Música y folclor
Rafael Orozco Maestre, una leyenda del vallenato
Quién iba a pensar que ese muchacho tímido nacido un 24 de marzo de 1954, en Becerril, que andaba igual que Hernando Marín montado en un burrito llamado “El Ñato”, que recolectaba agua en dos canecas para distribuirlas a domicilio entre sus vecinos, que más tarde estudió en San Juan del Cesar, en el Colegio San Juan Bautista del profesor Carlos Ariza “Pelongo”, que se hospedaba un semestre donde la señora Carmen Orozco Fernández y el otro donde el señor Manuel Esteban Estrada Maestre (familiares cercanos en San Juan ya que sus padres el señor Rafita Orozco y la señora Cristina Maestre eran oriundos del corregimiento de Zambrano), terminaría siendo el gran artista de la música vallenata recordado como Rafael Orozco.
Rafael continuó sus estudios en el colegio María Concepción Loperena en Valledupar, donde se presentó en la semana cultural quedando como ganador, venciendo a Adalberto Ariño, Diomedes Díaz, Octavio Daza y Juvenal Daza. Allí dio a conocer la canción de Diomedes Díaz, titulada “Cariñito de mi vida”, luego se trasladó a La Paz Cesar, donde terminó el Bachillerato en el Colegio “Ciro Pupo”.
En 1974, conoció al acordeonero Emilio Oviedo, quien amenizaba una fiesta en la feria de Aguachica. Al Maestro Oviedo, la voz le alcanzó para amenizar la primera tanda, y después, Rafael le pidió el favor a Oviedo que lo dejara cantar. Emilio le preguntó si se sabía “El trovador Ambulante”, y él le respondió afirmativamente. Allí inició esta unión, la cual permitió que grabaran dos Larga Duraciones. Luego, viajó a Barranquilla a estudiar administración de Empresas en la Universidad Autónoma del Caribe.
Fue invitado por dos amigos Lenin Bueno Suarez “Leabus” y Carlos Castillo Monterrosa al cumpleaños del Dr. Mario Ceballos Araujo Rector de la Universidad Autónoma, y en esta fiesta conoció al acordeonero Israel Romero “El Pollo Isra”, quien estudiaba Derecho en la Universidad Libre. En esta parranda nació el “Binomio de Oro”, el hecho de que Rafael estudiara Administración e “Isra” estudiara Derecho, les facilitó el poder crear la primera empresa musical del Vallenato ya que eran dos personas organizadas abren una oficina, le realizan contrató a cada integrante del grupo, le pagan sus salarios y prestaciones sociales a través de una nómina, establecen manual de funciones y procedimientos, reglamento interno, marketing y ventas.
Rafael Orozco grabó 23 álbumes musicales en sus diecisiete años de vida artística, dos álbumes con Emilio Oviedo en 1975 -“Adelante” y “Con sentimiento”- y veintiuno al lado de Israel Romero – “El Binomio de Oro” (1976), Por lo alto (1976), Los elegidos (1977), Enamorado como siempre (1978), Súper Vallenato (1979), De caché (1980), Clase aparte (1980), Cinco años de oro (1981), Festival Vallenato (1982), Fuera de serie (1982-1983), Mucha calidad (1983,) Somos el vallenato (1984), Superior (1985,) El Binomio de Oro (1986), En concierto (1987), El Binomio de Oro presenta a Gustavo Gutiérrez, el poeta vallenato, 1988 Internacional, 1989 De exportación, 1990 De fiesta con El Binomio de Oro (1988), De América (1991), Por siempre (temas inéditos, 1992)-. Todas estas obras musicales las realizaron en la casa disquera Codiscos.
Rafael Orozco le grabó a los siguientes compositores Hernando Marín Lacouture, Lisandro Mesa, Sergio Moya Molina, Fernando Meneses, Héctor Zuleta Díaz, Roberto Calderón, Efrén Calderón, Alberto “Beto” Murgas, Rosendo Romero, Israel Romero, Rafael Escalona Martínez, Octavio Daza, Lenin Bueno Suarez, Leandro Díaz, Edilberto Daza, Rafael Manjarrez Mendoza, Máximo Móvil Mendoza, Alejo Duran, Abel Antonio Villa, Luis Enrique Martínez, Romualdo Brito, Miguel Morales, Deimer Marín Jiménez, Marcos Díaz, Hernán Urbina Joiro, Alexander Oñate, Alfredo Gutiérrez, Fabián Corrales, Calixto Ochoa, Gustavo Gutiérrez, Santander Duran Escalona, José Alfonso Chiche Maestre, Aníbal Velázquez, Orangel “el Pangue” Maestre, Iván Ovalle Poveda, Adolfo Echeverría, José Barros, Mateo Torres, Rita Fernández, Fernando Dangond Castro, Luciano Guyo Fragozo, Rubén Darío Salcedo, Julio de la Ossa, Esteban Montaño, José Vázquez “Quevaz”, Vicente “Chente” Munive y Julio Cesar Amador.
El recuerdo de Rafael Orozco Maestre en el día de su muerte
Al cementerio Jardines del recuerdo, en Barranquilla, acuden cada año muchas personas que quieren y estiman al artista, entre ellos sus familiares su esposa Clara Elena Cabello, sus hijas Kely Johana, Wendy y Lorraine, llevan arreglos florales ya que su tumba y los alrededores permanecen adornadas de muchas flores. También lo visitan sus amigos, su acordeonero Israel Romero “El pollo Isra”, sus coristas Juan Piña, Marcos Díaz y José Manuel Corrales, Fabio, Cesar y Alexander los hijos de Fabio Poveda Márquez, Carlos el “El Pibe” Valderrama.
En Valledupar lo recuerdan mucho sus hermanos Ena, Misael, Cochito, Genith, Nehemías y José Joaquín, quienes se encuentran llenos de tristeza y de recuerdos de su hermano querido, así como sus presentadores Jaime Pérez Parodi y Pepe Jiménez, sus cajeros Jorge Zuleta y Rodolfo Castilla, sus bajistas Alcides Torres, José Vázquez “Quevaz”, Luis Ángel “el papa” Pastor, Timbales Nacho García, tumbadora Misael y Rafael Romero, Guacharaca Virgilio Barrera, el asesor de imagen Carlos Rodríguez.
En San Juan del Cesar, lo recuerdan mucho sus amigos Álvaro Álvarez, al igual que los hijos de la señora Ángela María Córdoba “La Coma Cuchi”, entre ellas la profe Sandra.
También lo recuerdan en la calle diez, Luis Alberto Jiménez, Hamilton Daza, Billi Daza, Jorge Rois, Beatriz Bermúdez, Rodolfo Rois, José Gregorio Rois, Gregoria Bolaño, Carlos Rois Caroi, José Manuel Rois, Hermes Francisco Daza y Robert Francis Zúñiga.
En el álbum “Clase aparte” que grabó Rafael en el año de 1980, vino la canción de Voces de acordeones de Tomás Darío Gutiérrez, la cual en una de sus estrofas dice:
“Pero una mano cobarde, manchó unos versos con sangre
quitó la vida a un poeta, hoy desde un acordeón salen
gritos que son inmortales, esta canción la hizo Tomás al compositor Octavio Daza, quien falleció en forma trágica igual que Rafael Orozco en la ciudad de Barranquilla.
Rafael Orozco fue quien bautizó a Diomedes Díaz con el remoquete “El Cacique de la Junta” cuando le grabó la canción “Cariñito de mi Vida” en 1975 al lado de Elberto López.
Rafael, durante sus diecisiete años de vida musical, le cantó a la naturaleza, a la familia, a sus enamoradas, a la mujer, a sus amigos y eso lo dejó plasmado en las más de doscientas canciones grabadas y que lo convirtieron en un cantante inmortal, carismático y más exitoso del folclor vallenato, lo cual le permitió obtener muchos reconocimientos a nivel regional nacional e internacional, y también el título de: “ídolo de las multitudes”.
Ganó tres Congos de Oro en el Festival de Orquestas del Carnaval de Barranquilla, obtuvo 16 discos de oro y dos de platino por ventas millonarias, y fue merecedor de múltiples distinciones y galardones en Venezuela, Panamá y en Estados Unidos. Entre sus canciones inolvidables, podemos mencionar Sólo para Ti, Momentos de amor, Dime pajarito, El Higuerón, Acéptame como soy, La Creciente, Relicario de besos, El Parrandón, No se pedir perdón, El llanto de un Rey, Que será de mí, Habíamos terminado, Te seguiré queriendo, El amor es más grande que yo, Relicario de Besos, Cualquier momento es preciso para amar, Contento y enamorao, Miedo al amor, Nostalgia, Acéptame como soy, Juro que te amo, La candelosa, Mi pedazo de Cielo, Déjame quererte, No pasara lo mismo, Sombras perdidas, Reconozco que te amo, De rodillas, Un poquito más, Se está muriendo un amor, Ritmo Cha cun cha, Mi novia y mi pueblo, Decidí cambiar, Caracas Caracas, como te quiero, Enamorado como siempre, Porque no te tengo, entre otras.
Alcibíades Núñez Manjarres
Sobre el autor
Alcibiades Nuñez
Crónicas del profe
Contador público, magister en Gerencia Financiera, docente de la Universidad de Pamplona y docente en varias instituciones educativas de la Guajira.
1 Comentarios
Excelente artículo, adoro a Rafa y aún tengo muy presente en mi vida su legado musical, que triste su temprana partida por culpa de los violentos; cegaron un talento inmenso y nos privaron de seguir disfrutando de su gran talento.
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