Música y folclor

Cita del niño y el hombre legendario

María Ruth Mosquera

05/06/2018 - 07:55

 

Cita del niño y el hombre legendario
Samuel, el joven acordeonero, al lado del mausoleo de Francisco El Hombre / Foto: Maríaruth Mosquera

Nació Samuel sobre un suelo mítico. Su cuna fue mecida al vaivén de armonías que supo después, cuando empezó a hacer uso consciente de su razón, que representaban el legado de un viejo trotamundo que en su territorio era el emblema de la tradición folclórica y de la imperecedera parábola del triunfo del bien sobre el mal. ‘Francisco el Hombre’ era un nombre tan sonoro e ideal para la leyenda que escuchó de él, que se le quedó incrustado en la mente infantil, donde hoy permanece como ejemplo de lo que quiere ser en la vida: un acordeonero.

Este es un día de fiesta para él, porque cumplirá la trascendental misión de llevarle serenata al viejo trotamundo, cuyos restos físicos reposan en un mausoleo que tiene forma de acordeón gigante, mientras el alma peregrina continúa viajando por todos los rincones del mundo donde se abre un instrumento para amenizar una tradición sagrada y reencarna cada vez que se da la maravillosa comunión hombre/acordeón y tiene lugar la música vallenata tradicional.

Y él, Samuel, está aquí, protagonizando el milagro. En medio de una muchedumbre que, ataviada con ropa de domingo, sombreros y gafas para el sol, avanza por las calles de arena tostada, entonando el ‘Amor amor’, contando cada paso de la poética peregrinación que se hace más densa por el sol canicular del mediodía, sintiendo una ansiedad rara en el alma porque por fin se encontrará con Francisco el Hombre o al menos con la representación física más cercana que se tiene de él: la tumba donde reposan sus restos.

Este domingo se levantó temprano en la capital (Riohacha) y se apresuró a vestir su ropa blanca, sus guaireñas de llanta de carro, su sombrero wayúu y sus gafas oscuras; alistó su acordeón ‘Honner - Rey Vallenato’, de color negro con botones blancos y estuvo listo para su histórica aventura, de modo que cuando la caravana de fieles arribó el pueblo, ya él había tocado muchas canciones, había cantado a dúo con su amiga y colega Wendy y se había impacientado por la demora de la visita a la tumba del legendario difunto.

Una corona de flores en brazos de una jovencita preside la caravana musical, la serenata andante que una vez más expresa el sacrosanto hábito humano de seguir queriendo a los ausentes. Al traspasar la puerta del Campo Santo, hay silencio y reverencia. Samuel lo mira todo en silencio. El cementerio de Machobayo está situado en un extremo del pueblo, en medio de un área desértica, con rastros de cenizas que dan testimonio de fuego y ausencia de agua, el esqueleto barroso de una vivienda que alguien construyó y abandonó, árboles sedientos acosados por el sopor salobre de la Media Guajira y la energía de gente trabajadora que ofrecen sonrisas con la misma entrega que el queso y los bollos de mazorca por ellos preparados.   

Pasan por un sendero estrecho armado con pisadas entre varias tumbas en el suelo hasta llegar a una construcción reluciente que se alza sobre una base de cemento. El mausoleo es un acordeón descomunal de fuelle amarillo bordes rojos y botones blancos, conectado con una nota musical atravesada por una cruz que forman una puerta y terminan en el sepulcro inmaculado donde reposa El Hombre, bajo una cabecera hecha con un acordeón ‘tornillo e máquina’ abierto, con un epitafio en el que se lee: “Francisco el Hombre 1850 – Nov 19 1953. Aquí yace Francisco Moscote, el Gran Francisco el Hombre de la leyenda que le da alma y vida eterna a la música de acordeón

Sobre el mediodía, las notas del acordeón de Samuel se funden con las de otros niños y jóvenes que también han participado en el peregrino y trascendental episodio, así como algunos descendientes y estudiosos del mítico personaje. Cantan y cuentan la vida, la historia, los recuerdos, los sueños, el mito… Que nació en Galán, corregimiento no tan lejano de ahí. Que era un hombre negro aceituno de cabello lizo y nariz fileña, que en su vejez, cuando ya sus dedos habían perdido la pericia para acariciar las teclas de su instrumento, lanzaba un lamento melancólico: “Ay hombe, se acabó El Hombre”. Que cuando espiró, de su pantalón salió una serpiente y se cogió camino hacia el monte, donde se perdió para siempre… 

Por supuesto, no faltó la leyenda de aquella noche en la que Francisco iba en su burro y se debió librar un duelo de acordeón con el rey de las tinieblas, al que derrotó al interpretar el Credo de atrás para adelante; historia que lo inmortalizó, dejando una estela de orgullo en todos los que han seguido poblando el mundo de sus genes.

“Para mí, Francisco el Hombre significa mucho. Yo no lo alcancé a conocer, pero él fue muy grande, porque aquí ha llegado mucha gente a preguntar, pero yo no lo alcancé a conocer. Por lo menos hoy que está toda esta gente aquí, para mí es un orgullo, me siento regocijado por eso”, expresa el biznieto del legendario hombre, Enrique Jesús Mosquera Levette, hijo de Rosalía Aragón, nieta de él y nieto de Isabel Levette Moscote, hija de fco el hombre. Considera Enrique, y coincide con muchos de sus paisanos, que en Machobayo, La Guajira, Colombia y el mundo entero “falta honra para mi bisabuelo, falta que le hagan algo bueno. No se le ha honrado como él se lo merece. La gente de ahora no tiene la historia, los que trataron con él ya están fallecidos todos”.

Inscripción sobre el Mausoleo de Francisco El Hombre / Foto: Maríaruth Mosquera La administración municipal de Riohacha construyó recientemente el Mausoleo para dignificar la tumba de ‘El Hombre’, buscando una mayor apropiación por parte de los herederos y coterráneos de ‘Francisco el Hombre’, con miras a que se siga fortaleciendo el nombre del gran juglar. La idea es, según Geovanny Yesid Rivadeneira, coordinador de cultura de Riohacha, vincular a“la sociedad y la institucionalidad, con escuelas y organizaciones que han venido formándose en Riohacha; que estos sectores se comiencen a visibilizar y se cree la verdadera ruta ‘Francisco el Hombre’ para que genere interés para los turistas, Llegar a Machobayo y encontrar el Mausoleo del máximo exponente del vallenato, que se establezca un museo” y manifiesta su esperanza en que a través del Plan Especial de Salvaguardia (PES) puedan materializarse estas acciones, “para bien de la muisca vallenata. El PES debe ser el mecanismo para que nuestra música vallenata se fortalezca”.

Hace diez años que anualmente se realiza en Riohacha el Festival Francisco el Hombre, a cuyos organizadores invitan los machobayeros “a tener en que aquí están los restos de él y que nosotros exigimos que se tengan en cuenta a los familiares porque se conoce la leyenda, pero no la esencia, el ser humano”. La propuesta pretende que quienes se coronen en este certamen, conozcan la historia del personaje del que serán embajador en el año de su reinado.

En el ocaso del día, Samuel regresó a Riohacha, llevando con él la experiencia de aquel pueblo de calles arenosas, con sus cerca de 600 habitantes que derivan sus sustentos de la agricultura, la ganadería, el comercio del rebusque como la venta de queso y bollos de mazorca, y su orgullo del hombre que se hizo leyenda y que los acompaña ahí por siempre.

Cuando cumplió los tres años, en su natal Riohacha, su espíritu era seducido por las melodías, por la forma cómo emanaban del instrumento ante la pulsación de sus botoncitos; eso era mucho más atractivo que los carritos e incluso que los aparatos electrónicos que invaden la época en la que le correspondió nacer. Era muy niño y aún el acordeón no era un plan para él, como sí lo eran las matemáticas, la lengua castellana, el inglés.  “Yo tenía como tres años y me gustó mucho el acordeón y fui a la escuela, pero el profe no me aceptó porque estaba muy pequeño. Me aceptó a los ocho”, narra el pequeño Samuel, emocionado teniendo sobre su pecho el instrumento que hoy ejecuta con habilidad.

“Es un niño que llegó con muchas ganas de tocar acordeón y con ocho meses que lleva tiene buena proyección. Ya toca paseo, el vallenato tradicional se manejan cuatro ritmos y ese niño está tan avanzado que hizo el paseo, el son, la puya excelente. Nos falta trabajar un poco más el merengue y pulir la mano izquierda que es la que maneja la armonía, los bajos, pero yo lo veo muy bien y creo que dentro de poquito lo van a ver por ahí en las tarimas, aunque ya él ha hecho presentaciones con nosotros”, precisa el profe Carlos y explica que en el arte musical “cuenta mucho que le guste el instrumento y Samuel tiene la vocación, el talento y el apoyo de los padres que son tres aspectos fundamentales para que el niño pueda desarrollarse”.

Ese apoyo de sus padres es el combustible que mantiene en marcha el motor de sueños e ilusiones que impulsan a este pequeño, sin antecedentes musicales de su familia. “A él le gustaba mucho el acordeón, entonces mi esposo dijo: Voy a meterlo en la academia”. Es un niño bajo-perfil, muy tranquilo. El profe me ha dicho que es un niño súper disciplinado porque va a lo que va a la fundación. Es poco expresivo, pero todo lo que tiene que expresar lo hace a través del acordeón”, cuenta Marisol García, su madre y añade que Samuel ha sido inspiración para Juan David y Juan Carlos, sus dos hermanos menores que también se han inclinado por el instrumento.

 

Mariaruth Mosquera

@Sherowiya

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