Música y folclor

Se murió esperando el homenaje

Eddie José Dániels García

03/03/2021 - 05:55

 

Se murió esperando el homenaje
El cantante Jorge Oñate / Foto: Fundación Festival de la Leyenda Vallenata

 

Así es: Jorge Oñate, considerado el cantante más grande y más original de la música vallenata en los últimos cincuenta años, partió para la eternidad esperando el homenaje que pensaba tributarle el Festival de la Leyenda Vallenata, y que se había fijado para el 2020 y no pudo cristalizarse a causa del azote pandémico que viene sufriendo el país desde marzo del año pasado. Y lo llamativo es que, desde comienzos de siglo, cuando la junta organizadora de este evento, encabezada por Rodolfo Molina Araújo, comenzó a homenajear personajes, que se entregaron de lleno al cultivo del folclor vallenato, el nombre de Jorge Oñate no se tuvo en cuenta, sino que entró a hacer parte de la profusa lista de espera, tal como ocurre con muchos politiqueros corruptos que hacen turnos para llegar a un Ministerio o a la Presidencia de la República. Como vemos, con “El Ruiseñor del Cesar” pasará lo mismo que sucedió con “El Cacique de la Junta”: el homenaje se le tributará post mortem y el inmortal cantante paceño, desde su trono celestial, aplaudirá el evento y agradecerá la aclamación de la monumental fanaticada oñatista.

Lo cierto es que, desde comienzos del presente siglo, son muchos los personajes, algunos fallecidos y otros vivos, que han sido nominados para exaltarlos en la realización del Festival. Este detalle comenzó en el 2002, cuando, con justísima razón, este evento se realizó en memoria de Consuelo Araujonoguera, “La Cacica”, asesinada por las Farc el domingo 30 de septiembre de 2001, y quien había sido una de los fundadores de este renombrado certamen. Ese mismo día la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata expidió la Resolución 008, en la cual deploró el asesinato, censuró el magnicidio y determinó que se construyera, con la mayor brevedad, el “Parque de la Leyenda Vallenata” y llevara por nombre “Consuelo Araujonoguera” para honrar y perpetuar su memoria. Al año siguiente, la muerte inesperada de Nicolás “Colacho” Mendoza, ocurrida el 27 de septiembre de 2003, originó que el Festival de 2004 se realizara en su memoria y la tarima principal del Parque se bautizara con su nombre.

En el 2005, el Festival rindió tributo al gran compositor y cantante sanjacintero Adolfo Pacheco, quien ese entonces frisaba 65 años de edad y llevaba casi 50 años de vida artística, meciéndose en su “Hamaca grande”.  Ese mismo año fueron elogiados Tobías Enrique Pumarejo, fallecido en 1995, Leandro Díaz Duarte, Emiliano Zuleta Baquero, Calixto Ochoa Campos y Rafael Escalona Martínez, todos vivos en ese momento. Por la resolución No. 001, del 8 de enero de 2005, fueron declarados “Reyes Vitalicios de la Canción Vallenata” y los seis ilustraron la portada de la Revista que anualmente edita el Festival. “Me llaman Compae Chipuco, y vivo a orillas del río Cesar. Soy vallenato de verdá”, es el texto que tiene la Revista y el afiche, correspondientes al Festival del 2006, que cita un fragmento de la canción “Compae Chipuco”, compuesta por el odontólogo fonsequero José María Chema Gómez, la cual fue popularizada  por el cantante Carlos Vives en su álbum “Clásicos de la Provincia”, a finales del siglo pasado.    

La elección del “Rey de Reyes”, concurso que empezó a realizarse cada diez años, a partir de 1987 con el triunfo de Nicolás “Colacho” Mendoza, originó  que el evento del 2007 fuera dedicado a la coronación del tercer rey de esta modalidad, en la cual  salió victorioso Hugo Carlos Granados Córdoba, perteneciente a una  de las dinastías más famosas de la música vallenata. Ese mismo año, la muerte de Alfonso López Michelsen, ocurrida el 11 de junio, cuando coronaba los 94 años de vida, motivó que la Junta del Festival realizara el evento del 2008 en homenaje a “López el pollo, López el gallo”, como era conocido desde la campaña presidencial de 1974, gracias al título de una canción que le dedicó el compositor Rafael Escalona Martínez y que fue grabada por Alfredo Gutierrez a comienzos de ese año. El frontis de la revista publicitaria fue ilustrado con una pintoresca foto del homenajeado, luciendo un vistoso sombrero vueltiao y una ruana mulera terciada alrededor del cuello.  En el 2009, la realización del Festival fue un homenaje al país, y la Revista llevó por título “El Vallenato es Colombia”.

El obituario de grandes personajes del folclor vallenato siguió su curso en el 2009 con el fallecimiento del maestro Rafael Escalona Martínez, cuando transitaba los 82 abriles de existencia. Sucedió el 13 de mayo de ese año en la capital de la República, lugar donde estaba residenciado hacía más de tres décadas y se desempeñó durante varios años como alto funcionario de Sayco, la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia. Como era de esperarse, la celebración del Festival del 2010 estuvo dedicada a honrar la memoria del ilustre hijo de Patillal, quien había dedicado más de sesenta años al cultivo del folclor, había sido fundador del Festival Vallenato en 1968 y autor de muchísimas canciones que hoy son orgullo de la música colombiana. En este sentido, un caso curioso nos llama la atención: las tres columnas que fueron creadoras del Festival Vallenato en 1968: Consuelo Araujonoguera, Alfonso López Michelsen y Rafael Escalona Martínez, partieron para la Eternidad en la primera década del siglo que estamos transitando.

Aunque, el concepto generalizado de la opinión colectiva sostiene que los homenajes que se tributan a los personajes ilustres, que han dejado huellas para la posteridad, deben realizarse en vida, para que ellos sean testigos de los reconocimientos y puedan disfrutarlos, son muchos los que no han gozado en vida de estos privilegios. Y abundan las opiniones que afirman que “un homenaje después de muerto no tiene sentido”. Entonces, siguiendo los principios de la realidad existencial, la Fundación Festival de la Leyenda, desde el 2011 procedió a exaltar en vida a los personajes seleccionados. De esta manera, tenemos el siguiente mosaico de homenajeados: Lorenzo Morales y Leandro Díaz en el 2011, Calixto Ochoa Campo en el 2012, Gustavo Gutierrez Cabello en el 2013, Diomedes Díaz en el 2014, por su fallecimiento en diciembre del año anterior, La Dinastía López en el 2015, los Hermanos Zuleta en el 2016, Los creadores del Festival: Escalona, “La Cacica” y López Michelsen, en el 2017, y, finalmente, Carlos Vives en el 2018.

A partir del 2019, cuando se realizó el Festival 52º, el presidente ejecutivo de la Fundación, Rodolfo Molina Araújo, confesó que no habría más homenajeados en la ejecución del Festival y la inmensa fanaticada vallenata sufrió una terrible decepción. Por esta razón, el lema que identificó la revista ilustrativa de este año fue “Vallenato para el Mundo”. Esta determinación de la Presidencia obedeció, tal vez, a las numerosas críticas que surgieron en el 2018, cuando fue escogido el cantante Carlos Vives para el homenaje, y se desconocieron, por ejemplo, los nombres de Jorge Oñate y Alfredo Gutiérrez, aclamados para tal fin por el sentimiento popular, que reconocía de sobra y con justicia sus grandes aportes a la música vallenata. En ese entonces, fueron muchísimas las voces, entre ellas la del que escribe esta crónica, que expresaron su contrariedad, reaccionaron negativamente y opinaron que el artista samario no tenía tradición ni hacía los méritos suficientes para recibir tal homenaje.  

Inclusive, sobre este particular, son muchos los amantes del folclor que sostienen que después de que se homenajeó a la Dinastía López en el 2015, el turno le correspondía a Jorge Oñate en el 2016, es decir, primero que los Hermanos Zuleta. Era una posición apenas lógica, teniendo en cuenta que Oñate nació, creció y se hizo famoso al lado de los hermanos López, y fue con ellos con quien rompió el esquema tradicional que exigía, o más bien determinaba, que el acordeonista debía ser el autor y vocalizar sus canciones. Una premisa que se debilitó en 1972, cuando los hermanos López con Jorge Oñate, como vocalista, se alzaron con la corona, correspondiente a la quinta realización del Festival. Los nueve álbumes grabados por Oñate y los hermanos López, entre 1970 y 1975, quedaron impresos con letras de oro en las gloriosas páginas de la música vallenata.  Asimismo, muchos esperaban que “El Ruiseñor del Cesar” fuera el escogido en el 2017, en lugar de los fundadores del Festival, que ya estaban fallecidos y traían varios homenajes a cuestas.

Sin embargo, después de la realización del Festival del 2019, en el cual no existió ningún homenajeado, el presidente de la Fundación, vencido por la crítica implacable, se apresuró a decir que Jorge Antonio Oñate González sería el gran homenajeado en el 2020. La tremenda fanaticada jorgeoñatista sintió un alivio profundo y una inmensa satisfacción. Entonces, apenas despuntó el año pasado se iniciaron los preparativos del evento y se alcanzó a imprimir el afiche ilustrativo. Por fin, después de más de 60 años de vida artística se rendía un merecido homenaje al cantante paceño, que había visto la luz terrenal el 31 de marzo de 1949. Pero, la suerte no lo acompañó: en el mes de febrero, el país comenzó a sufrir la llegada silenciosa del covid-19, un virus mortal procedente del África, que desde entonces ha truncado la vida de muchísimos colombianos. El país entró, a partir del mes de marzo, en una cuarentena escalonada que demoró más de ocho meses, y por orden oficial se clausuraron todas las fiestas, festivales y concursos que anualmente se realizan en diferentes ciudades de Colombia.

Y, aunque el Festival se realizó de manera virtual, entre el 29 septiembre y el 3 de octubre del año pasado, se decidió postergar el homenaje de Oñate para el presente año, con miras a tributarle una programación vigorosa, digna de su trayectoria, de su prestigio y de su invaluable aporte a la música vallenata. El cantante se sentía feliz y estaba dispuesto a participar en todos los detalles del evento. Pero, no alcanzó a cristalizar su propósito. El pasado 28 de febrero, el virus traicionero oscureció su existencia y partió para la Eternidad esperando el homenaje, después de cuarenta días de lucha por superar la enfermedad, primero en una clínica de Valledupar y después en un prestigioso centro hospitalario de la capital antioqueña. Toda una temporada de angustia, que mantuvo en estado de alerta al inmenso caudal de devotos y admiradores de su música. Con su fallecimiento, hoy se concretiza la respuesta que dio Poncho Zuleta hace muchísimos años a un periodista que le preguntó: “Poncho, ¿tú te consideras el mejor cantante de música vallenata?”. La respuesta del “Pulmón de oro” fue espontánea: “Cuando se muera Jorge Oñate”.

 

Eddie José Daniels García

Sobre el autor

Eddie José Dániels García

Eddie José Dániels García

Reflejos cotidianos

Eddie José Daniels García, Talaigua, Bolívar. Licenciado en Español y Literatura, UPTC, Tunja, Docente del Simón Araújo, Sincelejo y Catedrático, ensayista e Investigador universitario. Cultiva y ejerce pedagogía en la poesía clásica española, la historia de Colombia y regional, la pureza del lenguaje; es columnista, prologuista, conferencista y habitual líder en debates y charlas didácticas sobre la Literatura en la prensa, revistas y encuentros literarios y culturales en toda la Costa del caribe colombiano. Los escritos de Dániels García llaman la atención por la abundancia de hechos y apuntes históricos, políticos y literarios que plantea, sin complejidades innecesarias en su lenguaje claro y didáctico bien reconocido por la crítica estilística costeña, por su esencialidad en la acción y en la descripción de una humanidad y ambiente que destaca la propia vida regional.

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