Música y folclor
La Hamaca Grande colgada en la Biblioteca Nacional
A vivir una experiencia por la música tradicional de la región del Magdalena Grande, mediante objetos, documentos, material audiovisual y sonoro, es la invitación que hacen la Biblioteca Nacional de Colombia y el Ministerio de Cultura, con la exposición ‘La Hamaca Grande’ que desde el jueves 10 de mayo estará abierta al público en la sala de exposiciones y en el hall central de la Biblioteca Nacional de Colombia, en Bogotá.
Este recorrido por la historia de la música tradicional vallenata traerá al escenario las historias y reflexiones que subyacen en los cantos de los juglares, poetas, músicos, literatos y cantores; haciendo un viaje al origen de esta tradición cultural, su geografía, sus aires, sus principales, cultores; buscando con esto aportar a la salvaguardia de la música vallenata tradicional, incluida por la Unesco en la Lista Representativa de Patrimonios Inmateriales que se encuentran en medida de salvaguardia urgente.
El escritor vallenato Alonso Sánchez Baute estuvo a cargo del trabajo investigativo y es el curador de la exposición. Cuenta que “el Centro de Estudios Económicos del Caribe me encargó hace un año una conferencia sobre el Festival Vallenato, a lo que inicialmente me negué. En ese momento ni la música vallenata ni su entorno eran temas de mi interés. Nunca antes lo fueron, a pesar de haber nacido en valledupar. Acepté la invitación bajo la idea ingenua de que la Fundación de la Leyenda Vallenata era una especie de Archivo de Indias de Sevilla, donde encontraría la información, pero pronto me di de bruces”.
Así, se embarcó en la investigación que lo llevó a dar la razón al también investigador Jorge Nieves Oviedo al decir que “La historia del vallenato es frágil porque está contada sobre testimonios y anécdotas personales en los que el narrador busca su propio protagonismo, por fuentes de segunda y tercera mano o por trabajos de campo débiles o poco sistematizados, antes que por investigaciones rigurosamente documentadas y comprobadas. No subestimo aquello, pero doy más importancia a esto: como Santo Tomás, hasta no meter mi mano y tocar el corazón, no me convenzo”.
El trabajo investigativo, llevó a Sánchez Baute a encontrar que “es posible que el primer acordeón haya entrado por Riohacha, pero no está documentado. Lo que sí está comprobado es que entre 1869 y 1872 entraron legalmente al país 6 acordeones por Cartagena; 631por Sabanilla. Atlántico; 321 por Cúcuta y solo 33 por Riohacha. No son números inventados. Así lo registran los manifiestos de la Aduana de la época”, precisa.
Destaca el escritor trabajos que se han hecho en torno al vallenato y textos escritos con cada vez más rigurosidad, “aunque los medios siguen repitiendo los mismos caducos. Dice por ejemplo, que los acordeones llegaron de la mano de los alemanes solo porque la fábrica de acordeones es alemana; o que el conjunto vallenato original era la conjunción de lo europeo, lo africano y lo indígena expresado en el acordeón, la caja y la guacharaca; muy bonito mito fundacional con profundo arraigo político, en cuanto a que conviene que converjan en nuestra música las tres culturas que afianzan la nación. Sin embargo, se sabe de mucho tiempo atrás que la guacharaca es “un instrumento idiófono de África Austral”; es decir, tan negra como la caja”. Se pregunta si “conviene echarle tierra a los mitos fundacionales, reflexionando que de nada vale seguir repitiendo como loso enseñado, lo que la documentación actual contradice”.
Son todos estos bocados que antojan para ir a vivir la experiencia de la exposición La Hamaca grande, cuyo nombre es un homenaje al compositor sanjacintero Adolfo Pacheco Anillo, autor de esta canción.
¿Cuál es el patrimonio que hay que salvaguardar y por qué? Es la pregunta cuyas respuestas se encuentran en los dos espacios que tiene esta exposición. Los visitantes podrán hacer el viaje al origen y evolución de esta manifestación cultural, comenzando por la tradición gaitera, haciendo estaciones llenas de contenidos, como la llegada del acordeón al Caribe colombiano, al igual que hitos que impactaron la vida en el Magdalena grande como la bonanza marimbera, bananera y algodonera y la creación del Festival de la Leyenda Vallenata.
Habrá espacio para tertulias, conversatorios, proyecciones de piezas audiovisuales relacionadas con esta tradición cantada; para la parranda vallenata, para la cual han acondicionado el escenario con un palo de mango y taburetes para que la evocación sea lo más fiel posible, complementada con imágenes y perfiles de los personajes y un sistema de audio que ofrecerá la experiencia de escuchar entrevistas y diferenciar los cuatro aires del vallenato.
Para Consuelo Gaitán, directora de la Biblioteca Nacional, además de visibilizar esta expresión cultural y los elementos identitarios de esta región del país representa un llamado a valorar nuestra música tradicional vallenata. “Más allá de lo que el vallenato tradicional representa a nivel cultural, no solo en la región Caribe son en todo el país, llama la atención de esta manifestación la narrativa de sus canciones. El vallenato tradicional es rico en contenido literario y gracias al poder de la palabra de los juglares, generaciones enteras han disfrutado relatos con una gran dosis de realismo e imaginación”.
Mariaruth Mosquera
@Sherowiya
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