Música y folclor
Dulmis Manuel, el médico salsero de la Guajira
El mundo de la música está lleno de anécdotas insólitas y brillantes. Un perfecto ejemplo es el de Dulmis Manuel: un médico guajiro que ha decidido poner a un lado su uniforme y su consultorio, sus pacientes atribulados y las recetas de antibióticos, para dedicarse a otro tipo de medicina: la salsa. Una medicina sin duda más alegre.
Pero más que una anécdota, tenemos aquí un caso previsible. Resuelto y galán, Dulmis cumple con el perfil del Don Juan salsero. Su mirada profunda y sus ademanes pausados hacen del médico de la salsa un eterno seductor.
Su voz arranca con un tono sedoso y cálido, comparable al de Victor Manuelle. Su mirada recuerda la de Gilberto Santa Rosa, y su baile saltadito se aproxima al de Maelo Ruíz. Todo en Dulmis nos reenvía a las estrellas de la salsa sentimental –hasta su nombre– pero todo en él tiene un toque original.
Su reciente producción, “Cómo te olvido”, es el reflejo de esa búsqueda sonora. Dulmis la canta siempre mirando al público, ofreciendo un guiño a las mujeres que nunca olvida, y seduciendo a los televidentes de Vallenatos Fans con esos movimientos sutiles de cadera que dejan impresionados a cualquiera.
El mismo presentador de esta entrevista, Coco Ramos, no se queda indiferente. Él, que siempre trata de mantener una compostura intachable y un rostro impasible, acaba demostrando su satisfacción con una expresión elocuente: “¡No sólo los caleños saben cantar salsa!”.
Y ésa es una realidad que va afirmándose cada día: Valledupar se está abriendo poco a poco a otros estilos musicales y cantantes con un perfil inusual.
Es cierto que los departamentos de la Guajira y el Cesar están unidos por el Vallenato, y que este género los representa a nivel nacional, pero también son la tierra de cantantes como Yecid Yackson o Morphy quienes aportan versatilidad y originalidad con sus ritmos tropicales.
“Aquí, en la costa, hay mucho talento –expresa Dulmis Manuel–. Se canta reggaetón, merengue, salsa y otros estilos más”.
A capella, el guajiro salsero vuelve a lucir un semblante sereno y conquistador. Parece que fuera a besar el micrófono. No duda en mirar la cámara con un dedo que insinúa algo de picardía. “¿Para qué decir mentiras si al final se descubren?”, canta antes de volver a su lugar y responder a las preguntas de Coco.
La salsa tiene un efecto perturbador: alborota la sangre, incita a hacer comentarios osados, a hablar en doble sentido y aprovecharse de cualquier situación para sacar a bailar a una hermosa mujer.
Todos lo que aprecian la salsa, admiten esta ley: ante el ritmo de las maracas y de las congas, el sonido de la clave y el piano que repiquetea una melodía contagiosa, quedarse quieto es casi imposible. Sin embargo, Dulmis Manuel tiene esa facultad extraordinaria, casi divina, para mantener las formas.
Frente a su público, el salsero anuncia con un tono tranquilizador (digno de un médico experto), que su gira promocional seguirá por la Guajira y los espectadores aplauden con entusiasmo. Esa noticia sabe a vitamina.
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