Música y folclor
Chuto Díaz y su hijo, felices de compartir el escenario
Al lado de su hijo, Chuto Díaz es un cantautor feliz y satisfecho con la música. El Vallenato le ha brindado la oportunidad de expresar sus más tiernos pensamientos y compartir momentos inolvidables en el escenario.
En el programa de Vallenatos Fans, Chuto Díaz Junior se muestra agradecido y orgulloso. Tener a un padre que ha compuesto temas tan conocidos como “Cuanto falte yo” o “Cuando no estás tú” es una verdadera bendición.
En sus manos, el acordeón se mueve con seguridad y ligereza. El joven ha aprendido a la perfección los temas del Chuto y lo acompaña como si los conociera de toda la vida. Su padre lo reconoce: “Es un placer que mi hijo esté a mi lado en esta nueva fase de cantautor”.
Más allá de la apariencia física, ambos comparten cuantiosas afinidades. “Somos muy parecidos… ¡A veces nos confundimos!”, expresa con una sonrisa el padre para evidenciar esa cercanía que los caracteriza.
Ya en octavo semestre de economía de la Universidad Popular del Cesar, el joven Chutico se mantiene con los pies en la tierra y los ojos abiertos. “Pienso dedicarme a la música. Es lo que más me mueve –comenta–, pero no quiero olvidarme de todo lo que he estudiado”.
Su padre quiere que se impongan primero los estudios. Pide sensatez y conciencia a su hijo. “Aunque la música le esté dando platica –manifiesta Chuto–, no es todo lo que cuenta ahora mismo”.
A continuación, el joven anuncia algunos planes de futuro y muestra su voluntad de seguir el camino trazado por su padre. En estos momentos, está diseñando un proyecto musical con Rafael María, el hijo de Diomedes Díaz, pero mantiene secretos los detalles más importantes. El tiempo nos dará las respuestas sobre ese encuentro.
Padre e hijo se enzarzan en una serie de temas inspirados en el río de Badillo. En ese lugar encantador de Cesar, nacieron una gran parte de las canciones del maestro. “¿Qué pintor no se inspira al lado del Badillo? –expresa Chuto–. Cada vez que quiero componer me voy allá. Y a la que paso el puente Hurtado, se me abre la mente”.
La tranquilidad, el arrullo del agua, la quietud del aire y los recuerdos de infancia son algunos de los elementos que le permiten inspirarse. Chuto Díaz se integra naturalmente en el grupo de los cantantes tradicionales, que velan por la belleza de las letras y la armonía del folclor, y sin embargo, sabe mantenerse abierto a la innovación y a las nuevas generaciones.
“La nueva generación está haciendo cosas bonitas –comenta Chuto–. Hay que respetar el concepto de cada uno. Algunos se pronuncian por la tradición, la vida del pueblo o el campo, mientras que otros se deciden por otros conceptos a la moda. Todo es respetable”.
En este contexto de equilibrio y tolerancia, el grupo constituido por el padre Chuto y su hijo nos brindan un cuadro único donde los lazos sanguíneos sirven para afianzar el amor a la música.
Ambos seguirán ofreciéndonos momentos musicales de gran valor, ésa es la garantía de esa unión natural.
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