Música y folclor

Marimba y otros xilófonos en el río Magdalena

Álvaro Rojano Osorio

30/08/2023 - 00:15

 

Marimba y otros xilófonos en el río Magdalena

 

La Marimba es un idiófono cuyo cuerpo constituye el origen del sonido, el que, según José Ignacio Perdomo, consta de veintitrés láminas de madera de Chonta y veintitrés secciones de bambú. Por su parte Luis Alfonso Escobar (1985) dice que posee siete notas de la escala pitagórica.

La utilización de este instrumento en la Costa Caribe no ha sido habitual, bien lo dice George List, en el ensayo denominado “La Mbira en Cartagena” (1968): “Este último instrumento no se halla en vigencia en la Costa del Atlántico, a despecho de que una nutrida población negra habita en ambas regiones costeñas.”

Una alusión específica de la presencia y utilización del idiófono en la región Caribe, la hago en el libro “La Tambora viva, Música de la Depresión Momposina”. Sitúo su existencia en la población de Altos del Rosario, Bolívar, a orillas del río Magdalena. En este lugar, ubicado en la ribera de uno de los varios brazuelos que se extienden por la isla de Mompox y las tierras de Loba, fabricaban este instrumento sin que en su forma se pareciera a la de Chonta. Era hecho con madera de guarumo, cecropia peltatia, y sonado con dos vaquetas.

Su empleo era para espantar pájaros y, con ese fin, era ubicada en el centro del cultivo y sobre un zarzo de dos metros de altura. El encargado de interpretarla era un menor de edad, quien lo hacía una vez las aves llegaban a comer el grano próximo a recoger. La música que interpretaban era el son de loro o el canto del pájaro corcovado Rojano (2013). Este último produce un sonido grave “, gurú, , gurú... Ki ko…”, mientras que el de la marimba es el característico de un instrumento de percusión, por lo que era posible imitar el sonido de esta ave. La utilización de los sonidos de la naturaleza para adaptarlos a la música no ha sido exclusiva de los intérpretes de la marimba en la Zona de Loba. Beethoven lo hizo en los últimos compases del Andante (escena junto al arroyo), la flauta, el oboe y el clarinete se aúnan armoniosamente en la imitación de los cantos del ruiseñor, la codorniz y el cuclillo (Tapia, 2010).

Las cantinas o esquinas de la localidad, también, fueron lugares para que este xilófono sonara. Se armonizaba con otros instrumentos para interpretar cumbia, merengue ríanoberroche, tal y como lo recordaba el bombero de la tambora alteña, Manuelito Epalza.

La marimba y la tambora

Cerca de Altos del Rosario, yendo por lo que se conoce como el río Grande, está la localidad de Río Nuevo, Bolívar, donde, también, fue usual la utilización de este instrumento fabricado con tres trozos de madera de Guarumo. En este lugar, además de utilizarla para espantar pájaros al ritmo del son de Corcovado –Odontophorus leucolaemus- la hacían sonar en el atrio de la iglesia junto con los demás instrumentos del conjunto de la tambora, cuyos interpretes se reunían en ese lugar, el 24 y 25 de diciembre, para celebrar el nacimiento de Jesús.

La marimba y el pajarito de la mar en Candelaria, Atlántico

En esta localidad la intérprete de este instrumento es Ximena Jiménez, quien recogió la tradición de una de sus bisabuelas. Está acostumbraba a hacerlo los días 8, 24 y 28 de diciembre. Con Ximena nació la tradición de interpretarlo el 26 de noviembre porque es el día de su natalicio. El segundo día lo hacía en honor a la inmaculada concepción, el 24, celebrando la natividad de Jesús, y el último día los santos Inocentes.

En los cuatro días que sonaba el xilófono lo hacía como complemento de los instrumentos con los que se ejecutaba el pajarito. Ella, Ximena, además de tocar el instrumento en la rueda de pajarito, interpretaba cantos propios del romancero español. Sin embargo, el 28 de los inocentes, quienes se reunían eran los intérpretes del carángano y la zambumbia. El lugar para hacerlos, en los días de diciembre era la plaza o el parque que existió en el barrio Santander.

La marimba en otros lugares del Bajo Magdalena

Otro pueblo de los ubicados a orillas de las riberas del río donde se conoció y se tocó la marimba fue en Tenerife. “El Caro”, quien era oriundo de El Banco, Magdalena, era su intérprete. Este, que navegaba por el río, llevando balsas de madera a Barranquilla, pasó a ejecutar permanentemente el instrumento y tenía como escenario para interpretarla la vivienda de Andrea Zapata, donde a diario llegaban personas que le pagaban por hacerlo. “El Caro” montaba la marimba sobre dos banquetas y, mientras la tocaba, cantaba versos de su autoría o del folklor del bajo Magdalena: “Un negro me dijo a mi / siendo más negro que yo / si tienes los dientes blancos/ porque dios me los mandó”, así como música vallenata.

El material que utilizaba para construirla era un tronco hueco de árboles de voladorTerminalia oblonga- o banco y de balsa –Ochroma pyramidale- de una extensión no superior a un metro y doce pulgadas de ancho. A lo largo del tronco abría surcos de distintos tamaños, a manera de teclados, que golpeaba con dos vaquetas, obteniendo sonidos musicales. La madera de estos árboles, junto con el guarumo, permite ser cortados en láminas o secciones y utilizada como parte de sonora del xilófono.

En otro lugar a orillas del río donde sonó este instrumento fue en Campo de la Cruz, Atlántico, la que utilizaban para acompañar un sexteto que interpretaba, los fines de semana, son cubano y ritmo changüí. Marimba y marimbula sonaban donde estaba el parquecito “Don Pánfilo”, que era un edificio construido para un mercado, donde músicos locales entonaba distintos aires musicales de la región. Rojano (2017).

La marimba de piernas de Santa Lucía, Atlántico

Las primeras informaciones sobre la utilización de este instrumento en este lugar a orillas del Canal del Dique, señalan que uno de los primeros fabricantes e intérpretes fue “El Presi” Olivo. Desde entonces, se utiliza para fabricarla trozos divididos de uvitos, robles y guácimos, que es el que da mejor sonido. El sitio para hacerla sonar era el lugar donde cultivaba el campo, se sentaba debajo su rancho y se ubicaba los tres trozos de madera sobre las piernas y la hacía sonar con dos vaquetas.  Actividad musical que, en oportunidades, concitaba el interés de cultivadores del campo, vecinos de “El Presi” con quienes terminaba libando copas y cantando bullerengue, pajarito, cumbia, mapalé, bolero y cualquier otro ritmo musical. La tradición se mantiene vigente y quien la toca es el hijo de este, el famoso “Cartagena.”

Con este instrumento se obtienen tres sonidos: el primero es el parecido al tambor, que se logran golpeando, con dos baquetas, el trozo de madera que da un sonido agudo. Este trozo es el más corto y lo ubican más cerca al tronco del interprete. El otro sonido es el menos agudo y que se asemeja al del llamador, y lo obtienen de un trozo de tamaño mediano. Mientras que del trozo más largo y que se ubica cerca de las rodillas del ejecutor, logran un sonido grave y semejante al bombo.

Otros xilófonos interpretados a orillas del río Magdalena.

En las orillas del río Magdalena también se escuchó el sonido de otros xilófonos. En efecto, en pueblos como Plato, El Piñón, Sitionuevo, en el departamento del Magdalena, y Barranca Nueva en el de Bolívar, fueron escuchados, previa fabricación con botellas de cristal. En Plato, las botellas de vidrio llenas de kerosene colgaban de un cuadro de madera de un metro y medio de alto y un metro medio de ancho, las que eran tocadas con dos vaquetas. Sonido musical que era mezclado con el sonar de una caja, una guacharaca y una dulzaina para interpretar música vallenata.

Enzo Rosales Viloria, destacado violinista y guitarrista nacido en Sitionuevo fue intérprete de un botellofono que vio tocar a un gitano que pertenecía a un circo que llegó a esa localidad. Al día siguiente de ver la función, buscó botellas de vidrios de setecientos cincuenta ml y fabricó el artilugio musical.

Otro destacado intérprete de xilófonos con botellas fue el músico nacido en El Piñón, Rafael “El Niño” Rudas. Este percusionista de la orquesta de los Hermanos Martelo vio en Barranquilla un botellografo y, al regresar a su localidad natal, lo reprodujo. A las botellas, además de llenarlas de agua, las identificó con distintos colores, y haciéndolas sonar con vaquetas, colgadas de un cuadro de madera, amenizó veladas musicales con un conjunto musical. En Barranca Nueva, el instrumento estuvo asociado con la actividad carnavalera, Joaquín Cueto, habitante del barrio Palenquito, lo armaba y salía a la calle a hacerlo sonar.

El arco musical llamado Marimba

Un instrumento musical que recibe el nombre de marimba es el arco musical o de lanzar flechas, en el que el sonido se obtiene al manipular su cuerda con dos uñetas, pequeños trozos de madera. La cuerda es sujetada con los dientes del ejecutante y su boca hace de caja de resonancia. El arco musical hasta ahora solo está demostrado que fue utilizado por los indios Malambos habitantes en la ribera occidental del río Magdalena.

El investigador List (1968) señala que, en la Costa Atlántica, cualquier instrumento melódico que no sea aerófono o membranofono, se le llama marimba. Sin embargo, esta afirmación encuentra una excepción en Las Canoas, Magdalena. En esta localidad, ubicada en el Municipio de Pivijay, le dieron ese nombre a un pequeño tambor hecho con trozos del árbol de balso Ochroma pyramidale- recubierto con un trozo de cuero de Chivo. Lo hacían sonar con dos vaquetas amenizando los cumbiones que, cada fin de semana, organizaban en las cantinas del pueblo. Pero más que una excepción se trata de un emparentamiento entre el tambor de Las Canoas y la marimba, se relacionan cuando ambos hacen de instrumentos de percusión. El xilófono se asemeja al tambor cuando realiza patrones de ritmos de batería.

Si en la mayoría de los pueblos fue usual que el acordeón se asociara con una caja de un parche para interpretar canciones en aire de merengue nacido en las orillas del río Magdalena y en el Magdalena Grande, en Las Canoas el aerófono armonizaba su sonido con los golpes que con vaquetas daba un músico a la marimba.

La marimbula

Pero si la utilización de la marimba no ha sido habitual en el Caribe colombiano, la utilización de esta palabra sí lo es. Con la aparición de grupos de sextetos afrocolombianos, interpretando son cubano y changüí oriental, en algunas regiones del Caribe nuestro, incluyendo pueblos ubicados en las orillas del río Magdalena, la marimbula ha sido identificada como marimba.

En la investigación de campo que hice para la redacción del libro “La Música del Bajo Magdalena”, encontré que miembros de los sextetos existentes en la región de estudio denominan a la marimba como marimbula. Sin embargo, esta forma de hacerlo no es una particularidad de la región Caribe. Según el investigador List (1968), en Sudáfrica le dan el nombre de Marimba a la Mbira, en Angola denominan Marimba al “Piano de Pulgar”. En República Dominicana le llaman Marimba a la caja de percusión, mientras que en Cuba le llaman Marimbula. El que el sexteto nuestro sea copiado del cubano fue decisivo para que al xilófono lo llamaran Marimbula.

 

Álvaro Rojano Osorio

 

Bibliografía

Escobar, L. (1985) La música en Cartagena de Indias. Bogotá.

List, G. (1968). “La Mbira en Cartagena”, (Pág. 53-59)

Perdomo, J.  Idiófonos.  www.bancorepcultural.org/musica/

Rojano Á. (2017). La Música del Bajo Magdalena, subregión río. Barranquilla

Rojano Á. (2013). La Tambora viva, Música de la depresión momposina. Barranquilla.

Tapia, J. (18 de febrero de 2010). La Naturaleza en la Música. www.upm.es/rectorado/gerencia

Sobre el autor

Álvaro Rojano Osorio

Álvaro Rojano Osorio

El telégrafo del río

Autor de  los libros “Municipio de Pedraza, aproximaciones historicas" (Barranquilla, 2002), “La Tambora viva, música de la depresion momposina” (Barranquilla, 2013), “La música del Bajo Magdalena, subregión río” (Barranquilla, 2017), libro ganador de la beca del Ministerio de Cultura para la publicación de autores colombianos en el portafolio de estímulos 2017, “El río Magdalena y el Canal del Dique: poblamiento y desarrollo en el Bajo Magdalena” (Santa Marta, 2019), “Bandas de viento, fiestas, porros y orquestas en Bajo Magdalena” (Barranquilla, 2019), “Pedraza: fundación, poblamiento y vida cultural” (Santa Marta, 2021).

Coautor de los libros: “Cuentos de la Bahía dos” (Santa Marta, 2017). “Magdalena, territorio de paz” (Santa Marta 2018). Investigador y escritor del libro “El travestismo en el Caribe colombiano, danzas, disfraces y expresiones religiosas”, puiblicado por la editorial La Iguana Ciega de Barranquilla. Ganador de la beca del Ministerio de Cultura para la publicación de autores colombianos en el Portafolio de Estímulos 2020 con la obra “Abel Antonio Villa, el padre del acordeón” (Santa Marta, 2021).

Ganador en 2021 del estímulo “Narraciones sobre el río Magdalena”, otorgado por el Ministerio de Cultura.

@o_rojano

2 Comentarios


Alí Reyes H. 27-07-2020 08:00 AM

Gracias por tan extensa investigación. Saludos desde Brasil

Miguel 12-12-2021 12:53 PM

Interesantísima investigación sobre el camino del piano de pulgar en su adaptación cultural y antropológica a tierras distintas de su África Natal. La verdad es que me fascina todo lo relacionado con la cultura, arte e historia del continente africano; sobre todo su ancestral y místico sonido. Hace unos años descubrí por casualidad la Mbira o kalimba y quedé absolutamente prendado. Es de agradecer un estudio tan complejo pero a la vez tan agradable de leer como este. En el enlace dejo, para quien le interese, un buen sitio donde saber e introducirte en este maravilloso instrumento musical. Un saludo

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