Música y folclor
Eibar Gutiérrez: el juglar urbano y su vallenato celestial

“Veo la música como arquitectura fluida” (Joni Mitchell)
El vallenato es una poesía eterna, con la que, nosotros, gente de la región caribe, nacemos, nos criamos y amamos, especialmente en La Guajira y el Cesar. Este universo musical estrecha amores, une familias, fortalece amistades y deleita los momentos más apasionantes de nuestras vidas.
El son, el merengue, el paseo y la puya, agitados por instrumentos poderosos que retumban en el más recóndito lugar de nuestras almas, letras paridas de compositores que tejen la bohemia con la inventiva propia de las realidades que merecen ser inmortalizadas en una canción.
El juglar urbano
El vallenato es una herramienta para el tejido social, para mitigar diferencias, generar hermandades, conquistar y conectar el pasado con el presente y futuro, mediante historias que surgen de vivencias que involucran de manera expedita el sentir de poetas. Y estos poetas crean las mejores canciones que estremecen nuestra alma al son de acordeones y guitarras.
Podría mencionar a muchas mujeres y hombres que engalanan este hermoso folclor, porque nuestra historia musical tiene muchos protagonistas, pero hoy quiero hablarles de la vida de Eibar Gutiérrez, un arquitecto de profesión, un músico por pasión y convicción; un hombre que, desde niño, comprendió que su misión era tocar vidas con su acordeón, sublimar experiencias con bellas composiciones y cantar con la fuerza inagotable del poeta que no puede reprimir sus sentimientos. El juglar urbano que recorre el mundo llevando su raíz caribe con altura, tiene el sabor de una parranda debajo de un palo de mango, de un acordeón sollozando melodías y de un ser que ama sin limitaciones.
Eibar reorienta la música vallenata a su gran misión, la de generar amor y esperanza; vive nuestra música vallenata con originalidad, sabor a provincia, costumbres y jocosidad, hace de ella una poesía existencial.
La familia: el universo de amor
Eibar nació del vientre bendito de Francisca Barranco; su padre Rafael Gutiérrez (Q.E.P.D), sus hermanas Gelca y María Fernanda Gutiérrez Barranco, su esposa Ana Isabel Daza Suárez, sus hijas Luciana y Francesca Gutiérrez Daza.
Siempre ha estado rodeado de mujeres caribe que impregnaron a su vida de colores y sonrisas imborrables, que le permiten ser un hombre sensible y ampliamente afectivo, el que llora, ríe o expresa sentimientos con libertad.
Su familia es un referente esencial en su vida y eso lo convierte en un testimonio claro de coherencia, entre la vida de artista y su vida privada. Por eso en tarima logra proyectar transparencia y humanidad, después de verlo en tarima puedo afirmar que su acordeón es celestial y que es un artista con propósito especial, que no ha sido inferior a ese reto. Eibar es un tejedor de esperanzas para una sociedad que merece más amor, arte, paz y trascender a todas las formas de violencias que destruyen a la humanidad.
Un acordeón, un canto y una composición celestial al servicio de los soñadores
“La música es la mediadora entre el mundo espiritual y el de los sentidos (Ludwig van Beethoven)
Eibar demuestra su conexión con un ser supremo y una vida espiritual nutrida, y lo despliega en la actuación y la música. No deja a sus talentos dormidos, sino que los pone al servicio de las nuevas generaciones y de los soñadores de cualquier edad, etnia o estrato social, que anhelan lograr la plenitud de sus vidas con música. Por ello, hace unos años fundó “Casa Musical”, una escuela que ha posibilitado que muchas personas sean felices a través de su conexión con la música y les ha ayudado a la construcción de sus proyectos de vida.
Por todo esto, afirmo que, gracias a seres de luz como Eibar, hay esperanzas de nuevas realidades para nuestra sociedad y que el vallenato tiene todo para nunca morir, tiene todo para siempre permanecer y es necesario que hombres y mujeres trabajemos para que las nuevas generaciones gocen de esa música única y especial con sabor a Caribe, a mar, a matronas, a historias, a pueblo, a amores genuinos y a sabios de la vida que nos han heredado el tesoro más inspirador, una música pura y propia que transforma y conmueve corazones.
Viva el vallenato y toda su infinita majestuosidad, que sigan sonando los buenos paseos, merengues, puyas y sones integrados con porros, cumbias y otros ritmos colombianos, que hacen vibrar de emoción a cualquier corazón, al propio y al forastero, al joven y al adulto, pues no hay una reunión de amigos que en nuestra querida Guajira y el Cesar, no termine con un buen clásico vallenato de esos que nos llevan a abrazar y a gritar a todo pulmón esos coros inolvidables con los cuales, crecimos y moriremos felices.
Que sigan naciendo juglares como Eibar, que viven con la firme convicción de aportar a través de la música y el arte, que reconocen el amor y la grandeza de Dios en sus talentos y no descansan para dar cumplimiento a la bella misión de polinizar a otros de su alegría genuina, que viva la música y su poder transformador. Que nunca se silencie la música dadora de vida, amor y esperanzas, porque como afirma el maestro Rosendo Romero “El país necesita más música porque está emocionalmente enfermo”.
Fabrina Acosta
@Facostac
Sobre el autor

Fabrina Acosta Contreras
Evas&Adanes
Nieta de Rita Contreras, leyenda viva de 109 años. Escritora e investigadora Guajira, psicóloga, Magister en estudios de género, Magister en Gestión de Organizaciones y Especialista en Alta Gerencia. Creadora de la Asociación “Evas&Adanes” desde la cual lidera diversas iniciativas ciudadanas como los foros “La Mujer en el vallenato”, “Tejiendo esperanzas por la Guajira”, el programa radial Evas&Adanes, entre otras.
Ha recibido reconocimientos por la causa que lidera tales como: Joven sobresaliente de Colombia TOYP 2018 (JCI Colombia), máxima distinción del departamento de La Guajira medalla Luis Antonio Robles, personaje diez en el departamento de Amazonas, medalla a Mujer extraordinaria con proyección social otorgada por la Asociación de Mujeres de la Guajira.
Ha sido columnista por más de 10 años de varios medios puntualizando temas de género y derechos de las mujeres, así como las causas por la guajira. Es autora de los libros “Mujer Sin Receta: Sin Contraindicaciones para hombres”, “Evas culpables, Adanes inocentes”, “De esas costumbres que hay en mi tierra: una mirada a los imaginarios sociales de la violencia de género”, “Mujeres sin receta: Más allá de los mitos”.
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