Música y folclor
Fiesta vallenata
Hubo un tiempo en el que el mes de Diciembre además de sus amaneceres alegres, de su brisa atrevida, de pintarnos de esperanza la cara, nos regalaba la recopilación discográfica “Fiesta Vallenata”.
Recuerdo que la primera cantina que lo estrenaba era la del señor Isaac Martínez, en San Fernando (Magdalena), mi pueblo. La cantina quedaba diagonal a la casa de mis abuelos paternos, en una de las esquinas de la plaza del cementerio.
Todo el mundo vallenato esperaba con ansias este disco que traía canciones del staff de cantantes de la desaparecida casa discográfica CBS, entre otras cosas, porque las agrupaciones se esmeraban en regalarles a sus fanáticos lo mejor para las fiestas de fin de año, carnavales y para toda la vida, incluso.
Y esos fanáticos eran agradecidos: basta recordar a la quinceañera y hermosa sanfernandera vecina de la cantina que a las 5 de la mañana se levantaba a barrer la puerta de la calle, y todavía a esa hora los parranderos gritaban que le volvieran a poner todo el disco que acababa de salir del horno y ya ella se había aprendido desde “Regalo a Barraquilla” hasta “Ave Perdida”, y las cantaba con un susurro de mujer enamorada y muchos de los que parrandeaban al frente de su casa sabía para quien las cantaba.
Era entonces cuando uno de los tantos borrachos se acordaba de los desprecios que le hacía esta niña que madrugaba a barrer la puerta de la calle, y desde el otro lado de la acera el borracho despreciado le gritaba: ¡Maluca! y ella sin apartar los ojos de la escoba respondía con voz firme y fuerte consciente de sus encantos juveniles: Pero abajo tengo el azúcar....
Desafortunadamente este disco fue perdiendo importancia a medida que fue pasando el tiempo, entre otras razones, porque ya los intérpretes no se esmeraban en grabar temas que le llegaran al corazón a sus seguidores. Ya no tenían hambre.
La primera canción nueva, por decirlo así, la escuché en el “Fiesta vallenata Vol. 8”: de la Junta pa´ la Peña, merengue hermoso que compuso Colacho y canta junto a Diomedes.
Al año siguiente esa misma agrupación volvió a pintarle la cara a sus colegas y grabó Diana, con el acordeón del maestro Ovidio Granados, canción que todavía se escucha. De ahí en adelante algunas agrupaciones se avisparon y comenzaron a grabar temas nuevos y no se limitaban a que le escogieran la canción que más hubiera sonado de su reciente grabación y la incluyeran en el famoso disco de fin de año. Para el año siguiente el volumen 11 llegó todo nuevo
Todos los amantes del buen vallenato recuerdan con nostalgia esta época dorada ya que muchos incluían en sus gastos de fin de año la compra de dicho disco para saborear cada canción en su casa.
A medida que el vallenato fue muriendo se llevó de cabestro al disco de “Fiesta Vallenata” a morar en lo eterno. Hoy esa producción ya no sale y diciembre se ha quedado sin uno de sus motivos para parrandear, cantar, dedicar y recordar.
Hay personas que guardan este tesoro musical y lo comparten con quien valore esta época y quiera rememorar aquellos diciembres del que tanto le han hablado, donde se esparce por el aire como perfume de flores de azahar las melodías hermosas de este disco inmortal.
Lástima que esa etapa tan brillante se haya acabado, o mejor, la hayan acabado las mismas agrupaciones porque últimamente no grababan canciones que estuvieran a la altura de la importancia del disco de Fiesta Vallenata. Qué tristeza.
Fabio Fernando Meza
Sobre el autor
Fabio Fernando Meza
Folclor y color
Cronista colombiano originario de San Fernando (Santa Ana, Magdalena). En esta columna encontrar textos sobre la música vallenata, su historia y sus protagonistas, así como relatos cortos que han sido premiados a nivel nacional e internacional.
1 Comentarios
Líneas que expresan el sentir de los amantes del buen vallenato, al igual que tu, también recuerdo con nostalgia la espera del disco y encontrar canciones como mi gran amigo, amor sensible, luna sanjuanera, Matilde Lina (no son de mi época, pero son piezas de obra de arte musical), La Consentida, Cesantías de Amor entre otras de mi época... Pero se hace necesario rescatar la escencia de nuestro folclor, recuperar el vallenato costumbrista.
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