Música y folclor
Volvió Silvestre
Silvestre es el único artista de la música vallenata que ha logrado una conexión tan pasional y contradictoria con su fanáticada y el público en general como Diomedes, por eso permanece casi siempre en acritud performática, consciente de que es una celebridad, una marca muy rentable, y, en consecuencia, sus actuaciones están orientadas a explotar esa relación a veces conflictiva y polémica, con sus seguidores y detractores, quienes, al parecer, no ven que sus ataques ayudan a mantenerlo vigente en los medios y redes sociales.
La actitud performática de Silvestre está presente en todo su nuevo trabajo, desde la decisión de no incluir a Lucas en las carátulas del álbum, que permitió un contrapunto entre dos reyes vallenatos iniciada en twitter y terminada con una buena canción como contestación, hasta el sonido de La bohemia, con una interesante mezcla de ritmos en su desarrollo, aunque el punto más alto de este gran performance está en los videos de los temas, alguno minimalista, otro un tanto psicodélico, todos desenfadados y muy personales, pero ninguno con la puesta en escena del de la canción Me tiene pechichón, donde vemos al bebé Dangond mostrando los dotes histriónicos que heredó de su padre, con mucha soltura y encanto, haciendo la fonomímica de la más pegajosa de las canciones del álbum y teniendo su entrada triunfal al mundo del espectáculo, dando, quizá los primeros pasos de una futura estrella de la música vallenata.
La desnudez, sólo cubierta por una guitarra, sostenida semejando un gran falo; el intro provocador y la presencia de diferentes estilos musicales, no son gratuitos. Son, a la vez, expresión de la visión transgresora de Silvestre y parte de su puesta en escena dirigida a generar revuelo.
Una de esas actuaciones destinadas a generar odios y amores en torno a este álbum, llevó a los medios a nivel nacional e internacional a comentar que Dangond busca reivindicar el vallenato de antaño con su nuevo trabajo “Las locuras mías” o que en él ha vuelto a grabar vallenato tradicional, lo cual no es cierto. Si volvió a un sonido anterior, a nivel general en su nuevo trabajo discográfico, pero no al vallenato tradicional, que es el anterior a la década de 1970 ni al de antaño, que sería del de un tiempo pasado indeterminado, lejano del presente.
El vallenato tradicional es el que aún no se había estilizado en sus sonoridades ni en sus letras. El vallenato de antaño sería el de las primeras grabaciones y el anterior, con mayor exactitud.
El sonido al que volvió en muchas de las canciones de Las locuras mías es al sonido que usaba antes del 2010, muy cercano al que definió la llamada Nueva Ola del vallenato, pero también ha usado sonidos nuevos, como el del mismo intro o el de “En tus ojos”, que es, para mí, la canción más bonita del álbum; del cual hay que anotar que a un poco más de un mes de su lanzamiento ha tenido en circulación a casi todos sus sencillos y con una gran aceptación, reflejada en las vistas de los videos de su canal oficial de YouTube, que en ningún sencillo son inferiores a trescientas mil.
Sí, volvió Silvestre, hay que decirlo, y ¡de qué manera! Aunque nunca se fue del todo, cuando decidió hacer sus propias experimentaciones, asumiendo nuevos riesgos y exponiéndose a nuevos señalamientos. Antes, al inicio de su carrera, llegó a acabar con el vallenato clásico, para muchos, personificando todos los males que le achacaron a la Nueva ola. Cuando quiso grabar reggaetón y hacer otras fusiones, según algunos críticos, volvió a acabar con el vallenato, incluido el de la Nueva ola. Ahora, a veces, lo ponen como el único de los intérpretes recientes capaz de cantar al estilo clásico… pero, sin embargo, sigue siendo criticado encarnizadamente por haber querido experimentar, como todos lo han hecho, en su momento, en diferentes aspectos.
Sus detractores no han podido darse cuenta que el vallenato es un soberbio mutante y que se ha sostenido vigente en el tiempo, en el ámbito comercial, es, precisamente, por los elementos externos, las fusiones que ha incorporado a su repertorio, desde la conformación orquestal de los conjuntos hasta los sonidos que han definido cada época, pasando por la puesta en escena de los grupos en tarima, el tipo de lenguaje empleado en las composiciones y el músico líder del grupo.
Los tiempos cambian y, con ellos, ha venido cambiando la música que han hecho los grupos de música vallenata, que nunca ha sido cien por ciento vallenata y nunca ha dejado de romper paradigmas ni distanciarse de la hecha por sus predecesores. Eso es lo normal. Las aguas estancadas se pudren…
Creo que es tiempo ya de que se dimensione el nivel sobresaliente que tiene Silvestre, que lo hace destacar no solo entre sus contemporáneos y se valoren todas sus aportaciones, que son muchas y pesan más que los desaciertos que ha tenido en su carrera y celebrar que haya tomado la sabia decisión de conciliar en un mismo trabajo su visión internacionalizadora, globalizante, con el sentir de su entorno más cercano, de conectarse mucho más a sus raíces, dándole siempre un toque muy personal a los temas de estilo noventero, actualizándolos.
Luis Carlos Ramírez Lascarro
Sobre el autor
Luis Carlos Ramirez Lascarro
A tres tabacos
Guamal, Magdalena, Colombia, 1984. Historiador y Gestor patrimonial, egresado de la Universidad del Magdalena. Autor de los libros: La cumbia en Guamal, Magdalena, en coautoría con David Ramírez (2023); El acordeón de Juancho (2020) y Semana Santa de Guamal, Magdalena, una reseña histórica, en coautoría con Alberto Ávila Bagarozza (2020). Autor de las obras teatrales: Flores de María (2020), montada por el colectivo Maderos Teatro de Valledupar, y Cruselfa (2020), Monólogo coescrito con Luis Mario Jiménez, quien lo representa. Ha participado en las antologías poéticas: Poesía Social sin banderas (2005); Polen para fecundar manantiales (2008); Con otra voz y Poemas inolvidables (2011), Tocando el viento (2012) Antología Nacional de Relata (2013), Contagio poesía (2020) y Quemarlo todo (2021). He participado en las antologías narrativas: Elipsis internacional y Diez años no son tanto (2021). Ha participado en las siguientes revistas de divulgación: Hojalata y María mulata (2020); Heterotopías (2022) y Atarraya cultural (2023). He participado en todos los números de la revista La gota fría: No. 1 (2018), No. 2 (2020), No. 3 (2021), No. 4 (2022) y No. 5 (2023). Ha participado en los siguientes eventos culturales como conferencista invitado: Segundo Simposio literario estudiantil IED NARA (2023), con la ponencia: La literatura como reflejo de la identidad del caribe colombiano; VI Encuentro nacional de investigadores de la música vallenata (2017), con la ponencia: Julio Erazo Cuevas, el Juglar guamalero y Foro Vallenato clásico (2016), en el marco del 49 Festival de la Leyenda vallenata, con la ponencia: Zuletazos clásicos. Ha participado como corrector estilístico y ortotipográfico de los siguientes libros: El vallenato en Bogotá, su redención y popularidad (2021) y Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020), en el cual también participé como prologuista. El artículo El vallenato protesta fue citado en la tesis de maestría en musicología: El vallenato de “protesta”: La obra musical de Máximo Jiménez (2017); Los artículos: Poesía en la música vallenata y Salsa y vallenato fueron citados en el libro: Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020); El artículo La ciencia y el vallenato fue citado en la tesis de maestría en Literatura hispanoamericana y del caribe: Rafael Manjarrez: el vínculo entre la tradición y la modernidad (2021).
1 Comentarios
Pensar que las cosas no cambien, entre ellas la música, es desconocer un principio natural, todo se mueve, evoluciona, se transforma (nos guste o no).
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