
De las 110 canciones que ha grabado, Gustavo Gutiérrez sólo interpreta en público una cuarentena. Por eso tiene pensado seguir el ejemplo de Jorge Oñate y usar el celular para recordar la letra de algunas mientras canta. En un momento de olvido, el compositor sonríe y ante un público divertido exclama: “¡Bonito el artista cuando se equivoca!”.
Si de Gustavo nos encandilan sus composiciones no podemos obviar su capacidad para adueñarse del escenario y transformarlo en una fuente de deleite. Incluso cuando la luz se apaga (que fue el caso), el público se mantiene aferrado a sus sillas a la espera de otra canción…
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