Música y folclor

Ovejea: una invitación a gozarse la música de gaitas

Iván José Arrázola Merlano  

24/06/2020 - 04:50

 

Ovejea: una invitación a gozarse la música de gaitas
Presentación en vivo durante el Festival de Gaitas de Ovejas

Los invito a un festival de gaitas que Ovejas tiene…

Para que oigan hablar del maestro Pacho Llirene

Rafael García

 

Rendimos un homenaje a nuestros antepasados zenúes, a la Gaita -como la llamaron los españoles-, pero para nuestros ancestros, chuana; a los gaiteros, tamboreros, compositores y a los organizadores presentes y ya ausentes de este festival, el de Francisco Llirene, en el municipio de Ovejas, en los Montes de María, en el departamento de Sucre. 

Este festival recuperó un instrumento aerófono prehispánico: la chuana y, con él, la cumbia, el ritmo gaita y el porro. Este instrumento ancestral y patrimonial es de los pocos que sobreviven en el Caribe colombiano, conocido y reconocido por todos. Este breve homenaje está escrito, a partir de los títulos de canciones interpretadas con gaitas en dicho festival y por fuera de él.

Y los que saben, en octubre dirán “pa’ Ovejas me voy”, al festival de gaitas, para rendirle un “homenaje a la voz”, desde lo más profundo del legado ancestral y que, además, está “escrito en la piel”, y que llama a ese “gaitero en la lejanía”, para hacer un “canto alegre otra vez” y enviar “un saludo montañero”, y exaltar ese “sentimiento gaitero”.

También es un homenaje a Ovejas, porque con su festival “rescató la gaita”, en esas “noches ovejeras”, por allá por los años ochenta y así “yo canto una cumbia alegre”, con mi “gaita morena”.

E igualmente, “llora el cielo” cuando “vamos pa’ el campo”, ya que “si mi vida es un cultivo”, de cosas buenas y vivo “mi vida campesina” de forma sencilla y honorable, no entiendo “por qué nos llaman así”: ¡guerrilleros!

Es importante recordar a esos gaiteros y tamboreros, que terminaban con “la mano quemá”, cuando estaba “pa’ amanecé” en la plaza principal y escuchar el “lamento campesino”, de un hombre de campo, que con su mochila y “el sombrero”, en los ratos libres de su labor se dedicaba al “trabajo de gaitero”.

Acá también suceden cosas increíbles como ver una “rana en tanga”. Pero, ¿cómo suceden estas cosas? Esas son “reserva del sumario”, y “conmigo nadie se meta”, porque yo soy “el hombre de los secretos”, aunque personalmente en la cuestión de tocar la gaita me sale “el tiro por la culata”, y me dirán muchos… “juche perro”.

Estoy seguro de que “Llirene en la gloria”, no espera que estemos tristes y nos manda “el reca’o”, para pedirnos “no me llores muerto”, que solo contamos con “el ayuno”, para no maltratar a “la guacharaca” y a la “tierra mía”, ya que, si seguimos en estas, será “la acabación”, y si no queremos “el fin del mundo” tocará continuar con nuestra “malicia indígena”, nuestra única arma para seguir contemplando esa “flor de melón”, que adorna nuestros campos.

Además, él también nos recomienda en la rueda de la gaita hacer un “nudito en cada vuelta” y bailar una “cumbia caliente”, que es una “tradición ovejera” estar acompañado de una “bailadora e’ gaita”, bajo una “luna cumbiambera”, en la cual también se puede bailar “un porro celestial”.

“Ovejas, con el amor de siempre”, tiene una “historia cotidiana”, asociada a “la siembra del tabaco”, en la cual la “mujer campesina, soba que soba el tabaco”, mientras piensa en “por qué lloran las gaitas”. Todo esto debe ser contado en un “relato de mi pueblo”, “acompañado de gaita”.

En el “encuentro”, “patrimonio de Ovejas” se escucha “un pregón”: el que no vino Ovejas, no supo lo que es ovejea.  “Digan si es mentira”, lo que reza el refrán, porque yo “siempre digo la verdad”, como reconocer que el que “trabaja y goza la vida”, adquiere una “riqueza innata”.

Claro está que después de todo este agite, y cuando “canta el pajarito”, lo más hermoso que hay es poder descansar en una “cama berrochona” y si es con “la diosa del baile” mucho mejor. El despertar es “acompañado de gaita” para recibir ese “aroma de nostalgia” que nos arropa. “Llora corazón”, hasta el próximo festival en donde “renacen los gaiteros”, cuando volvemos a escuchar ese grito de “gaita, tú eres”, la “vivencia ancestral” y así es “Ovejas” la “cuna de este festival”.

 

Iván José Arrázola Merlano            

Hijo de Alfredo y Ana María, esposo de Katia, padre de Diana, Sofía e Iván, nacido en Sincelejo. Odontólogo, Especialista en Salud Ocupacional. Docente Universitario. Promotor cultural, Investigador Social y Gestor de Desarrollo.

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Julio Oñate Martínez, gran ciudadano bolivariano

Julio Oñate Martínez, gran ciudadano bolivariano

  Lo es por sus esfuerzos y aportes a la identidad cultural de Colombia, tanto en la rama comercial, como en la agrícola, la cultu...

Hernando Marín, el gavilán mayor del vallenato

Hernando Marín, el gavilán mayor del vallenato

  El canto, la guitarra, su facilidad para escribir y ser buen parrandero le dieron a Hernando Marín un lugar de reconocimiento entr...

El merengue es el bozal

El merengue es el bozal

“El merengue es el bozal /de los cantantes modernos, por eso se está perdiendo/ la costumbre regional; los protagonistas van/ con ...

El “País de Festivales” exaltará al Festival Vallenato

El “País de Festivales” exaltará al Festival Vallenato

Este domingo 20 de julio a partir de las 12:30 de la tarde, el Ministerio de Cultura conmemorará en la plaza central de Villa de Leyva...

La magia de Escalona

La magia de Escalona

  Una mañana cualquiera, me presenté como habitualmente lo hacía en cumplimiento de funciones por mi trabajo en Idema de Barranqui...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados