Música y folclor
Chucho Valdés, el gigante del piano
Jesús “Chucho” Valdés ya no rehúsa a ser considerado como el pianista más completo del mundo, según el poeta y periodista B. Zamora, quien nos recuerda aquella leyenda que se inicia en los sesenta, cuando Chucho y sus compañeros de combo, tenían entre veintitrés y veinticinco años e inician el proyecto del maestro Armando Romeo, al seleccionar a los veinticinco mejores y más prometedores músicos para fundar la Orquesta Cubana de Música Moderna, base de la espectacular agrupación Irakere, consolidada desde 1972. Inicialmente, Chucho Valdés interpretaba el piano acústico la novísima organeta eléctrica.
No es hasta 1970, cuando el gran pianista cubano debuta internacionalmente en el Festival Jazz Jamboree de Varsovia, con el Quinteto Cubano de Jazz, donde obtienen un rotundo triunfo con la primera versión de su Misa Negra. En ese festival, Chucho se destaca y ve premiado su trabajo de renovación del Latin Jazz, con la relevancia de instrumentos percutivos de ascendencia africana como el “chéquere y el batá”, con su impronta cubana, fusionada con el lenguaje universal del Jazz.
Chucho Valdés nace en Quivicán, en 1938, en la provincia de La Habana. Muy niño se cría en la capital cercana, lugar de residencia actual en El Cerro, donde desarrolla una impresionante precocidad hacia la música, aprendiéndose las composiciones de su padre, el fecundo pianista y compositor Bebo Valdés, quien junto con su madre Pilar, descubren su facilidad para interpretar el piano y le buscan profesores, para que a los nueve años ingrese, muy adelantado al Conservatorio habanero. Allí desarrolla su virtuosismo en el universo armónico con inconfundible dominio de notas intensas de sello clasicista, donde sigue las instrucciones de sus originales mentores, Ángela Quintero y Zenaida Romeu, aparte de la guía de su padre.
Su inclinación jazzística se debe a la influencia de sus paisanos Ernesto Lecuona, Leo Brouwer, Cervantes y Juan Blanco, así como con el jazz de Art Tatum, Thelonious Monk, Bill Evans, Duke Ellington, Ray Charles y los clásicos pianistas Chopin, Mozart, Liszt y Bach, que lo animan a conformar Irakere, en compañía de los reputados y legendarios flautistas Julio Vento y José L. Cortes, las trompetas de Juan Menguía y José Miguel Crego, las tumbadoras de Oscar Valdés, la trompeta mágica de Arturo Sandoval y el saxo alto y clarinete de Paquito D’Rivera, y la batería de Enrique Plá.
Su intención es deslumbrar al Caribe y el mundo con sus incorporaciones de chachachás y del feeling de autores como José Antonio Méndez , Tata Güines y Chano Pozo, Luis Yáñez, Milagros González y Ricardo Díaz, además de sus propias creaciones Estela va a estallar, Chiquitico, Calzada del Cerro, y mucha música bailable, además de su amplio repertorio de Latin jazz, el cual amplía las posibilidades para exhibir un solo virtuoso en secuencias barrocas moderadas que después devienen en tiempo de swing y vuelta a lo inicial.
El enaltecido Chucho recibe varios premios Grammy y Doctor Honoris Causa de prestigiosas universidades, que reconocen su triunfante carrera pianística así como la compañía de aclamados intérpretes como Diego El Cigala, en sus boleros y el flamenco-salsa en su reciente tema Indestructible.
Chucho Valdés considera que sus obras más trascendentes han sido los dos compactos que publicó con el título Antología y evolución de la música popular cubana, que aprecia por ser la historia, y en donde intervienen innumerables músicos cubanos como Rubén González, Los Papines, Calixto Oviedo, Merceditas Valdés, Angá, Pascualito, Richard Egües, Frank Emilio, Beatriz Márquez, Angelito Bonne, Pedrito Hernández, Pello el Afrokán y su hermana Mayra Valdés. A la vez se enorgullece de haber sido maestro en secundaria al tiempo que hacía su carrera musical, lo cual le ha servido para formar músicos brillantes como directores dentro de su orquesta. En la actualidad desempeña cátedra de música latina y teoría en varias universidades de EEUU, como Berkeley en Los Ángeles, y San Francisco, así como la de Banff en Canadá y la Royal Academy en Londres.
El pensamiento y la madurez de Chucho Valdés se expresan a través de la frase que surge del pianista más grande de la historia, Franz Liszt, quien a los sesenta años decía sobre un concierto que había tocado: “Me doy cuenta de que por primera vez estoy realmente interpretando y entendiendo a Chopin”. Chucho afirma que eso ocurre cuando el artista va trabajando, elaborando y analizando todo su trabajo anterior, haciendo una completa evaluación crítica de lo que ha hecho. Y añade que siempre compara lo que hizo en el pasado y descubre muchas diferencias y las cosas que le hacen falta para alcanzar el nivel con que en la actualidad las hace, especialmente en su nivel creativo e imaginativo cuando elabora música para el cine, donde la imaginación es la que tiene que trabajar para hacer una secuencia de pocos minutos de duración con un tema bien apropiado para una escena.
El entusiasmo creativo, añade, depende del límite de la capacidad mental y las aspiraciones, y por ello se necesita estudiar lo que falte y tratar de aprender lo que aún no se sepa.
Jairo Tapia Tietjen
Sobre el autor
Jairo Tapia Tietjen
WikiLetras - In Memoriam
Codazzi, Cesar (1950-2018). Columna en memoria de quien fue un destacado colaborador de PanoramaCultural.com.co. Bachiller Colegio Nacional A. Codazzi, 1970. Licenciado en Filología Española e Idiomas, UPTC, Tunja, 1976; Docente en Colegio Nacional Loperena, 1977-2012. Catedrático Literatura e Idiomas, UPC, Valledupar, 1977-2013. Director Revista 'Integración', Aprocoda-Codazzi, 1983-2014; columnista: Diario del Caribe, Barranquilla, El Tiempo, Bogotá, El Universal, Cartagena, El Pilón, Vanguardia Valledupar: 1968-2012. Tel: 095 5736623, Clle. 6C N° 19B 119, Los Músicos, Valledupar- Cesar.
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