Música y folclor
¿Es indígena la guacharaca?

La idea de que algunas expresiones musicales nacionales tienen una proporción armoniosa de aportes indígenas, negros y africanos está muy difundida en Colombia.
El ejemplo más evidente es el de la música popular de acordeón, hoy conocida como vallenata. Los cánones, no tan antiguos, surgidos sobre esta música establecen que se interpreta a partir de tres instrumentos básicos: acordeón, caja y guacharaca. El acordeón, según el arraigado estereotipo, representaría lo europeo, la caja la contribución africana y la guacharaca la contribución indígena. Ello reflejaría también la confluencia armoniosa de las razas de los tres continentes en su capacidad creativa y pretende alentar sobre las potencialidades estéticas de esa fusión de razas presente en América. ¿Pero es realmente indígena la guacharaca?
Estos cánones son frecuentemente adoptados de manera acrítica por los ciudadanos pese a que han sido cuestionados por investigadores como Jaques Gilard y por reputados musicólogos como Egberto Bermúdez, quien ha señalado que algunos de estos cánones se encuentran en abierta oposición con la realidad musical del estilo y que en la creación de la tradición “vallenata” intervinieron elementos de carácter ideológico y político.
Aunque el acordeón está registrado documentalmente en Santa Marta en 1869, la confluencia de los tres instrumentos, acordeón, caja y guacharaca, por primera vez fue descrita por el viajero francés Henri Candelier en su libro Riohacha y los indizo guajiros, publicado en 1893. “Todo el mundo conoce el acordeón, importado de Alemania… ‘La guacharaca’ no se parece a ningún otro instrumento con el que se lo pueda comparar. Es un pequeño tallo de madera, plana, de una caña y de dos dedos de largo, cubierta con una delgada placa de hierro o de cinc con dientes en forma de sierra, con muescas parecidas a una cremallera si usted prefiere. Con la mano izquierda se sostiene ese bastón, mientras con la derecha armada de un pequeño pedacito del tamaño y grueso de un lápiz, raspa el instrumento subiendo y bajando. Esto produce un ruido destinado a acompañar a los otros instrumentos. Es poco armonioso se le concede, y bastante irritante, ¡oh! ¡ese rechinamiento!,” nos dice el malhumorado viajero francés.
Según Bermúdez, la guacharaca, carrasca o charrasca es un instrumento de origen africano. Los especialistas coinciden en que no existe evidencia documentada de su vinculación con las tradiciones musicales indígenas del Caribe y América del Sur. En contraste, la propia caja puede provenir de dos tradiciones: la española y la africana. De hecho, los wayuu usan hoy un tambor de dos capas introducidos por los europeos al que denominan kasha.
Muchos de los estereotipos comúnmente aceptados sobre la música popular de acordeón deberían ser revisados a la luz de las evidencias documentales, etnográficas y musicales de manera reflexiva y serena. Reconocer la inmensa aportación africana sería un buen paso. Admitir que en sus orígenes su epicentro no se limita a una sola ciudad, sería otro. Finalmente, no se debería ir contra los tiempos e intentar su museificación, pues su mayor fortaleza es su carácter cambiante y no fosilizado.
Weildler Guerra Curvelo
wilderguerra@gmail.com
2 Comentarios
Es importante, recordar que en paralelo o antes, nuestra música Vallenata, la guitarra fue tan importante como el acordeón. Ahora si vamos a Boyaca, Ibarra y Otavalo Ecuador los nativos usan un instrumento muy parecido a la guacharaca (se obtiene el mismo sonido).
En testimonio del escribano de Tenerife, que data de 1500, los Malebues ubicados en el río Magdalena, utilizaban sonajeros, tambores y gaitas.
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