Música y folclor
El Lago de los Cisnes: cómo surgió esta gran obra de Tchaikovski
Hasta principios de la década de 1890, las partituras para ballet casi siempre eran escritas por compositores conocidos como «especialistas». Compositores virtuosos en la contextura de música ligera, decorativa, melodiosa y rítmicamente clara que estaba en ese momento en boga para ballet. Tchaikovski estudió la música de estos «especialistas» y con evidente rapidez compuso la partitura de El Lago de los Cisnes. Para abril 1876 el trabajo estaba completo. Tchaikovski escribió varias cartas a sus amigos expresando su deseo de trabajar muchos años este tipo de música.
Como mencionamos antes, Julius Reisinger fue el coreógrafo de la primera producción del Lago de los Cisnes, la cual fue estrenada por el ballet Bolshoi el 4 de marzo de 1877 en el Teatro Bolshoi de Moscú.
“El estreno no fue bien recibido, obteniendo una crítica casi unánime acerca de los bailarines, orquesta y escenografía. Por desgracia la magistral partitura de Tchaikovski se perdió en la debacle de la pobre producción. Aunque hubo algunos que reconocieron sus virtudes, la mayoría consideró que era demasiado complicada para ballet. Los propios críticos en general no estaban familiarizados con el ballet o la música, sino más bien con el melodrama hablado. La música de Tchaikovski les pareció «demasiado ruidosa, demasiado wagneriana y demasiado sinfónica».” («El lago de los cisnes», Wikipedia, 2015).
Después de terminar el ballet, se solicitó a Tchaikovsky escribir dos composiciones adicionales más: la primera de estas piezas se describe en la partitura manuscrita como: «La danza de Rusia para el tercer acto del Lago de los Cisnes (por Mme Karpakova.)». Esta danza fue ejecutada por la bailarina principal en todas las producciones de ballet durante la vida del compositor. El segundo número, el Pas de deux, aparentemente fue escrito a petición de otra bailarina, Anna Sobeshchanskaya. Ella no se sentía muy cómoda con la producción del ballet (sobre todo con la coreografía de Reisinger), por lo que, según Pchelnikov se desplazó a San Petersburgo para pedir al balletmaster Marius Petipa coreografiar para ella un Pas de deux, basado en una pieza musicalizada por otro compositor: Ludwig Minkus. Dado que Tchaikovsky, se rehusó a incorporar la música de este último a su ballet, prefirió escribir su propio Pas de deux, preservando la longitud y las divisiones de Minkus (Pchelnikov, 1900, pp. 1080-1084). La incorporación de este segundo número se llevó a cabo finalmente el 28 de abril / 10 de mayo de 1877.
Enterarnos de esta suerte de convenciones o colaboración entre artistas y medios expresivos desde hace tanto tiempo, nos conmueve en muchos sentidos. Confirma varias cosas que nos parecen medulares: la confluencia de medios expresivos distintos desde épocas anteriores al desarrollo de medios electrónicos, el reconocimiento de que la narratividad transmedial no puede prescindir de la complejidad para tener una perspectiva teórica completa, así como del cambio o evolución en la percepción e interpretación del contexto por parte de copartícipes. Lo que los lleva a construir paulatinamente una obra de arte escénica integral y de excelencia, a partir del diálogo entre creadores especializados en lo propio. Una labor de equipo integrado por creadores, libretistas, intérpretes y críticos.
De esa forma se comprende mejor por qué, hacia finales de la década de 1880 y principios de 1890, Marius Petipa, el “premier maître” de ballet de los Teatros Imperiales de San Petersburgo e Ivan Vsevolozhsky, coreógrafo y libretista, consideraron recuperar El lago de los cisnes de la situación en la que se hallaba y sostuvieron conversaciones con el mismo Tchaikovski sobre ello, aunque desafortunadamente, el compositor falleció el 6 de noviembre de 1893.
De cualquier modo, en febrero de 1894 se celebraron dos conciertos conmemorativos en honor de Tchaikovski programados por Vsevolozhsky. La producción incluyó el segundo acto de El lago de los cisnes con coreografía de Lev Ivanov, segundo coreógrafo del Ballet Imperial. Esta coreografía de Ivanov fue aclamada unánimemente por el público y la crítica. Posteriormente, al concentrarse los esfuerzos en el regreso de El lago de los cisnes, Ivanov y Petipa colaborarían eficazmente para ese montaje, encargándose Ivanov del segundo y cuarto actos, mientras que Petipa montaría el primero y el tercero. Ambos pedirían al hermano menor de Tchaikovski, Modesto, que hiciera los cambios necesarios en el libreto del ballet, siendo el más destacado la parte final del ballet: en lugar de que los amantes simplemente se ahogasen por la mano del malvado Rothbart como en el original de 1877, Odette se suicida ahogándose y Sigfrido decide morir también en lugar de vivir sin ella. Rápidamente, los espíritus de los amantes se reencuentran en una apoteosis. Asimismo el ballet pasó de tener cuatro actos a tres, el segundo acto se convirtió en la segunda escena del primer acto (Vsevolozhsky, 1894).
Humberto Ortega-Villaseñor y Leonardo Mora
Universidad de Guadalajara
Acerca de esta publicación: el artículo “ El Lago de los Cisnes: cómo surgió esta gran obra de Tchaikovski ” de Humberto Ortega-Villaseñor y Leonardo Mora, corresponde a unos capítulos extraídos de un ensayo académico publicado anteriormente bajo el título “La transmutación del cisne “.
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