Música y folclor
El reggae de Tubará en la tierra del vallenato
De pie, en la plaza Alfonso López, el lugar más emblemático de la música vallenata, fue tomada una de las últimas fotografías que la banda ‘Tubará Reggae’, se retrató en su reciente visita a Valledupar. Un lugar al que –sin duda- quieren regresar a compartir su música y conquistar nuevos integrantes para que “la familia” siga creciendo.
La música de Tubará Reggae es otro viaje. Sus canciones –propias en su mayoría- invitan a tomar conciencia sobre la armonía con la naturaleza, el ser humano y diversas problemáticas sociales que no distinguen entre niños, jóvenes, adultos, indígenas, negros, blancos, ricos, pobres, explotados y explotadores pero que gracias a los sonidos caribeños que le imprimen sus ocho integrantes, influenciados por la música jamaiquina de antes y de ahora, se deja bailar con facilidad.
El proyecto empezó en el 2009 en Barranquilla con un encuentro entre Camilo Romero y Fernando Sarmiento, baterista y bajista de la agrupación. En esa reunión surgió la inquietud de explorar el reggae como un género poco explotado hasta el momento en la región a pesar de la fuerza musical que lo distingue.
En el 2010, se conforma la primera alineación de Tubará, con la llegada de Paola Severino, voz líder y del guitarrista Orlando Jiménez. Después se les unió Jhonatan y Ana Milena Cabrera, Jesús Luna, Kevin Cepeda, Andrea Castell y otros grandes músicos que ya no están pero que dejaron huella dentro del grupo.
“El reggae tiene la particularidad de hacer que las historias se cuenten de manera que las personas puedan bailar y eso es importante porque vivimos en un medio donde todo está lleno de sabor y de colores y detrás de esos colores y sabores, tenemos una realidad social muy compleja. Y también es muy complejo hablar de eso”, señala con desparpajo Paola.
Buscando rescatar las raíces se encontraron con Tubará, un poblado ubicado en la parte alta del departamento del Atlántico con el que tuvieron una gran conexión y así quisieron identificarse. ‘Tubará’ (Z-tupará) es una palabra originaria de la cultura Mokaná, cuyo significado es “Hacia el mar”, enunciado de donde tomaron el título de su primer trabajo discográfico, grabado en el 2016 en Tambora Record bajo la producción de Juan Sebastián Bastos y Bacana Org. El álbum tiene diez canciones, ocho propias y dos reinterpretaciones de canciones folclóricas.
Esas canciones, fueron puestas a consideración del público de Valledupar a mediados de marzo en Palenke Cultura Bar, ubicado en el Centro Histórico de la ciudad, donde fueron recibidos con una calidez impresionante. “Tubará maneja un lenguaje universal de los que somos, de dónde estamos, de lo que respiramos. Nosotros no somos de dónde venimos sino de donde estamos. Eres el resultado de lo que has vivido por eso nuestra música ha cambiado un poco”, dice Camilo, percusionista del grupo.
Ocho años después de empezar este sueño musical, sienten que han mutado y que están más cerca de lo que quieren ser y transmitir como agrupación. Ahora le cantan a otras cosas, su música se ha transformado, es más acorde a la industria pero sin apartarse de su esencia; la madurez musical y personal es incuestionable. Poco a poco su “viaje” se fue extendiendo por Barranquilla, Cartagena, Montería, Medellín y Bogotá hasta llegar a México con su tour #Haciaelmar.
El universo sonoro y las letras que caracterizan a esta banda atlanticense es la conversión de todos esos mensajes e historias que necesitan ser contadas para que las personas despierten y vayan creando conciencia sobre sus realidades y el entorno que les rodea, por duras que sean pero la clave ha sido conectar, encontrar la manera para establecer el dialogo para que a la gente le llegue el mensaje apropiadamente.
“La manera en que se pensaba la música antes es diferente a como se piensa la música ahora. Antes no conocíamos a nuestro público porque no teníamos público cuando comenzamos, no sabíamos a quién dirigir nuestra música pero ahora que somos una familia, que tenemos una gente que nos sigue, nos respalda, nos quiere y todos los días crece, es para nosotros una responsabilidad, es un gran compromiso por eso hay que ver bien qué es lo que se dice”.
El reggae, sus subgéneros y la música folclórica del Caribe colombiano ha sido el medio utilizado por Tubará para contarle al mundo de una forma bonita, sin el discurso aburridor, lo que según ellos es primordial para convivir en comunión y lograr un equilibrio entre pensamiento, pensamientos, acciones y sentimientos.
Samny Sarabia
@SarabiaSamny
0 Comentarios
Le puede interesar

Los K-Morales: diferente acordeonero pero mismas ganas de disfrutar
La importancia del acordeonero en un grupo de música vallenata fue uno de los grandes temas de discusión del año 2013. La separació...

Plinio Rico, la voz tenor del vallenato: entre arraigos y desarraigos
El cantante vallenato Plinio Rico Camargo salió de Pedraza, donde nació, en el éxodo familiar que encabezó su padre Benigno, hu...

Rosana le cumplió a Heriberto el sueño musical
La tristeza se pintaba en sus ojos y, a veces, se le notaba un tinte de alegría. Todo porque vino a Valledupar a cumplir una misión d...

Viaje a las profundidades del Vallenato
“Meses después volvió Francisco el Hombre, un anciano trotamundos de casi doscientos años que pasaba con frecuencia por Macondo di...

El sentimiento africano que late en la música del Pacífico colombiano
Hay algo envolvente y sedoso en las notas que libera la marimba de Enrique. Melancolía y apasionamiento en la voz de William. Aleg...