Música y folclor

De canciones narrativas a ‘zombies’ de los festivales

María Ruth Mosquera

27/04/2018 - 07:00

 

Concurso de Canción Inédita en el Festival de la Leyenda Vallenata / Foto: Maríaruth Mosquera

 

Entonces, cuando la fiesta haya terminado, cuando se apaguen los micrófonos y las luces, cuando los viajeros hayan emprendido el camino de regreso, cuando la Ciudad de los Santos Reyes dormite la resaca del descomunal jolgorio, ellas habrán emprendido también el viaje hacía su incierto laberinto, donde se irán enmoheciendo bajo el polvo del olvido, como una legión de zombies que se van hacinando con la realización de cada festival vallenato que tenga entre sus concursos el de canción inédita.

El de ellas, las canciones inéditas, es un destino distinto si se mira a la luz de los otros concursos del festival. Las notas de acordeones –por ejemplo- seguirán sonando cada vez que tenga lugar la comunión hombre/instrumento y los pases estarán ahí para que los acordeoneros puedan echar mano de ellos para fortalecer con los sonidos de la tradición su arte; los versos de la piqueria llevan consigo el carácter de la espontaneidad, por tanto son momentáneos, llegan a la mente del repentista, cobran vida a través de su canto y se mueren para dar vida a nuevos versos, para permitir que siga practicándose el arte de la improvisación. Pero ellas, las canciones inéditas, llegan a los festivales arrastrando bellas historias, no sólo las que narran en su contenido sino las de su motivación y las de su proceso creativo, por lo tanto la supresión de su vigencia golpea con fuerza el sentimiento del autor y de quienes hayan logrado identificarse con ellas y apropiarse de las ideas que expresan.

Que una canción inédita trascienda más allá del festival o tenga vigencia mediante una grabación y gestión de su posicionamiento sucede de manera muy esporádica, pues las canciones festivaleras no se ajustan a la actual realidad comercial de la música de acordeón. “Las canciones tienden a morirse porque ahorita mismo el comercio está fregando la música vallenata. Ya nadie se interesa en las canciones auténticas con buenas melodías, con letras dicientes, ya no les hacen caso, infortunadamente; tiene que ser un éxito total, pero es difícil que una canción costumbrista la graben porque al comercio lo que le gusta es lo pasajero”, expresa Julio Salas, un compositor y verseador, ganador de festivales en toda la geografía nacional, en las dos modalidades.

Para este autor, que con once años fue el verseador más joven que tuvo el Festival de la Leyenda Vallenata, cuando aún no se instituía la categoría infantil de la piqueria y que este año concursa en canción inédita con el paseo ‘En nombre del folclor’, el gran premio para los compositores en los festivales es el gesto del público que con aplausos le hace un reconocimiento al autor. “Esa es cosa que lo alegra a uno”.

Y es que si se hace un parangón entre las canciones que concursan en los festivales y las que se escuchan en las estaciones radiales de audiencia masiva o en los conciertos de artistas de moda, no se encuentran puntos de conexión, pues en un minúsculo porcentaje las canciones son grabadas posteriormente, como es el caso de ‘En las mieles del triunfo’ de la autoría de Marciano Martínez, ganadora en el Festival Nacional de Compositores en San Juan del Cesar/La Guajira, grabada por Rafa Pérez, que recientemente sonó en emisoras, aunque hoy su circulación ha mermado. 

En el asunto comercial coincide Robinson Montaño, asiduo concursante en festivales, quien piensa que después de que la canción vive su momento en los certámenes no pasa nada más con ellas “por la sencilla razón que las agrupaciones o las mismas disqueras prefieren, por el tema comercial, otras obras con otras historias que solo tienen melodía. Anteriormente, recuerdo que el festival de mi tierra (San Juan del Cesar) para una final, estaban algunos artistas cantantes ahí entre el público escuchando y escogiendo las canciones finalistas para sus producciones. Ya eso no sucede”, se lamenta el compositor.

Otro aspecto que juega en contra de estas obras festivaleras es que un alto porcentaje de ellas son canciones de ocasión; es decir, son alegóricas a esa versión del festival o al homenajeado, de modo que no se ajustan a otro momento ni lugar. El compositor Adrián pablo Villamizar Zapata, rey de la canción inédita en el Festival de la Leyenda Vallenata en el año 2011 con el paseo ‘Ciegos Nosotros’, precisa que las canciones “que no alcanzan una figuración real dentro del festival, me refiero a las que no llegan a semifinal del Festival de la Leyenda Vallenata, como la mayoría de los compositores que están allí tienen la posibilidad de presentarse en otros festivales, las llevan cuando no son tan vallecéntricas o cuando les puede cambiar un poquito la orientación para meterlas en otro festival diferente” y añade que “en general como las temáticas de las canciones festivaleras son se corte tan narrativo, tan costumbrista, tan testimonial, eso está alejado del interés comercial habitual que tienen las agrupaciones que están luchando por ser reconocidas o las que ya están posicionaras dentro del ámbito cultural vallenato”.

Analiza Villamizar Zapata “el perfil de las personas que participamos con frecuencia del Festival de la Leyenda Vallenata y en su mayoría somos adultos, mayores de 40 años, que tenemos la música y tenemos la composición como una intensa pasión, la vivimos con procesos éticos bastante bien definidos; bueno, tal vez tendría que hacer una corrección con esa parte de los procesos éticos y podría decir que tal vez la mitad de quienes participan están dispuestos a alguna clase de favor o ayuda, pero en cuanto a que se vive con pasión y con ilusión por exaltar el arte, por encima de todo, más que entender que el Festival pueda ser un trampolín para las canciones propias o algo por el estilo. Entonces la mayoría de esas personas no han tenido mayor figuración a nivel profesional como compositores, que obtienen su sustento de otra clase de actividad y trabajan esto por amor. Creo que el 70% de quienes participan encajan en ese perfil”.

Es por eso, por esa motivación, por esa pasión al concursar, que pasados los festivales, las canciones de Adrián Villamizar se convierten en objeto de culto para un grupo significativo de amigos y seguidores suyos que conforman una cofradía a su alrededor, a quienes él les comparte sus creaciones vía correo electrónico, WhatsApp o cualquier otra red, aunque la emoción toca su cumbre cuando se da la ocasión y él las puede cantar y ellos, sus amigos, las pueden deleitarse con ellas en vivo, bien sea en Valledupar, La Peña, San juan del Cesar, Riohacha, Bucaramanga, Bogotá, Sahagún, Sincé, San Juan Nepomuceno o en cualquier punto de la geografía donde hay sucursales de esta cofradía. 

De las cuatro canciones con las que Santander Durán Escalona ganó en Festival de la Leyenda Vallenata en igual número de versiones, sólo una (‘Lamento Arhuaco’) se encuentra grabada y lo hizo el mismo autor. Las siguientes: La canción del valor’, ‘Cantares de vaquería’ y ‘Entre cantores’ permanecen en su anaquel de poesías, a la espera de los recursos para grabarlas en su voz, junto con otras obras excelsas que conformarán una producción musical que quedará a disposición del mundo; pero mientras no haya recursos estas canciones seguirán vagando por los vientos del olvido, esperado su redención.

“Las canciones se mueren por cuenta del Festival. Si uno no tramita su grabación, al festival no le importa eso; entonces las canciones quedan a disposición de la disquera que quiera y generalmente no se graban porque son canciones bien elaboradas, con un mensaje definido, como las ganadoras, que desbordan la capacidad de compresión y el interés de los principales intérpretes del vallenato. En otras esperas los intérpretes estarían a la expectativa, esperando esas canciones, pero acá no”, expresa Durán Escalona, quien ya no concursa en festivales, pero ha pasado a aportar sus saberes en foros, tertulias y conversatorios.

Y eso han hecho muchos: Grabar sus canciones, como Margarita Rosa Doria Carrascal, ganadora del Festival de la Leyenda Vallenata en el año 2015. “Grabé un DVD en vivo que voy a lanzar próximamente. Esta canción me ha servido mucho como hoja de vida en parrandas y eventos, en Matildelina, y también para convidar a la gente a asistir y participar en el festival vallenato”.

Lo mismo está haciendo Enrique Ariza Celis, rey de la canción inédita del Festival de la Leyenda Vallenata en el año 2014, grabando sus canciones porque “ha sido un mercado difícil. Yo manejo también el estilo comercial, pero se me ha hecho complicado el hacerle llegar una canción a alguien. Soy un hombre de mucha fe y yo pienso que es Dios que ha venido elaborando las cosas; él tiene mi lugar y lo que me va a entregar ya determinado, por eso no se han dado otras cosas”.

En el año 2013, Ariza Celis fue finalista del Festival de la Leyenda Vallenata con el paseo ‘El mejor folclor’, no ganó, al público le gustó, entonces se fue con ella al Festival Francisco el Hombre, de su natal Riohacha, donde se coronó rey con ella. Coincide con sus colegas reyes en que “con las canciones inéditas actualmente no está pasando nada porque las canciones que ganan en el festival son muy tradicionales y eso hoy en día los artistas no lo están teniendo en cuenta, sino que se están yéndose más hacia lo comercial y están en todo su derecho; no es un cuestionamiento lo que estoy haciendo”. Opina Ariza Celis “que hace falta más gestión por parte de la misma Fundación Festival de la Leyenda Vallenata y de entidades del Estado relacionadas con el tema cultura, llámese secretarías municipales, departamentales, Ministerio de Cultura; en cuanto a ese tema siento que se quedan cortos; siento que podrían organizar muchas cosas para promocionar esas canciones tradicionales muy aparte de lo que vienen haciendo lo artistas comercialmente”.

Este año, se inscribieron 208 canciones inéditas para concursar en el Festival de la Leyenda Vallenata que culmina este lunes 30 de abril en Valledupar. De esas, sólo 67 pasaron el filtro en la preselección, lo cual significa que las otras 141 inscritas ni siquiera alcanzaron a llegar a la tarima para ser interpretadas en público y les queda buscar oportunidad en otros festivales, si su temática se los permite. El año pasado por ser rey de reyes concursaron solo 28 canciones, pero el año anterior -2016- fueron 349, en 2015 fueron 246 y en 2014 238, para un total de 1.069 canciones traídas al Festival de la Leyenda Vallenata en los últimos cinco años.

Esto, sólo a manera de ejemplo que busca mostrar la enorme dimensión de las canciones que se están llevando a los festivales vallenatos, que suman alrededor de cincuenta certámenes en diversas partes de Colombia y el exterior, a donde están se presentan compositores con obras narrativas, costumbristas, testimoniales, que en muy pocas ocasiones hallan la gracia de seguir vigentes porque su común destino es ir agujero oscuro del olvido, a la espera de que algún día llegue su salvación, léase grabación, divulgación, promoción y apropiación por parte de las comunidades.

 

Mariaruth Mosquera

@Sherowiya

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