Música y folclor

Conversaciones con un juglar sabanero: Adolfo Pacheco

Conversaciones con un juglar sabanero: Adolfo Pacheco
El compositor Adolfo Pachecho Anillo / Foto: archivo PanoramaCultural.com.co

 

Mientras escuchaba al gran juglar sabanero Adolfo Pacheco, nacido en la población de San Jacinto (Bolívar), recordé aquel año de 1970, cuando se efectuaba la tercera edición del Festival de la Leyenda Vallenata, en la ciudad de "Los Santos Reyes del Valle de Upar". Al llegar a la Plaza "Alfonso López Pumarejo", donde se realizaban las eliminatorias para escoger al nuevo Rey en la categoría profesional (que ganó Calixto Ochoa), reconocí de inmediato a una gran figura de la música folclórica caribeña: Andrés Landero, quien en esa oportunidad ocupó el segundo lugar. Me le acerqué y lo saludé con mucho afecto, pues solía escuchar sus canciones interpretadas con su estilo muy peculiar, y a quien en Valledupar le negaron la corona, por no ser oriundo de esa región.

Pues bien, Landero me invitó a una parranda, y cuando le solicité me complaciera con un tema titulado "Flamenco", me manifestó de inmediato: "Escucha esto, que no lo he grabado aún". Se trataba de una hermosa canción de la autoría del también sanjacintero Adolfo Pacheco, la cual tituló: "La hamaca grande". De verdad que me enamoró su letra y su estilo de interpretación. Fue allí cuando le pregunté a Landero por el compositor de la misma y me respondió: "Se llama Adolfo Pacheco, y esta noche va a estar en la Caseta Macondo, con Toño Fernández y Los Gaiteros de San Jacinto". De verdad que me entusiasmé y allá fui a parar. Fue allí donde pude constatar que una nueva figura del folclor se estaba dando a conocer: Adolfo Pacheco Anillo.

Tiempo más tarde, en la ciudad de Cali, dialogando con un pariente, Juan Antonio Piñeres Montalvo, me decía que Adolfo y él, compartían apartamento en la ciudad de Bogotá, cuando el compositor en ciernes, estudiaba Ingeniería pero "era mucho el ron que mamaba, y su vivienda era un parrandeadero". Fue entonces cuando comenzaron a salir al mercado las grandes producciones de Adolfo Pacheco, en asocio con su compadre Ramón Vargas, excelente Acordeonero, con una forma exquisita de introducir modificaciones en los tonos y melodías.

En los LPs que producía el sello Codiscos, Adolfo Pacheco irrumpió con mucha fuerza en el ámbito discográfico con su voz y sus canciones, como el Mochuelo, Oye, Incertidumbre, Fuiste Mala, etc. Posteriormente tantos músicos Sabaneros como Vallenatos, estilo Hermanos Zuleta, Diomedes Díaz, Ismael Rudas y Daniel Celedón,  Ivo Díaz, Iván Villazón, Juan Piña y hasta el venezolano Nelson Henriquez, popularizaron y volvieron éxitos nacionales e internacionales, muchos de sus temas ya conocidos, como el Viejo Miguel, Mercedes, El Gallo bueno, El Cordobés, Oye, etc.

Resultó muy interesante conocer el recorrido de este auténtico folclorista y juglar sabanero. De ancestros ocañeros, dado que su bisabuelo llamado Silverio Pacheco nació en esta región, y luego emigró a San Jacinto, Adolfo tras haber estudiado bachillerato en Cartagena e Ingeniería en Bogotá, suspendió sus estudios por dificultades económicas de su padre. Llegado de nuevo a la Heróica, estudió Derecho y fue Diputado por Bolívar, pero su amor al folclor, lo condujo a recorrer pueblos y veredas de la región caribe colombiana, en procura de conocer las raíces de la diversidad de ritmos, especialmente de las sabanas de Bolívar, Sucre y Córdoba, donde abundan infinidad de expresiones culturales y artísticas, ejecutadas con acordeón, bandas pelayeras, gaitas y flautas de millo, guitarras, etc.

Valga la ocasión para resaltar la riqueza musical de la región sabanera, y en Adolfo Pacheco Aniilo, uno de sus mejores cultores e igualmente defensores, dado que por el mercantilismo y la ignorancia de algunos "comunicadores", que le dicen "Vallenato" a todo lo que suena en Acordeón, cuando son estilos diferentes, con su forma de componer, el sabor y la forma de ejecución. El Valle de Upar y el Magdalena tienen un estilo único, hermoso y agradable, pero los sabaneros también lo hacen, y al paseo, el merengue, la puya y el son, le agregan el porro, la cumbia, y porqué no decirlo también, el paseaito, la charanga, el bullerengue, el chandé, el pasebol, etc.

Desde sus inicios, el Vallenato se ejecutaba con el solo acordeón, y luego se le introdujo la caja y la guacharaca; el Sabanero acompañaba el Acordeón con bombo y con redoblante. Luego llegaron los instrumentos de viento como el bombardino, que ha tenido un gran auge, como lo hicieron Los Corraleros de Majagual, cuya influencia se nota hoy en día enormemente en los conjuntos de ambas partes.

Por ello, el maestro Adolfo Pacheco, unido con Alfredo Gutiérrez, Lisandro Meza y Aníbal Velásquez, entre otros, han emprendido una cruzada para que Colombia entera reconozca al folclor sabanero. Bueno, aunque pudiera escribir muchas cosas, no voy a extenderme, pero quiero resaltar, además del maestro Adolfo Pacheco, a las personas que lo acompañaron en su presentación: 1) Acordeón.- Ramoncito Vargas, 2) Bajo.- Nelson Espinosa, del conjunto base, y los ocañeros 3) Caja.- Javier Casadiegos y 4) Guacharaca.- Freyman Coronel.

 

Alejandro Gutiérrez de Piñeres y Grimaldi 

Sobre el autor

Alejandro Gutiérrez De Piñeres y Grimaldi

Alejandro Gutiérrez De Piñeres y Grimaldi

Reflector

Gestor cultural y comunicador, Alejandro Gutierrez De Piñeres y Grimaldi expone en su columna “Reflector” anécdotas y sentimientos valiosos acerca de la Cultura Vallenata y el mundo de hoy. Un espacio idóneo para la reflexión y la memoria.

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