Música y folclor
El bolero inmortal [III]
Gran acogida ha tenido la fusión de algunos géneros con el bolero, para darnos a conocer lo que se llama el Bolero soneado, fruto de la fusión con el Son cubano y el Danzón en los años veinte.
Uno de esos nuevos formatos es la Charanga francesa, atribuida al director de orquesta cubano, Antonio Ma. Romeu –primer tercio del siglo XX-, quien al ver la decadencia de las orquestas de danzones, o típicas, encabezadas por Miguel Faílde (1851-1929) con “Las alturas de Simpson”, Romeu agrega a los instrumentos, violines, contrabajo y el güiro, los timbales pequeños, flauta de llaves y el piano, dándole mayor flexibilidad y lucimiento musical en los solos de piano, violines y flautas.
Con nuevos elementos adoptados de otras latitudes, irrumpen las voces en solo o mixtos, armonizando tríos y cuartetos, La mayoría de los boleros soneados se han compuesto, -como detalla Loyola Fernández en su obra En ritmo de bolero, La Habana, 1995- con un cambio en la forma musical que introduce una estructura morfológica con Introducción instrumental, seguida del canto con acompañamiento, o Sección de bolero, y culminando con diversas variantes instrumentales, o Interludio, presentada en forma diversa en su armonía rítmica y sonora, compuestos, con preferencia, en el modo mayor, independiente de su relación con el contenido temático en su texto literario y dramaturgia.
Otro aspecto armónico importante es la construcción de los componentes que enlazan los acordes acompañantes, de acuerdo con cada estilo compositivo, en transparente armonía, tal como encontramos, entre otros, en los boleros de Marquetti, Arsenio Rodríguez, Rafael Ortiz y W. Guevara.
El Son, con sus motivos rítmicos, proporciona la base armónica, presente con un diseño característico y diferenciado, que forma una polirritmia armónica, en acordes disueltos en semicorcheas, tal como podemos apreciar en tan connotados boleros del puertorriqueño Pedro Flores, como Blancas azucenas, Amor perdido y Prisionero del mar, y otras suyas, magistralmente interpretadas por Panchito Riset, Ma. Luisa Landín, y Daniel Santos, al lado de Te odio y te quiero, de E. Riset.
Muchos boleros soneados se popularizaron en voces como las de Carlos Embale, Miguelito Cuní, Abelardo Barroso, Paulina Álvarez, Ma. Teresa Vera y Joseíto Fernández.
Presentamos la composición de Armando Valdespí, que todavía resuena en las románticas serenatas del Caribe:
Alma de mujer
Te quise con alma de niño
y tan grande fue mi cariño
que nunca creí que pudieras haber ofendido
este amor tan sagrado que te ofrecí.
Ahora que ya te marchaste
y una hermosa vida tronchaste,
quisiera llenar el vacío que dejas en mi alma
con tu cruel ausencia y con tu adiós.
Mas quiero gozar de la vida
y cerrar la herida que en mi pecho abriste,
y si algún día te acuerdas de nuestros amores
no llores por mí.
Te quise con alma de niño
y tan grande fue mi cariño
pero qué se puede esperar si al fin eres mujer
y tú no tienes alma para querer.
Jairo Tapia Tietjen
Jtt.stspiritu2@hotmail.es
Sobre el autor
Jairo Tapia Tietjen
WikiLetras - In Memoriam
Codazzi, Cesar (1950-2018). Columna en memoria de quien fue un destacado colaborador de PanoramaCultural.com.co. Bachiller Colegio Nacional A. Codazzi, 1970. Licenciado en Filología Española e Idiomas, UPTC, Tunja, 1976; Docente en Colegio Nacional Loperena, 1977-2012. Catedrático Literatura e Idiomas, UPC, Valledupar, 1977-2013. Director Revista 'Integración', Aprocoda-Codazzi, 1983-2014; columnista: Diario del Caribe, Barranquilla, El Tiempo, Bogotá, El Universal, Cartagena, El Pilón, Vanguardia Valledupar: 1968-2012. Tel: 095 5736623, Clle. 6C N° 19B 119, Los Músicos, Valledupar- Cesar.
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